En noviembre el príncipe Mohamed bin Salman de Arabia Saudita ordenó un operativo anticorrupción y detuvo a docenas de multimillonarios en el lujoso Ritz-Carlton de la capital, Riad. Entre estos se encontraba el príncipe Alwaleed bin Talal, de 63 años, dueño de la mayor fortuna privada en Arabia Saudita y uno de los hombres más ricos del Medio Oriente. Luego de dos meses de ‘cautiverio’, la cadena BBC investigó las condiciones de esta operación y el estado de varios detenidos, entre estos Alwaleed, y emitió su reportaje en Newsnight. El programa no le cayó bien a Bin Salmán, quien de inmediato armó una operación de prensa y entregó a Reuters un video de Alwaleed en su cuarto, diciendo que lo habían tratado bien. Poco después, Alwaleed acordó pagar al gobierno para recuperar su libertad una suma que, se rumora, ascendió a 6.000 millones de dólares. Como resultado, el sábado pasado retornó a su palacio de 435 habitaciones. Su hija anunció en Twitter que había regresado la luz de su vida, pero muchas voces dudan que todo haya vuelto a la normalidad. Reportes cercanos a la familia indican que Alwaleed no puede salir de su palacio y, además, perderá el control de Kingdom Holdings, la compañía que maneja su fortuna.