Beyoncé, la reina de la música y cuyo arte ha cambiado la cultura una y otra vez, volvió a brillar en la ceremonia de los Grammy y se sigue afianzando como una de las estrellas mas influyentes del mundo.
El domingo 5 de enero volvió a hacer historia al convertirse en la artista con más premios Grammy, 32 en total, superando al difunto director de orquesta húngaro Georg Solti, quien ostentaba el récord con 31 trofeos.
Hablando entre lágrimas, la artista que lucía un vestido plateado con guantes negros hasta los codos, agradeció a su familia, incluyendo a sus tres hijos y a su esposo Jay-Z.
“Estoy tratando de no ser muy emocional”, declaró Beyoncé al borde de las lágrimas al recibir el gramófono al Mejor álbum de música dance/electrónica.
Rindió homenaje a la comunidad queer, a la que atribuyó la invención del género musical que celebró en su disco “Renaissance”, una oda a los pioneros del funk, soul, rap, house y disco.
Pero para sorpresa de todos y la furia de las redes sociales, Beyoncé se quedó nuevamente sin el gramófono al mejor álbum, que quedó en manos del fenómeno británico del pop Harry Styles. Seis años atrás, Beyoncé había perdido ese mismo premio ante la tambié británica Adele.
Tampoco ha ganado el Disco del Año pese a tener el mayor número de nominaciones en la categoría, con ocho.
Así que la paradoja de Beyoncé continúa: en la misma noche que se consolidó como la más grande de todos los tiempos, continuó siendo la nominada más desairada de la Academia de la Grabación.
Nacida con el nombre de Beyoncé Giselle Knowles en Houston, la artista de 41 años figura en las altas esferas del pop desde la adolescencia.
Saltó al estrellato como parte del grupo Destiny’s Child antes de emprender su exitosísima carrera como solista.
Beyoncé ha desafiado la sabiduría convencional de la industria musical, y es al mismo tiempo una de las artistas más reservada y más observada de la música.
Su álbun “Lemonade”, que destacó la feminidad negra en el contexto de la herencia estadounidense de esclavitud y cultura de opresión, es uno de los proyectos musicales más venerados de los últimos tiempos.
En junio de 2020 lanzó la canción “Black Parade”, aclamada por la crítica, en medio de las protestas nacionales provocadas por el asesinato de un hombre negro desarmado, George Floyd, a manos de un agente de policía blanco.
“Ella es indiscutiblemente la artista culturalmente más importante del mundo”, declaró a AFP Merck Mercuriadis, el magnate de la edición musical y exadministrador de Beyoncé.
Su disco “Renaissance” ofrece una colección palpitante y sudorosa de pistas de club destinadas a liberar a un mundo consumido por el aburrimiento.
En este disco eminentemente bailable, la Reina Bey interpola a Donna Summer y Giorgio Moroder junto a James Brown y el arquetípico sintetizador de “Show me love”, el éxito de Robin S de los años 1990.
El álbum de 16 canciones fue un éxito instantáneo y elogiado por sus profundas ambiciones.
Con información de AFP