La chef colombiana Leonor Espinosa sigue en el top de los mejores de la gastronomía mundial: este año, de nuevo, su restaurante Leo fue elegido como parte de la prestigiosa lista The World’s 50 Best Restaurants, que eligió los 50 mejores restaurantes del mundo, en una ceremonia que tuvo lugar este martes en Valencia, España, en su vigésima primera edición
Leo, ubicado en Chapinero, en la capital colombiana, terminó en el puesto número 43. Otros restaurantes latinoamericanos que fueron destacados fueron la parrilla argentina Don Julio, del chef Pablo Rivero, que se situó en el puesto número 14, y el chileno Boragó, ubicado en la ciudad de Santiago, de Rodolfo Guzmán, en el 29, con una fuerte subida de 14 posiciones.
Espinosa había sido reconocida el año pasado como la mejor cocinera del mundo en este mismo certamen, un galardón que en esta ocasión recayó en la mexicana Elena Reygadas, cuyo restaurante Rosetta entró en la lista en el puesto número 49.
Los mejores del mundo
El gran ganador de la velada fue el restaurante peruano Central, con sede en Lima, que se convirtió en el número uno de la lista. En segundo lugar quedó el español Disfrutar, de los chefs Mateu Casañas, Oriol Castro y Eduard Xatruch.
Central es liderado por los chefs Virgilio Martínez y Pía León. Y este 2023 pasó de la segunda a la primera posición de esta lista.
El top cinco se completa este año con otros dos restaurantes españoles, el madrileño Diverso, de Dabiz Muñoz, y el vasco Asador Etxebarri, del chef Bittor Arginzoniz, y con el danés Alchemist, de Rasmus Munk.
The World’s 50 Best Restaurants arrancó hace 21 años. Es un proyecto que fue ideado en 2002 por la revista británica Restaurant Magazine, editada por el grupo de medios William Reed Business Media. Al comienzo, fue solo una publicación dentro de la revista para convertirse después en una gala anual, que se considera la cita anual más potente del sector gastronómico global.
“El Gobierno nos ha dejado solos”: la chef Leonor Espinosa habla en SEMANA del duro momento que vive el sector gastronómico
SEMANA: uno de los sectores más afectados por la pandemia fue el gastronómico. ¿Cómo la golpeó a usted?
L.E.: igual que a los restaurantes de todas las categorías, desde el restaurante de carretera y el puesto de la calle hasta los de alta cocina. Sobrevivieron aquellos con un concepto de cocina coherente. Mi gente y yo nos quedamos haciendo alta cocina y nos tocó cerrar Misia, de cocina tradicional, porque los gastos eran altos. Un restaurante no tiene en una cuenta grandes sumas de dinero porque vive afectado por los impuestos. Pero los restaurantes tienen un componente más allá del valor económico y es la pasión de un cocinero que cree en su propuesta.
SEMANA: ¿por qué es tan difícil hacer empresa gastronómica en Colombia?
L.E.: Por los altos costos económicos. Los arriendos en la pandemia fueron un cáncer. Faltó solidaridad. Existe una burbuja inmobiliaria alrededor de los arrendamientos para el comercio. Sumado a que el costo operativo de un restaurante es elevado. Y alquilar para un restaurante te sale más costoso porque los dueños piensan que los van a deteriorar más. Lo grave son los altos impuestos para quienes hacemos empresa y se va a poner peor con la reforma tributaria y la inflación.
SEMANA: como líder del sector, ¿ha buscado plantearle esa angustia al Gobierno?
L.E.: El sector no está unido. Hay una entidad, Acodres, pero no reúne a todos los restaurantes, solo a un subsector de categoría media hacia abajo. Pero no han sumado a los grandes empresarios de restaurantes o de la hotelería. No hemos podido en contra de la ley del vino, por ejemplo. Están por encima intereses del Estado frente a favorecer el monopolio rentista que favorecer al sector de los restaurantes.
SEMANA: se le siente pesimista, Leo...
L.E.: mucho. Si pensara desde la individualidad, diría: Leo es destino gastronómico y yo vivo de otro público, pero no me debo hacer la de la vista gorda. Hay otros restaurantes que no lo son y que viven del mercado local. Y el consumo ha bajado. ¿Qué es lo que la gente primero recorta en las crisis? La ida a restaurantes. Y eso se va a reflejar en los resultados del primer trimestre del año. La cancelación de dos aerolíneas, por ejemplo, impactará a esos turistas que visitaban ciudades colombianas para disfrutar de sus cocinas.
SEMANA: ¿el Gobierno los ha dejado solos?
L.E.: ¿cuál Gobierno? No tenemos un Gobierno, un presidente, un norte. Y no es que Leo Espinosa sea opositora, de izquierda o derecha. Soy una empresaria que vive todos los días la realidad de este país. Por eso, soy pesimista, no hay una política clara. Estamos viviendo lo que se vivió en Bogotá cuando Petro era alcalde. Él no se preocupa realmente por gobernar, y por los empresarios, menos. Se preocupa por sus redes sociales y otras cosas. Colombia necesitaba un cambio y muchos creyeron en eso, pero la corrupción en este gobierno sigue igual o peor. Y en el sector hotelero y de restaurantes la cosa se va a poner maluca.
SEMANA: ¿qué ha sido lo más difícil como empresaria en medio de esta crisis?
L.E.: Leo no es un restaurante asequible a la gente, me habría encantado que lo fuera. Está dentro de la categoría del lujo. Pero eso no significa que me llene los bolsillos. Compro productos locales, apoyo a pescadores para que mis productos sean de la mejor calidad, capacito a mi equipo para que hable inglés, pago buenos salarios. Somos 60 personas. Pero una empresaria que hace bien las cosas como yo a nadie en este Gobierno parece importarle.