No han sido fáciles las últimas semanas para Alejandro Estrada, el actor cucuteño que sin buscarlo terminó convertido en el protagonista de miles de titulares de la prensa del país por cuenta de la participación de su esposa, la también actriz Nataly Umaña, en el reality La casa de los famosos Colombia, que por primera vez se hacía en el país y que salió al aire, tras una larga expectativa, el pasado 11 de febrero.
Nataly, a quien los colombianos han visto en producciones como Dejémonos de Vargas, Las detectivas del Víctor y Chichipatos, era una más de los 22 famosos que desde ese día asumirían el encierro y el reto de convivir durante cuatro meses con desconocidos.
Y vivía ese reto igual que los demás hasta que tuvo que participar de una de las actividades del programa. Todo comenzó en uno de los capítulos más recientes del reality que ha acaparado el rating de las noches en el país, en el que varias de las celebridades, divididas por parejas, debían recrear una escena de la exitosa telenovela Ana de nadie, que se emitió el año pasado por el canal RCN.
La escena, curiosamente, calzaba perfecto para Nataly Umaña, quien debió encarar el papel de una mujer que se enamora de un hombre mucho menor que ella. Su compañero de set fue Miguel Melfi, un artista panameño poco conocido en Colombia y que ya había participado en realities internacionales. En la vida real, la diferencia de edad entre ambos es de once años.
Tras esa prueba, que implicaba incluso darse un beso apasionado y que vieron miles de televidentes en vivo, fue evidente que entre los dos participantes había surgido algo más allá del compañerismo de quienes conviven en la casa, cuyo día a día se emite en vivo, las 24 horas, mediante la plataforma ViX.
Desde entonces, capítulo tras capítulo, los espectadores que siguen el polémico reality presenciaron comprometedores momentos entre la actriz tolimense y Melfi—a secas, como ya lo llaman todos en el país— en los que no faltaban las caricias, los besos, las miradas cómplices y hasta las palabras de amor.
El rumor de una infidelidad por parte de Umaña, casada desde hace doce años con el también actor Alejandro Estrada, se regó como pólvora. No ha dejado de ser tendencia en las redes sociales por varios días y tema de conversación para muchos colombianos.Y mientras afuera de la casa el escándalo no paraba de crecer, al interior del reality Melfi y Umaña se hacían cada vez más cercanos y no cesaban en sus expresiones de afecto.
En algún momento, la propia Nataly confesó que, antes de aceptar el reto de encerrarse junto con otras celebridades en La casa de los famosos, su matrimonio —en apariencia, uno de los más sólidos del mundo del entretenimiento en Colombia— estaba en crisis, pese a que ella y su esposo habían renovado sus votos en 2023 en una ceremonia en Aruba.
En diálogo con Melfi y consciente del escándalo, la actriz le dijo al cantante: “Me encantó haberte conocido, haberme muerto de la risa contigo, la Nataly que volví a reencontrar en este reality; volví a ser una niña, a reírme por estupideces, a no estar amargada”, dijo.
Y enseguida afirmó que había sido una “total bendición” estar con un hombre que la ha respetado “hasta el final”, refiriéndose a su esposo. No obstante, también reconoció que necesitaba que “algo pasara para tomar la decisión” de poner fin a su relación con el cucuteño.“Infortunadamente, el amor no lo es todo y lo hemos intentado mil veces, con amor. Lo más lindo de nuestra relación de 12 años es que nunca ha habido una persona de por medio. Tampoco le he puesto el cuerno”, expresó la participante.
En medio de especulaciones que iban y venían, Estrada se mantuvo en silencio. Pero, días después, decidió aceptar la invitación de ir personalmente a la casa en la que se graba el programa y encarar directamente a su esposa, ante la sorpresa de participantes y televidentes.
“Ella ya lo decidió”
Estrada, también modelo, empresario y líder de una empresa oftalmológica, cuenta que el futuro que emprenderá con Nataly será una decisión que tome “en privado”, pese a que en el reality él mismo dio a entender que daba por terminado su matrimonio y hasta le devolvió a la tolimense el anillo de bodas. Pero deja claro que aguarda por el día en que pueda darle a ella “la oportunidad de contar su versión de la historia. Sin juzgar, porque ha sido mucho el amor que hemos compartido en estos doce años”, aseguró el actor.
Y todo parece indicar que ese momento llegará pronto: esta misma semana —después de que incluso la madre de Melfi ingresara a la casa para aconsejar a su hijo sobre la inconveniencia de su relación con Nataly— la actriz y el cantante panameño fueron sentenciados a eliminación por parte de Julián Trujillo, otro de los participantes. La decisión de la partida de ambos del programa estará en manos de los propios televidentes, en el capítulo de este domingo.
Alejandro no niega que ha “visto todas las noches el reality”, pero que él fue el primero en sorprenderse cuando su esposa comenzó a hablar de la relación de ambos y de las crisis que él considera puede atravesar cualquier matrimonio: “Eso pudo haberse expresado en la privacidad del hogar, antes o después de la participación de Nataly en la Casa. Porque siempre, en cualquier relación, lo más importante debe ser la honestidad”, dijo el protagonista de Tu voz estéreo. Estrada siente que en medio del escándalo, “lo mejor es hacerme a un lado de su vida, es una decisión que ya tomé y es un ciclo que considero ya terminado. A ella le retiré todas mis promesas porque en el fondo ella ya lo decidió”.
Agrega que en este momento de su vida no está pensando en ninguna otra relación, pues todo está muy reciente. Hay muchas heridas. Quiere tomarse un tiempo “para pensar en mí mismo y sanar”.Ante la inesperada visita de su ahora expareja, Nataly Umaña le dedicó unas sentidas palabras: “Alejo, te pido perdón, a tu familia, a mi familia y a nuestros amigos, porque yo sé que todos se deben estar preguntando qué fue lo que pasó, porque ante los ojos de ellos éramos perfectos, y tú, cómo negarlo, has sido un hombre maravilloso”, expresó Nataly, entre lágrimas, ante las cámaras del reality, en medio de una novela de la vida real a la que le faltan más capítulos por escribirse.