Apenas se dio el anuncio de la nueva temporada de Sex and the City bajo el nombre And Just Like That, fue natural pensar que no se trataba de Sex and the City, más bien de una versión descafeinada al 75 %, si no más, considerando la fuerza y el atractivo de un personaje como Samantha Jones.

El público se preguntó si podía funcionar. Después de todo, en las grandes series que reúnen a varios personajes principales es la unidad la que se vuelve icónica. Individualmente los actores reciben atención, fama y más trabajo por su lado, pero la serie existe porque están todos unidos.

Nadie pensaría en Seinfeld sin Kramer, nadie imaginaría a Friends sin Joey. Sin embargo, Sex and the City se la jugó por revivir en esta nueva era del streaming, de HBO Max, y hacerlo sin Samantha Jones.

La actriz Kim Cattrall nunca expresó mayor interés en el proyecto. Incluso, mostró algo que puede considerarse contrario: una animosidad expresa hacia Sarah Jessica Parker (Carrie Bradshaw, personaje principal de la serie), pues consideraba que la líder del set había sido muy poco amable en su trabajo en equipo.

Por su parte, sus compañeras de set, Cynthia Nixon (Miranda Hobbes) y Kristin Davis (Charlotte York), se subieron contentas a esta nueva aventura y han dejado ver su emoción al retomar personajes que las llevaron a las primeras planas 20 años atrás y hoy las ve reunidas de nuevo.

Pero, entonces, ¿cómo lidia la nueva temporada con el elefante enorme en la sala? ¿Cómo explica la salida de un personaje central y sexualmente aventurado y liberado como Samantha?

Con la gracia y la tristeza de la vida real.

El pasado es el pasado. El futuro no tendrá a Samantha, pero sí un mundo distinto de redes sociales en el que Carrie, Charlotte y Miranda tendrán mucho por contar. | Foto: HBO

Según reportan medios estadounidenses, HBO dio pistas sobre el episodio y dejó entrever que “será algo muy parecido a lo que sucedió en la vida real: Samantha Jones se habrá alejado lentamente de sus amigas; igual las amistades cambian de los 30 años a los 50 años, es normal que las personas sigan un camino distinto y continúen su vida en otro ambiente”.