“Gran parte de los negocios en Silicon Valley están sucediendo afuera de la oficina, en la fiesta, en el bar, en el lobby del hotel. Y a veces en el jacuzzi”, dijo la periodista Emily Chang a la CBS, acerca de su polémico libro Brotopia: Breaking Up the Boys’ Club of Silicon Valley. En 317 páginas, Chang expone y cuestiona un problema que va más allá de los excesos y las fiestas: las relaciones de poder entre los hombres poderosos, que un día fueron discriminados como nerds solitarios, y las mujeres que buscan abrirse paso en la industria.
La periodista Emily Chang le siguió la pista a las conductas de los empresarios de Silicon Valley durante dos años. Puede leer: Estos son los otros Silicon Valley del mundoEl capítulo que más llamó la atención fue difundido por Vanity Fair, y describe cómo las celebraciones han impuesto una secuencia que la reportera resume en: “comida, drogas, sexo, repetir”. “Sabes cuándo se trata de ese tipo de fiesta”, le dijo un inversionista a Chang, y agregó que: “En fiestas tecnológicas normales, casi no hay mujeres. En este tipo de fiestas, hay toneladas de ellas”. Las invitaciones que se difunden a través de redes sociales como Snapchat, donde no queda registro, son dirigidas estratégicamente a mujeres jóvenes y atractivas, con una medida de mínimo dos por cada hombre.Después de una cena de tres platos viene una barra libre de drogas, que incluye píldoras de éxtasis con los logotipos de compañías tecnológicas y ayuda a que los asistentes se desinhiban para los encuentros sexuales. No hay chance para negarse ante estos festejos temáticos: “Estás condenado si lo haces, y maldito si no lo haces”, confesó una empresaria que reconoció lo improbable que resulta conseguir financiaciones para proyectos o investigaciones cuando se participa en las celebraciones, y lo complicado que resulta permanecer en el negocio si se rechaza una de estas invitaciones.Le sugerimos: Las "drogas inteligentes" de moda en Silicon ValleyAlgunos apartes de la publicación permitieron establecer que en una de las fiestas narradas se encontraba Elon Musk, fundador de Tesla y Space X, que ocupó titulares por el reciente lanzamiento del cohete más potente del mundo, el Falcon Heavy. Sus representantes aseguraron que al empresario le pareció que se trataba simplemente de una “fiesta corporativa con un tema de disfraces”, lejos de ser una fiesta sexual.
Para el empresario Elon Musk, uno de los asistentes a las famosas fiestas de la meca tecnológica, se trataba de una simple “fiesta corporativa con un tema de disfraces”.La tesis que propone Chang va más allá de los detalles de las orgías y el consumo de drogas. Lo que asegura esta periodista es que Silicon Valley no es la materialización de un ambiente liberal y progresista, sino la muestra de una cultura empresarial que no parece avanzar al ritmo de la innovación tecnológica. Cuando la industria estigmatizaba a los profesionales del campo como chicos listos y reprimidos nadie previó que en unos años podrían convertirse en millonarios y poderosos empresarios. Ahora, buscan demostrar que también pueden desinhibirse y gozar la buena vida.Le recomendamos: Las sorprendentes inversiones de la multimillonaria y enigmática viuda de Steve JobsDespués de dos años y más de 20 entrevistas, Chang busca mostrar que no todas las personas que hacen parte de esas corporaciones se sienten cómodas con el ambiente y las dinámicas de poder, en especial las mujeres, que ocupan el 25 por ciento de los puestos de trabajo en esa industria, aunque solo el 7 por ciento son inversoras. “De lo que estamos hablando es de un mal comportamiento que no solo se tolera, sino que se ha normalizado”, dijo la autora a TechCrunch.