Todo parece indicar que el príncipe Harry y Meghan Markle consiguieron lo que querían. Luego de sorprender al mundo con un comunicado publicado en sus redes sociales en el que anunciaban su intención de “dejar de ser miembros senior de la familia real inglesa” y convertirse en una pareja financieramente independiente, la reina Isabel no solo decidió apoyarlos, sino que estableció un periodo de transición durante el cual vivirán entre el Reino Unido y Canadá.  Y aunque no se revelaron los detalles de ese plan y las reglas que deberá seguir la pareja ahora que van a vivir de una forma más autónoma, es claro que muchos aspectos de la nueva vida de los duques van a generar polémica. 

De hecho en Canadá, el país en el cual comenzarán su periodo de transición y donde se espera que terminen viviendo cuando sean independientes ya hay una aguda polémica. Todo porque un diario británico, The Evening Standard, publicó que el presidente de ese país, Justin Trudeau, ya se habría comprometido con la reina a financiar el aparato de seguridad que tendrá que cuidar a la pareja con recursos públicos. Un gasto que, según este periódico, podría llegar a 1.3 millones de dólares por año.  La información coincidió con un artículo de la agencia Reuters, en donde varios expertos en seguridad dijeron que el gobierno canadiense estaría obligado a protegerlos por ley, pues seguirían teniendo estatus real, aunque ya no sean miembros de primera línea de la familia. Esto porque a pesar de ser independiente del Reino Unido, Canadá aún funciona como una monarquía constitucional, en la cual Isabel II sigue siendo la reina. 

De hecho, hoy los canadienses deben pagar con sus impuestos la seguridad de los miembros de la realeza que realizan visitas oficiales. Por esto mismo Larry Busch, un exoficial de la policía canadiense que tuvo a su cargo la protección de líderes mundiales que visitaban ese país, dijo que la pareja no podría rechazar esa protección, así quisieran.  En Canadá, donde solo el 43 por ciento de la población aprueba a la monarquía según una encuesta realizada en 2017, la noticia fue recibida con indignación por una parte de los ciudadanos.  El propio Justin Trudeau ya había dicho en una entrevista realizada el lunes con el medio canadiense Global News que su gobierno jugaría algún tipo de rol en la nueva realidad de Meghan y Harry, pero que aún había “muchos temas por discutir”. 

“Creo que la mayoría de los canadienses son partidarios de que miembros de la realeza vivan aquí, pero sobre cómo va a funcionar en la práctica y qué tipo de costos estarían involucrados, todavía hay muchas discusiones que mantener”, explicó.  Aún no se sabe qué pasará realmente, pero lo cierto es que aunque la pareja quiere ser completamente independiente en sus finanzas, llevar ese deseo a la realidad no será tan fácil.