Sin duda alguna, el sueño de muchas mujeres es casarse con el príncipe de sus sueños y tener la boda soñada. La cuestión es a qué costo.
En Inglaterra, una mujer de 29 años engañó tanto a su familia como a sus amigos, diciendo que estaba padeciendo un cáncer terminal y que, por lo tanto, su último deseo era tener la boda que siempre soñó con el amor de su vida.
Fue tan grande el engaño, que la británica se rapó la cabeza para supuestamente demostrar los daños que empezaba a dejar la enfermedad en su cuerpo y alcanzó a conceder algunas entrevistas en medios donde aseguraba que le quedaban al menos dos meses de vida.
Además, aseguraba que otro de sus deseos era que su papá, quien sí padecía de cáncer, la entregara en el altar a quien sería su esposo. Sin embargo, su padre terminó falleciendo y dejándole a su hija un conmovedor video, a propósito del sueño que ella decía tener.
Por lo tanto, según el diario Mirror, muchas personas se conmovieron con esta mujer y recaudaron 8.500 libras, más de 11.300 dólares para que ella pudiera llevar a cabo la soñada boda que contó con 150 invitados. A su vez, tuvo la oportunidad de disfrutar su luna de miel en Alemania, República Checa, Austria, Hungría e Italia.
Transcurrieron los días y luego apareció un post en Facebook donde decía que la mujer finalmente había fallecido rodeada de su familia y amigos. Sin embargo, los cibernautas quedaron sorprendidos luego de que, poco después, ella misma saliera a decir que era mentira y que su cuenta había sido hackeada.
No obstante, todo quedó al descubierto cuando en abril ella apareció de nuevo en las redes sociales diciendo que había resultado contagiada con la covid-19 y, preocupados sus seguidores, le empezaron a preguntar por su salud, teniendo en cuenta que supuestamente también estaba enfrentando un cáncer. Al final, la mujer no pudo sostener el engaño y les reveló que todo se trató de una mentira.
Ahora la mujer se encuentra enfrentando un juicio en Inglaterra y tendría que devolver el dinero a las personas que engañó y donaron dinero para que ella pudiera cumplir su sueño.
A propósito del matrimonio, un reciente estudio encontró que estar casado no produce más dicha personal. De ese modo, el trabajo desvirtuó más de 40 años de investigaciones que aseguraban que estar casado abría la puerta a la felicidad.
El nuevo hallazgo, por el contrario, establece que el nivel de felicidad depende del temperamento de cada cual. Unos están hechos para vivir solos, y otros, para permanecer acompañados. Además, las personas nacen con un grado de dicha que se mantiene más o menos fijo durante toda la vida. El matrimonio no cambia mucho ese coeficiente.
Los autores, el psicólogo William Chopik y la estudiante de maestría Mariah Purol, ambos de la Universidad de Michigan, cuantificaron el nivel de felicidad de los casados, los divorciados y los solteros. Buscaban determinar si el amor y la convivencia traían bienestar a las personas según el estado civil. “La gente con frecuencia piensa que necesita estar casada para ser feliz. Entonces preguntamos eso: ¿los casados son más felices? ¿Necesitamos ir al altar para estar mejor? ¿Qué pasa cuando la gente fracasa en ese matrimonio?”, cuentan.
Para averiguarlo, reclutaron a más de 7.500 voluntarios de entre 18 y 60 años. Un 79 % de la muestra correspondía a personas casadas una sola vez, 8 % no se habían casado o ya se consideraban solterones, y el 13 % restante tenían relaciones intermitentes, se habían casado y divorciado varias veces o habían quedado viudos.
A todos les dieron una encuesta para determinar quién estaba más contento en ese momento. Los casados establecieron su felicidad en 4 de un máximo de 5 puntos; los solteros tuvieron un puntaje de 3,82, y los demás, 3,7. Evidentemente, el grupo de casados resultó el más feliz de los tres, pero por un margen que los investigadores consideraron poco significativo en términos estadísticos. De esta manera, los científicos concluyeron que cualquiera de esos estados ofrece una felicidad similar.
Ese resultado asombró porque durante mucho tiempo las investigaciones señalaban al matrimonio como una de las claves para alcanzar la dicha. Por ejemplo, la Oficina de Estadística en Gran Bretaña dedujo en un estudio de antaño que estar casado o tener una relación estable por muchos años era el principal factor para ser feliz, y solo lo superaba la buena salud y el empleo.
Otros trabajos infieren algo similar. Uno realizado por Shawn Grover y John Helliwell, del Vancouver School of Economics en Canadá, encontró que estar casado brinda un efecto positivo en el bienestar que dura toda la vida. Esa felicidad crecía aún más si los miembros de la pareja se veían mutuamente como su mejor amigo. Matthew Dupre, en 2009, encontró que los casados eran más felices que los solteros y los viudos o separados. Y el investigador David G. Myers concluyó en el año 2000 que la satisfacción en el matrimonio permite predecir la dicha de las personas.
Otros trabajos revelan que casarse provoca una cascada de beneficios, como más amigos y relaciones sociales de mejor calidad, y, por lo tanto, una red de apoyo más extensa. Y no solo eso, algunos estudios encontraron que los casados viven más y son más saludables. Lo contrario, ser soltero, es un factor de riesgo para la salud.