“Juntos hemos solicitado el divorcio. Estamos agradecidos por los 19 años juntos y por nuestra amada hija”. Así comunicó al mundo Sanna Marin su ruptura con Markus Raikkonen. La pareja de la joven que llegó al poder en ese idílico país nórdico se había convertido, junto a ella, en una celebridad. La vida de ambos era continuamente posteada en las redes sociales, se les veía en playas contemplando el océano, caminando por los bosques o admirando la belleza de su bebé, Emma Amalia, que hoy ya tiene cinco años.

Marin fue una de las gobernantes más sonadas en las épocas de la pandemia por el manejo que le dio a esa crisis. Y también por su juventud. Llegó al cargo en 2019 con apenas 34 años, convirtiéndose en la primera ministra más joven del mundo.

Durante su mandato pasó de ser una figura casi desconocida del Partido Social Demócrata (SDP) finlandés a adquirir ahora, con 37 años, una gran notoriedad internacional. Así como encarnó una modernidad que destacó en el panorama internacional, también enfureció a la política interna de su país.

Pese a obtener mejores resultados que los de 2019 y ser, según los sondeos, la primera ministra más popular del siglo en Finlandia, Marin no logró darle a su partido la victoria en los comicios legislativos. | Foto: SEMANA

“Seguimos siendo los mejores amigos, cercanos el uno al otro y padres amorosos. En el futuro, seguiremos pasando tiempo juntos como familia y entre nosotros. Deseamos que respeten nuestra privacidad. No comentaremos más sobre esto”, agregó en Instagram.

En una historia de Instagram, la exprimera ministra de Finlandia cuenta que termina su relación de 19 años. | Foto: Instagram de Sanna Marin

El anuncio del divorcio se da apenas un mes después de que la joven perdiera en las elecciones de su país. Las cosas para ella no estaban fáciles. La joven política ha sido elogiada por su firme discurso contra Rusia sobre la guerra en Ucrania y por su gestión de covid-19, como de la candidatura de Finlandia para ingresar a la Otan.

Pero en un país que aprecia la discreción, también era conocida como “Sanna la fiesta”, apodo ácido que le dieron los tabloides locales por haber ido a una discoteca pese a haber estado en contacto con una persona con covid, o por haber tenido que presentar una prueba de drogas después de que se la viera en un video bailando, en una animada fiesta, “apretadita” con un hombre que no era su esposo. Se dijo que podría tratarse del cantante pop masculino Olavi Uusivirta.

En un país que aprecia la discreción, también era conocida como “Sanna la fiesta”, apodo ácido que le dieron los tabloides locales por haber ido a una discoteca pese a haber estado en contacto con una persona con covid. | Foto: SEMANA

Las críticas por las fiestas de la primer ministra estallaron, ya que a pesar de que dichas imágenes fueron tomadas en la noche de un sábado, ella técnicamente seguía en funciones y en cualquier momento podría ser convocada a algún asunto de Estado, y bajo los efectos del alcohol, ella no estaría en condiciones de tomar decisiones importantes.

Varios testimonios de asistentes a la fiesta encendieron las redes. Un testigo dijo que la política socialdemócrata estaba “claramente intoxicada”, y además, “bailó íntimamente con al menos tres hombres diferentes”. Ella también “se sentó en el regazo de dos hombres diferentes”, insistió el testigo que estuvo en club en Helsinki junto a la entonces mandataria.

“Ella actuó como una soltera de 20 y tantos años. Era difícil creer que estaba casada”, dijo el testigo al medio local, Seiska, alegando que la primer ministra estuvo en el lugar al menos hasta las 5:30 a. m. A pesar de todos los videos acerca de la fiesta de Marin, se le vio a primera hora en su oficina al día siguiente, solo con la voz un poco ronca.

“Soy un ser humano. A veces también aspiro a la alegría, a la luz y al placer en medio de estos oscuros nubarrones”, dijo para defenderse de las acusaciones. | Foto: SEMANA

Las aguas apenas comenzaban a calmarse cuando apareció otro video en su casa, en el que parecía estar drogada. “Estaba pasando la noche con mis amigos, de fiesta, donde bailaba y cantaba. No he tomado drogas ni nada distinto al alcohol”, declaró la mandataria después de la lluvia de acusaciones en redes sociales. Poco después anunció que se sometería a un examen de drogas para despejar cualquier duda.

“Soy un ser humano. A veces también aspiro a la alegría, a la luz y al placer en medio de estos oscuros nubarrones”, declaró el verano pasado, con los ojos empañados, para intentar acallar la polémica atizada por diarios del mundo entero, pero que le valió también numerosas declaraciones de apoyo que denunciaron un trato sexista.

Sanna Marin fue criada por su madre y su compañera sentimental, “en una familia arcoíris -de ingresos modestos-, que vivía en una vivienda de propiedad municipal”. (Christian Charisius/dpa via AP) | Foto: SEMANA

Nacida en una familia modesta, Marin creció cerca de Tampere “la roja”, bastión industrial del país, del que más tarde sería alcaldesa. “Mis padres se divorciaron debido a los problemas de alcohol de mi padre cuando era pequeña”, contó en su blog. Fue criada por su madre y su compañera sentimental, “en una familia arcoíris ―de ingresos modestos―, que vivía en una vivienda de propiedad municipal”.

Para financiar sus estudios, trabajó en un supermercado, algo que fue objeto de burlas. Después de su llegada al poder, el diario Iltalehti celebró “el notable ascenso de una cajera hasta la cumbre de Finlandia”.

Llegó a ser diputada a los 30 años y gracias a su talento en las discusiones y su elocuencia comenzó a despuntar un año más tarde. Tras la victoria de los socialdemócratas en las legislativas de la primavera de 2019, fue nombrada ministra de Transportes.

Para financiar sus estudios, trabajó en un supermercado, algo que fue objeto de burlas. Después de su llegada al poder, el diario Iltalehti celebró “el notable ascenso de una cajera hasta la cumbre de Finlandia”. (AP foto/Sergei Grits) | Foto: Copyright 2023 The Associated Press. All rights reserved

Luego, tras la dimisión del primer ministro Antti Rinne, llegó a encabezar el Gobierno, que destacó por su gabinete compuesto principalmente por jóvenes y mujeres. Marin, que fue madre en 2017, ganó notoriedad durante la pandemia. “Sus recomendaciones fueron muy claras y supo apaciguar a la población dando la impresión de que el gobierno controlaba la situación”, recuerda Marko Junkkari, periodista político del diario Helsingin Sanomat.

Pero su mandato estuvo salpicado de controversias, desde los desayunos en la residencia oficial pagados por el contribuyente a los videos de sus fiestas. “Sanna Marin es una figura que divide. Tiene partidarios como una estrella de rock, pero también hay mucha gente que no la soporta”, afirma Junkkari.

El miembro del Parlamento, Ilmari Nurminen, izquierda, la entonces primera ministra finlandesa Sanna Marin, Centro, y Ministro de Transporte y Comunicaciones Timo Harakka, a la derecha, asisten a la sesión plenaria donde el Parlamento finlandés votó en la adhesión de Finlandia a la OTAN en Helsinki, Finlandia, el miércoles 1 de marzo, 2023. (Heikki Saukkomaa/Lehtikuva via AP) | Foto: Lehtikuva

Tras su derrota, Sanna Marin dejaba la presidencia del Partido Socialdemócrata (SDP) en septiembre. “No buscaré un nuevo mandato como dirigente del SDP en el próximo congreso de septiembre”, dijo Marin en una conferencia de prensa.

La primera ministra socialdemócrata de Finlandia, Sanna Marin, admitió la derrota en las elecciones generales, después de que su partido terminara tercero detrás del centro-derecha y la extrema derecha, que registró una puntuación récord. (Photo by Jonathan NACKSTRAND / AFP) | Foto: AFP or licensors

Pese a obtener mejores resultados que los de 2019 y ser, según los sondeos, la primera ministra más popular del siglo en Finlandia, Marin no logró darle a su partido la victoria en los comicios legislativos del domingo y fue superado por el centroderecha y los ultranacionalistas.

*Con información de AFP