Por primera vez desde que, el año pasado, la Agencia Tributaria de España le impusiera una multa por supuesta evasión de impuestos, Shakira abrió su corazón y contó en detalle por qué pidió a sus abogados detener el caso y lograr un acuerdo multimillonario con Hacienda.
En 2023, la artista colombiana decidió admitir ante un juez el delito y aceptó el pago de una multa de más de siete millones de euros (más de 32 mil millones de pesos colombianos). En mayo de este año, una jueza archivó un segundo caso por defraudar 6,6 millones de euros a Hacienda en 2018. La segunda investigación a la cantante en España, abierta en julio de 2023, se cerró debido a la falta de pruebas. Pero, tiene otra causa pendiente de sentencia de 2011.
En un extenso relato publicado este martes en exclusiva por el diario El Mundo, de España, Shakira asegura que en 2023 se sintió “rodeada de cámaras que esperaban ansiosamente mostrarle al mundo cómo me quebraba. Nadie se perdió detalle: el juicio de Hacienda, el divorcio mediático... era un espectáculo demasiado jugoso para dejarlo pasar. Pero lo más frustrante fue comprobar que una institución del Estado parecía más interesada en quemarme públicamente en la hoguera que en escuchar mis razones. Pues bien, creo ha llegado el momento de darlas”.
Desde el principio, cuenta la barranquillera, supo que el “artificioso relato de la Agencia Tributaria confundía y manipulaba dos intenciones completamente diferentes: una era el deseo de establecerse en un país y otra, muy distinta, el de que prosperara una relación que se desarrollaba en ese país. Cambiaban lo uno por lo otro para convertirme en residente fiscal desde 2011 y crear obligaciones que no existían. Ahora comprendo, porque lo viví en carne propia, que una institución creada para el servicio de los ciudadanos no debería utilizar todo su poder y recursos para criminalizar caprichosamente a quien le conviene, pero todo el mundo sabe que el romance se vende bien.
Según Shakira, para 2011 ella deseaba que prosperara su relación con Gerard Piqué, que en ese momento estaba atado a España por motivos laborales, “pero viajar a España me generaba muchísimas complicaciones, porque me forzaba a estar lejos de mis centros de actividad laboral. Siempre que regresaba, lo hacía para que prosperara esa relación, no por ‘vocación de permanencia’”, señala la barranquillera.
Se trató, agrega, de una estrategia en la que además “subyace un prejuicio machista. Si el cantante hubiera sido un hombre estadounidense, se hubiera enamorado de una española y la visitara regularmente, me cuesta creer que la Agencia Tributaria hubiera considerado que tenía una intención de arraigo. Hay un machismo estructural que da por descontado que una mujer solo puede seguir a un hombre, incluso cuando no le conviene. Un machismo que sobrevive en sectores de la burocracia estatal en una sociedad que –por suerte– ya piensa muy distinto”.
En su crudo relato, Shakira fue más allá y aseguró que “algunos técnicos de la Agencia Tributaria española presentaron un relato infantil y moralista en el que yo era una cantante que evitaba cumplir con sus obligaciones fiscales y ellos los representantes de la justicia y la decencia”.
“La realidad, insiste la cantante, era muy distinta: cumplí siempre con mis obligaciones. Mis finanzas fueron investigadas por instituciones tan poco sospechosas como la Casa Blanca o el IRS y aprobadas por otros países de la Unión Europea, y en todo ese tiempo nunca encontraron ni la menor seña de ilegalidad, mientras que un director general de inspección de la Agencia Tributaria española se permitió criminalizarme en un programa de la televisión antes incluso de que se celebrara el juicio. ¿Acaso se puede confiar que una institución va a respetar nuestra presunción de inocencia cuando nos condena públicamente antes de la sentencia?
Pero, “la Agencia Tributaria no trata de castigar a quien no cumple, sino de mostrar trofeos de caza para reconstruir una credibilidad en entredicho. ¿Y cómo se consigue eso? Amedrentando a las personas, amenazando con la cárcel, poniendo en compromiso la tranquilidad de nuestros hijos y sometiéndonos a presión para quebrarnos. Se quiso hacer creer a la opinión pública que yo no pagaba mis impuestos, cuando lo cierto es que pagué mucho más de lo que debía. Cuando realmente correspondió hacerlo me declaré residente fiscal española y si se suman todas las cantidades de lo que pagué voluntariamente y las multas injustificadas, se verá que el Estado español se quedó con una suma superior a la totalidad de mis ganancias de esos años”, puntualizó Shakira.
Parecerá incomprensible, revela la cantante: “Para mí la década española fue financieramente perdida, y no porque trabajara poco, como todo el mundo sabe. Di 120 conciertos en 90 ciudades distintas. ¿Cómo puede perder dinero una persona que da 120 conciertos? Suena extraño, lo sé, pero hoy mi patrimonio consiste en lo que gané antes de llegar a España y lo que gané después de salir de ella. Todo lo que gané en esos años se lo quedó el Estado español”.
De acuerdo con Shakira, cuando en 2015 decidió vivir en España bajo el régimen de impatriada, la Agencia Tributaria admitió que durante los 10 años anteriores ella no había sido residente. Pero, luego, buscaron cobrarle aquellos años. “Lo que parecía una educada manera de formalizar mi situación, se convirtió en una trampa. En el caso del 2011, la estrategia es particularmente escandalosa porque sólo pasé en España 73 días, cuando el mínimo establecido por la ley para ser residente fiscal es de 183 días. Una persona que se la pasa de gira por todo el mundo no puede tener intención de residir fiscalmente en un lugar solo porque vive allí la persona con la que en ese momento tiene una relación. Sería lo mismo que pensar que una turista que pasa por Ibiza de vacaciones tiene que convertirse en residente fiscal solo por haber tenido un romance local”.