Shakira no la tendrá fácil desde este 20 de noviembre cuando se siente en el banquillo de los acusados en España, donde enfrenta dos causas por defraudar al fisco de ese país en más de 20 millones de euros, unos 87.000 millones de pesos. Una cifra que equivale al presupuesto anual de la nómina del recién creado Ministerio de la Igualdad en Colombia, por ejemplo.
Buscando huir del desamor de su ruptura con Gerard Piqué, la colombiana se radicó en Miami dejando atrás un primer proceso en el que se le acusa de no haber pagado cerca de 14 millones y medio de euros, entre 2012 y 2014, al evitar el pago del Impuesto sobre el Patrimonio.
Los abogados de la artista, que alegan que la cantante no vivió en Barcelona en ese periodo sino en Bahamas, se movieron rápido y, un año atrás, en un intento por negociar, propusieron al ente acusador un acuerdo (una rebaja a cambio de admitir los hechos), pero el esfuerzo resultó infructuoso: la Fiscalía pidió más de ocho años de cárcel por un total de seis delitos contra Hacienda Pública.
En septiembre pasado, las cosas se complicaron aún más. Nuevamente la Fiscalía la acusó de defraudar presuntamente otros 6 millones de euros, esta vez en 2018, cuando ya residía en España con Piqué. La Fiscalía no tuvo palabras amables: acusó a la colombiana de evasión mediante un “entramado de empresas” que la llevó a “simular” la cesión de sus derechos a empresas ‘de papel’.
En una y otra causa hay un nombre clave: se trata de Susana C. (en los medios no ha trascendido su nombre completo), una inspectora de Hacienda que investigó el caso, unió las piezas y se convirtió en una sombra de la barranquillera.
Es que la acuciosa inspectora no se hizo la ciega sordomuda en todo este tiempo de pesquisas. No se creyó la historia de la artista de que en ese periodo no vivía en España y era solo una nómada. Susana C. sostiene que, en ese año, la barranquillera residía ya en una casa del sector de Esplugues de Llobregat, en Barcelona, junto al exdefensa del Barça y los dos hijos de la pareja. Razón por la cual, indica, estaba obligada a pagar la totalidad de sus impuestos en España.
En ese empeño, la inspectora se valió de todo: ‘stalkear’ las redes sociales de la artista, anotar dónde la etiquetaban sus fans, supervisar sus entradas a locales comerciales y hasta sus compras en almacenes como el Corte Inglés. Gracias a esa labor casi detectivesca es que Susana C. está segura de que Shakira sí debía tributar en España.
Quien lo cuenta es Jesús García, periodista de la redacción del diario El País en Cataluña, quien ha cubierto el caso, no para la sección del corazón, sino para las páginas judiciales. Esa ha sido su fuente desde hace varios años.
García cuenta que el trabajo de Susana C. ha sido de admirar: “Visitó hasta las peluquerías a las que acudía Shakira con frecuencia, descubre que recibía clases particulares de francés, gastos de restaurantes, sus entradas a la Clínica Teknon para dar a luz a sus hijos, en los que se registraba con otros nombres para esquivar a la prensa o quizás a Hacienda. Gastos que se pagaban en muchos casos con tarjetas de crédito de sus asistentes, pero que Hacienda está segura de que eran para el disfrute de la cantante. Con todo esto, la inspectora redactó un extenso informe que concluye que Shakira pasa en España más de la mitad del año y por eso se considera una residente fiscal española”.
El propio periodista está convencido de esa tesis. “Es cierto que en ese periodo que investigó Hacienda en la primera causa, Shakira visitó hasta 37 países, pero curiosamente ninguno de ellos fue Bahamas, donde ella compró una propiedad y logró una residencia fiscal. Y si uno se pone a mirar ese periodo, coincide con su ascenso como estrella mundial. Es el tiempo de su famoso Waka Waka, es decir, donde no lloraba sino que facturaba. Y la segunda causa también tiene que ver con una época de esplendor que la llevó a su famosa gira de El Dorado en 2018 y que tuvo como uno de sus grandes hits la canción de La bicicleta”, con su compatriota Carlos Vives.
El éxito fue un asunto público. Pero la Fiscalía encontró que en la declaración de ese ejercicio, la cantante omitió parte de sus ingresos y, en especial, los pagos millonarios que obtuvo gracias a la gira musical El Dorado, que entre junio y noviembre de ese año le permitió ofrecer 53 conciertos en 22 países en Europa, Estados Unidos y América Latina.
Susana C. le hizo las cuentas a la colombiana: la gira El Dorado le reportó 37 millones de euros (y otros 4,2 por patrocinio) que cobró a través de varias sociedades. El pago debía quedar contemplado en la declaración de 2018, es decir, en el momento en que lo devengó, tal como lo habían solicitado expresamente los asesores de la cantante ante Hacienda. Esta circunstancia era “perfectamente conocida” por Shakira, subraya la querella.
Se sabe además que la artista obtuvo ese año otros ingresos (por publicidad, patrocinio y derechos musicales) que le representaron unos 48 millones de euros. Y en ese punto también existe una gran discrepancia: mientras la artista asegura que desarrollar una gira equivale a una inversión cercana a 28,4 millones de euros, Hacienda apunta a que la cifra correcta es menor, unos 21,3 millones.
Shakira, “una rica caradura”
No es la primera vez que una celebridad de los quilates de Shakira se enfrenta a este tipo de procesos en Hacienda en España.
Por eso, lejos de lo que algunos han llamado una persecución contra la colombiana, para el periodista Andrés Guerra, del diario La Vanguardia, de Barcelona, se trata de un asunto de justicia. “Shakira irá a juicio y es lo justo”, dice el periodista catalán, “porque la deuda en realidad es muy grande, por eso muchos la ven como una rica caradura”.
Y esa rabia no es porque sea colombiana, lo deja claro Guerra. “La misma rabia se ha despertado con figuras de España como Plácido Domingo o Montserrat Caballé, gente de primer nivel que se le ha pillado sin pagar impuestos y se les cuestiona por defraudadores”.
Ese malestar, agrega el reportero, se debe a que “la gente la está pasando realmente mal en España. Entonces, que alguien que tiene tanto dinero, que es multimillonaria, se ponga en la posición de no pagar los impuestos armada de abogados, como sí lo hacen los ciudadanos de a pie, genera mucho malestar. Por eso, muchos ven a Shakira como una rica caradura”.
García está de acuerdo. Y desestima además el argumento que en su momento entregó la artista en el sentido de que Hacienda es “machista y retrógrada” y solo la ve como la pareja de Piqué. También cree que la posibilidad de que la colombiana llegue a prisión es remota, pero que no es menos cierto que el saldo de su cuenta quedará con muchos menos ceros a la derecha.