Netflix no suele entregar sus cifras ni entregar datos de cuántas personas ven sus producciones (ni siquiera sus más grandes éxitos como House of Cards, Stranger Things o The Crown). Pero a finales del año pasado, esa empresa de streaming sorprendió a muchos con una excepción: anunció en Twitter que, en solo siete días, más de 45 millones de cuentas en todo el mundo habían visto Bird Box, una de sus nuevas películas. No era para menos: con esa cifra, la cinta dirigida por Susanne Bier no solo se convirtió en el estreno cinematográfico más exitoso de Netflix en su historia, sino que también superó a otras películas como Roma, estrenada al mismo tiempo pero con mucha más prensa y comentarios favorables de los críticos. Le puede interesar: Bird Box Challenge: un reto que pone en riesgo su vida Detrás de ese éxito no solo está Netflix, la plataforma que cambió la forma de ver cine en el mundo y demostró que sus películas pueden competir de tú a tú con los estudios de Hollywood. También está la mano de una de las actrices más icónicas de los últimos 30 años: Sandra Bullock. La norteamericana, de 54 años, produjo y protagonizó la cinta, en la que representa el papel de una madre desesperada por proteger a sus hijos de unas criaturas desconocidas que hacen que quien las vea se suicide. Una apuesta arriesgada por la trama y por la plataforma, pero que demuestra, una vez más, su olfato para el mundo del cine y la televisión. Pero no todo en la vida de Sandra Bullock ha sido fácil. Más bien ha alternado el éxito con los fracasos y las desdichas. Creció en Alemania –en una casa plena de libertades y arte– con sus padres, una cantante de ópera alemana y un músico estadounidense. Pero cuando regresó a Estados Unidos tuvo que hacerle frente al bullying y el acoso en su colegio. Esa etapa de su vida, según dice, le forjó una personalidad de hierro y le ayudó a desarrollar el sentido del humor que la haría famosa más tarde. Sandra empezó su carrera de actriz a finales de los años ochenta en películas de bajo presupuesto y comedias para la televisión. Pero dio el gran salto con Máxima velocidad (1994), una cinta de acción que protagonizó junto a Keanu Reeves, en la que desempeñó el papel de una rehén que debe manejar un bus a más de 80 kilómetros por hora para evitar que estalle una bomba instalada en el vehículo. Las buenas críticas y la recepción del público la convirtieron en una figura de Hollywood, y ahí comenzó a protagonizar comedias románticas como Mientras dormías (1995) y thrillers como La red (1995). La sorpresiva muerte de su madre, en la misma época en que comenzaba a disfrutar las mieles del éxito, la cambió para siempre. A partir de entonces, y consciente de que debía aprovechar su momento de fama, decidió fundar con su padre y su hermana su propia productora de cine y televisión, Fortis Film. Con ella cosechó algunos de sus roles más recordados, como la inolvidable Miss Simpatía (2000), en donde interpreta a una ruda agente del FBI que se inflitra en un concurso de belleza. Desde entonces, y aunque la empresa familiar ya no existe, sigue produciendo la mayoría de sus películas. A finales de la década pasada le dio un giro radical a su carrera. Aunque seguía apareciendo en comedias y películas románticas, sus mayores éxitos llegaron con dos dramas: Crash (2005) y, sobre todo, The Blind Side (2009), que le valió su primer Óscar como mejor actriz protagónica. Pero como es costumbre en su carrera, las luces llegaron con sombras: una semana después de haberle dedicado el premio a su esposo, Jesse James, comenzaron a aparecer rumores de las infidelidades de este con varias mujeres de la industria. El asunto le causó una crisis tan grande, que se separó de James y decidió adoptar sola a su primer hijo: Louis, un bebé afroamericano. Cinco años después adoptó a su segunda hija, Laila, en un orfanato estatal. La maternidad la cambió y le dio nuevos bríos. Hoy, defiende el feminismo y la independencia de las mujeres. En sus películas suele ser exigente con sus salarios, como cuando hizo Gravity (2013), con Alfonso Cuarón, en la que incluso exigió una clausula en su contrato que le garantizara el 15 por ciento de los beneficios. El año pasado, además, estuvo entre las protagonistas de Oceans Eight, la cuarta entrega de una saga de ladrones tradicionalmente muy masculina, pero que esta vez le dio el protagonismo a las mujeres. Allí compartió el reparto junto con Cate Blanchett, Anne Hathaway y Dakota Fanning, entre otras. Le recomendamos: Hollywood sigue siendo machista y racista, según estudio A Bird Box se acercó gracias a la maternidad, un elemento central en la película. Basada en una novela distópica y posapocalíptica de Josh Malerman, un híbrido de terror y ciencia ficción, trata sobre una amenaza sobrenatural que ataca al mundo: todo el que ve a unas criaturas misteriosas y extrañas (que en algunas ocasiones parecen invisibles) se suicida de manera inexplicable. Eso obliga a los sobrevivientes a vivir encerrados en sus casas y a taparse los ojos cuando salen. La protagonista, Mallorie, debe atravesar un río con sus dos hijos para llegar a un refugio en el que finalmente estarán seguros.

Las escenas en las que cruza el bosque con dos niños y los ojos tapados suenan inverosímiles, pero generan mucho suspenso al espectador. Junto con Sussane Blair, Bullock logró encontrarle el lado atractivo a la historia, y, a pesar de algunos huecos en la trama (como que las criaturas nunca aparecen ni se sabe a ciencia cierta qué son), resultan my emocionantes las escenas en que ella con los ojos vendados guía a dos pequeños por el bosque o en un bote, mientras trata de esquivar los rápidos. Muchos, sin embargo, han criticado el final porque, supuestamente, daña la película y cierra la trama abruptamente. En realidad, aunque la conclusión original de la novela era mucho más macabra, Blair y Bullock decidieron cambiarla por una esperanzadora. Otra de esas decisiones arriesgadas que la han caracterizado a lo largo de su vida. Con ellas ha logrado mantenerse activa en una edad fatal para otras actrices de Hollywood y ha salido adelante a pesar de muchas adversidades. Como le dijo a El País de Madrid el año pasado: “No es tan fácil hundirme”.  Una carrera estelar Sandra Bullock ha participado en múltiples películas que la han llevado a la cima.

Máxima velocidad (1994) Hasta ese momento solo había representado papeles secundarios. Su protagónico en esta cinta de acción, muy exitosa durante los años noventa, la catapultó.

Miss Simpatía (2000) Su papel como la agente del FBI Gracie Hart, y su operación encubierta en un reinado de belleza, también resultó un éxito para su productora, Fortis Film. La propuesta (2009)De las comedias románticas que ha hecho en 30 años, esta, protagonizada con Ryan Renolds, es de las más recordadas. The blind side (2009) El papel de Leigh Anne Tuohy, basado en una historia real, le valió su primer Óscar como mejor actriz protagónica.

Gravitty (2013) Esta película le valió el premio de mejor director a Alfonso Cuarón y le dio a Bullock otra nominación al Óscar.

Ocean’s Eight (2018)El año pasado coprotagonizó la cuarta entrega de una saga sobre grandes atracos. En esta ocasión, con un grupo de mujeres ladronas.