Después de estar alejada de las cámaras por cerca de cuatro años, la actriz Renée Zellweger asistió a una fiesta organizada por la revista Elle en Los Ángeles y causó revuelo. Pero no lo hizo por una nueva actuación brillante, sino por el dramático cambio de su rostro, evidente en las fotos publicadas, que se volvieron virales. Varios medios sostienen que pasó por el quirófano para reducir sus incipientes arrugas y obtener un aspecto más delgado, pero la actriz de 45 años lo desmintió y le dijo a la revista People que los cambios se deben a que mantiene un estilo de vida más saludable y más feliz. La rubia también describió como absurda la reacción de los medios. “Estoy contenta de que la gente piense que me veo diferente”, dijo la ganadora de un premio Oscar a mejor actriz de reparto por la película Regreso a Cold Mountain en 2004. Pero nadie le creyó. El hecho volvió a poner sobre el tapete el debate sobre qué tan temprano es recomendable recurrir al bisturí, pues el riesgo de perder la identidad puede ser mayor que los beneficios.