Arma fría”, fue la frase que gritó el asistente de dirección Dave Halls en el set de Rust cuando le entregó al actor Alec Baldwin, de 63 años, una vieja Colt para la grabación de la escena número 121 de este western. Eso, en el argot cinematográfico, indica que el arma es segura. En ese momento, la historia de ficción que él protagonizaba (trata de las consecuencias que debe vivir un hombre que asesina a alguien de manera accidental) se convirtió en una tragedia real.
En la iglesia donde se grababa la escena había un poco más de diez personas, entre las que estaban el director y libretista Joel Souza, la directora de fotografía Halyna Hutchins, los actores Jensen Ackles, Swen Temmers y Travis Hammer, así como Baldwin, su doble Blake Teixeira y su jefe Allan Graf.
Baldwin estaba sentado en una banca y se disponía a ensayar cómo sacar el arma para la toma. Su idea era hacer algo típico en las viejas cintas del Oeste que consistía en usar la mano opuesta a donde se encontraba enfundada el arma. Segundos después, Baldwin hizo el movimiento y, aparentemente, apuntó hacia la cámara y disparó una ronda de tiros.
Halyna recibió uno en el pecho y cayó al piso después de quejarse de no sentir las piernas y de un fuerte dolor en el estómago. Souza, que estaba detrás de ella, solo recuerda haber visto sangre en su hombro. La misma bala se había alojado allí. Las producciones suelen utilizar pistolas reales cargadas con espacios en blanco, que pueden ser peligrosas, ya que involucran pólvora, un cartucho y un pedazo de papel o cera. Así logran una llama y una chispa de apariencia realista.
Pero cuando las personas resultan heridas por armas de fuego en un set, generalmente son quemaduras en la mano. En este caso era evidente que algo había salido muy mal. El arma en realidad estaba caliente, es decir, contenía balas de verdad y no de salva.
Hutchins fue llevada al hospital de la Universidad de Nuevo México en Albuquerque, donde murió al llegar, mientras que Joel Souza fue hospitalizado en el Christus St. Vincent Regional Medical Center en Santa Fe, donde más tarde fue dado de alta. Lo que ha transcurrido desde entonces es un drama de grandes dimensiones que recordó otras tragedias en el set como la de Brandon Lee, hijo de Bruce Lee, quien murió casi 30 años atrás, cuando un actor le disparó con balas reales y no de salva. En el accidente de Rust la víctima fue Hutchins, una fotógrafa ucraniana de 42 años que estaba casada y tenía un hijo de 10 años.
Como era de esperarse, la tragedia puso de nuevo sobre la mesa el debate del uso de armas reales en el plató, cuando ya existe la tecnología para lograr un efecto visual y auditivo real sin ellas. El actor Alec Baldwin, famoso por su interpretación del ejecutivo de televisión Jack Donaghy en la serie 30 Rock, está devastado, canceló todos sus proyectos y se encuentra retirado temporalmente junto a su esposa, Hilaria, y sus seis hijos. Muchos están acompañando a Halyna y a Baldwin, aunque no ha faltado quien aproveche la oportunidad para sacar provecho político.
Donald Trump Jr., por ejemplo, vende camisetas a 28 dólares cada una con la frase “Las armas no matan a la gente. Alec Baldwin mata a la gente”, un gesto que se entendió como una venganza ante la personificación que hizo Baldwin del presidente Donald Trump en Saturday Night Live.
Pero en este asunto es la Policía la que debe esclarecer lo que sucedió, y en esa investigación han surgido serias evidencias de las pobres condiciones de trabajo y seguridad en las que se filmaba la película.
Algunos miembros de la producción, como el actor Ian Hudson, han mencionado que la inseguridad con las armas era tal, que a menudo revisaban las suyas y en ocasiones evocaban la tragedia de Brandon Lee en el set de The Crow. Serge Svetnoy, encargado de electricidad en el plató, dijo en un mensaje en Facebook que la culpa de la muerte de Halyna era la negligencia y la falta de profesionalismo en el set de Rust, cinta de la cual Baldwin es también productor.
“Para ahorrarse un céntimo contrataron personas sin las credenciales para desarrollar un trabajo peligroso y eso puso en riesgo la vida de otros”. Eso lo confirmó Neal Zoromski, un veterano director de utilería que fue llamado a trabajar en Rust. Cuando exigió por lo menos cuatro personas más para el manejo de las armas le negaron su petición, ante lo cual decidió declinar la oferta.
Dice que muchas alarmas se prendieron en esa entrevista de trabajo, y todas le indicaban que podría haber un accidente. De hecho, en días anteriores a la tragedia hubo un incidente en el cual el doble de Baldwin disparó dos rondas de balas de verdad sin saberlo, pero nadie resultó herido.
Lo más sorprendente ha sido conocer que algunos miembros de la producción se iban en sus ratos libres a practicar tiro al blanco con las pistolas del set cargadas con balas reales.
Como si eso fuera poco, varias fuentes le dijeron a TMZ que la misma pistola Colt que se disparó en las manos de Alec Baldwin había sido utilizada de manera recreativa unas horas antes. Otros dijeron que almacenaban munición real y blancos en la misma área en el set, lo que pudo generar confusiones.
La Policía, además, encontró más de 500 rondas de munición en el set. Esto ha llevado a que en la investigación dos personas estén bajo un mayor escrutinio: Hannah Gutierrez-Reed, de 24 años, quien supuestamente era la encargada de utilería y debía preparar la pistola de Baldwin, y Dave Halls, el asistente del director que gritó “cold gun” y quien confesó que no había revisado el arma. De ella se ha dicho que era una novata en el tema y muy imprudente con las armas.
Este era su segundo trabajo después de estrenarse en The Old Way, protagonizada por Nicolas Cage. Aunque es hija de un reconocido director de utilería llamado Thell Reed, algunos testigos señalan que Gutierrez-Reed cargaba las armas de una manera poco segura y que en otra oportunidad le entregó un arma a la actriz Ryan Kiera Armstrong, de 11 años, sin realizar la inspección adecuada.
Sobre Halls, muchas fuentes dicen que ya tenía quejas formales por sus descuidos e incluso fue despedido de una producción por esa razón. “Se supone que era nuestra última línea de defensa y nos falló”, dijo una de las fuentes.
A manera de resumen, Larry Zanoff, un veterano armero que ha trabajado en cintas como Django Unchained, señala tres errores fatales: el primero es que nunca debió haber rondas en vivo en un set de película. El segundo, cada persona en un set tiene derecho a inspeccionar un arma antes de dispararla y, por último, no hay ninguna razón para que el director y la encargada de fotografía estuvieran frente a un arma que un actor está disparando. Pero, sobre todo, destacó que las pautas de seguridad eran muy laxas.
A la compañía productora de la película Rust, Movie Productions LLC, se le acusa de fallas de producción de arriba abajo, pero en un comunicado su vocero dijo que “la seguridad de nuestro elenco y equipo son nuestra máxima prioridad” y que trabajan en una completa investigación sobre este trágico evento. Probablemente la pesquisa concluya que todo fue resultado de una ‘cascada de errores’ en las que estarían involucradas varias personas.
Aun así, Robbie Collin, crítico de cine para el diario The Telegraph, señala que “muchos prendieron las alarmas, pero se ignoraron”. Por eso espera que el tiroteo de Rust provoque un punto de inflexión que lleve a la prohibición de armas reales en los rodajes de una vez por todas. Además, la investigación criminal permanecerá activa y aún no se descarta que se levanten cargos contra Baldwin por homicidio involuntario tras todas las fallas y la complacencia frene a ellas dentro del set.