“Yo, antes de juez, soy persona”, fueron las palabras con las que la jueza de la República Vivian Polanía se pronunció en medio de la controversia que desataron las explícitas fotografías que comparte a través de su cuenta personal en Instagram de sus atributos, su cuerpo de atleta, sus tatuajes, así como de sus rutinas diarias de crossfit, que han inquietado a más de uno y que han abierto un debate sobre los límites a la expresión de la personalidad por los funcionarios del Estado.

De hecho, al tiempo que crece la polémica por las fotos, recientemente sus superiores del Consejo Seccional de la Judicatura de Norte de Santander expidieron una circular en la que le recuerdan los deberes y las prohibiciones que deben acatar los funcionarios judiciales de acuerdo con la Ley Estatuaria de Administración de Justicia. Uno de estos destaca el cuidado de la presentación personal: “Cuidar de que su presentación personal corresponda al decoro que debe caracterizar el ejercicio de su elevada misión”, dice el documento.

Esta situación llevó a que a Vivian Polanía, quien desde hace dos años se desempeña como jueza primera penal municipal con funciones de control de garantías en Cúcuta, le abrieran una investigación por parte de la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del mismo Consejo Seccional. Según Martha Cecilia Camacho Rojas y Calixto Cortés Prieto, los magistrados que tomaron la determinación, la jueza podría estar inmersa en una conducta que compromete la dignidad de la administración de justicia.

Es por este motivo que la jueza bogotana Vivian Polanía concedió una entrevista exclusiva a CNN en Español en la que enfatizó en que en su cuenta personal de Instagram no habla de nada que sea jurídico porque se trata de una red social y tiene otras finalidades. De esa manera, refirió que tiene el derecho de publicar los detalles de su vida privada que desee y advirtió que no piensa cambiar. “Desde ya lo advertí”, dijo.

“Respecto a mi ropa y a mi forma de vestir, es el libre desarrollo de la personalidad. Estoy absolutamente en desacuerdo. No todos los jueces, funcionarios, empleados, personas, son iguales”, confesó Polanía para CNN en Español, y también rechazó las actitudes que han tomado las personas que han criticado sus publicaciones en sus redes sociales.

La jueza penal que se salió de la toga

Vivian Polanía identificó su pasión por el derecho penal tras realizar un voluntariado en un centro de reclusión para menores durante sus últimos años de bachillerato en un colegio jesuita. En esta área cursó su consultorio jurídico mientras estudiaba leyes en la Universidad Católica y le sirvió para tener claro a qué quería dedicarse.

Así las cosas, empezó trabajando en la Sala Penal del Tribunal Superior de Bogotá, donde fue auxiliar del magistrado Carlos Héctor Tamayo. Posteriormente, se trasladó al juzgado 24 penal municipal de la misma ciudad y, luego de un par de años de trabajo, consiguió el ascenso a secretaria general. También asesoraría a la Sala Disciplinaria del Consejo Seccional de la Judicatura en la capital del país.

Por cosas de la vida, terminó mudándose a la ciudad de Cúcuta, en donde encontraría una actividad extra que se convertiría en una gran pasión: el ejercicio. Por eso, la jueza Polanía decidió invertir buena parte de sus ratos libres en el crossfit, una modalidad de entrenamiento físico que consiste en hacer esfuerzos intensos que, a fuerza de empeño, van tallando el cuerpo. De hecho, su influencia ha llegado al punto de que marcas deportivas, algunas extranjeras, la contactan para regalarle productos a cambio de que ella los promocione en estos espacios.