Nelson Polanía, más conocido como Polilla, apareció nuevamente en televisión para hablar de lo que han sido los duros momentos desde la muerte de Fabiola Posada, más conocida como la Gorda Fabiola y con quien estuvo casado durante muchos años. La humorista falleció el pasado 19 de septiembre, dejando un gran vacío en el mundo del entretenimiento, durante más de 30 años se dedicó a sacarle sonrisas a millones de colombianos, hasta que finalmente la de ella se apagó.
Después de varios días, Polilla estuvo como invitado en el programa Día a Día, del Canal Caracol, y habló de cómo ha cambiado su vida tras el deceso de su amada, a quien calificó como su mejor amiga de toda la vida. El artista también aprovechó el momento para hablar, entre lágrimas, de las últimas horas con vida de la Gorda, así como las últimas palabras que cruzaron.
Polanía explicó que la tuvo que dejar en la Unidad de Cuidados Intensivos un día antes de su fallecimiento, es decir, el 18 de septiembre. En ese momento, ocurrió algo muy curioso: fue recibida por los mismos médicos que años antes la atendieron cuando le dieron los cuatro infartos. Además, fue internada en la misma habitación.
“Me despedí de ella a las 10 de la noche y le dije: ‘Mi amor, mira que esto es un buen presagio, tú hace 10 años estuviste aquí con el mismo personal y vas a salir muy bien, ponle cuidado y verás’. Esa fue la última vez que hablamos, nos despedimos, le di un beso, ella estaba muy tranquila”, relató.
Polilla salió ese día del hospital sin saber que sería la última vez que iba a poder hablar con su esposa. Hacia la 1:00 de la mañana, según contó, lo llamaron de la clínica para informarle que estaba muy enferma y que debían ponerle un respirador artificial. Tiempo después, a las 3:00 de la mañana recibió una nueva comunicación en la que le dijeron que los medicamentos no estaban haciendo efecto y que debían ir a despedirse.
Llegaron al hospital con toda la familia y empezó el momento más angustiante de su vida. “Yo entraba al cubículo, salía, me tomaba un café (...) La veía y sabía que ella estaba en ese trance de la entrada la cielo, el infierno, los ángeles”, comentó.
Poco a poco su salud se fue deteriorando más, hasta que finalmente los médicos le informaron que los riñones le dejaron de funcionar y su muerte se acercaba. Ante esto y teniendo presente que la humorista era entregada a Dios, llamó a un sacerdote para que le diera los santos óleos.
“Fue una ceremonia muy bonita y dura, pero lo hicimos. De ahí en adelante siguió ese deceso así tan grande y hacia las 10:45 de la mañana salió la doctora y dijo que el porcentaje de su muerte estaba entre el 90 y el 95 %. Ese fue un momento muy duro, entró toda la familia”, manifestó.
“Logré despedirme de ella, decirle todo el amor que yo le tuve para hacerla feliz”, dijo.