La cinta Filadelfia no tuvo un final feliz. Aunque la crítica la aplaudió por ser el primer intento serio de ventilar el problema del sida y la Academia de Ciencias Cinematográficas premió el trabajo de Tom Hanks, la compañía Tri Star enfrenta una demanda millonaria que le podría costar un alto porcentaje de lo recaudado en taquilla, suma que ya supera los 200 millones de dólares.El pleito fue entablado por los familiares de Geoffrey Bowers, un joven abogado de Manhattan cuya historia presumiblemente fue tomada sin autorización por Jonathan Demme, director y productor de la cinta. La trama de Filadelfia gira en torno al abogado Andrew Beckett, quien es despedido de su trabajo en cuanto sus jefes comienzan a advertir los síntomas visibles del sida. Convencido de que se trataba de un caso de discriminación, Beckett demanda a la empresa y, aunque muere días antes del fallo, logra que el jurado le dé la razón y lo indemnice. La segunda parte de esa historia comenzó la semana pasada, en un escenario idéntico al de la película, sólo que esta vez no habrá actuaciones magistrales sino situaciones reales. Del lado de los acusados se encuentran los directivos de Tri Star, la filial de Sony Corporation, el productor y director Jonathan Demme y el guionista Ron Nyswaner. Estos personajes fueron demandados por la madre de Geoffrey Bowers y dos de sus hermanos, quienes alegan que Tri Star incumplió un contrato verbal que estableció Bowers, en el que supuestamente recibiría una suma de dinero por los derechos de su historia. Si bien en la cinta los productores advierten que se trata de una historia de ficción, lo cierto es que la última etapa de la vida de Bowers es casi idéntica a la que interpretó Tom Hanks. En 1986, Bowers demandó a la firma Baker and Mackenzie por discriminación. Según quedó consignado en los documentos del juicio, la compañía lo despidió después de que las lesiones de la enfermedad comenzaron a notarse. Aunque Bowers murió en 1987 mientras el juicio estaba en proceso, su familia y el grupo de abogados continuaron el caso y ganaron 500.000 dólares por daños y perjuicios. En aquella época el proceso tuvo cierto cubrimiento en los medios y fue precisamente en las noticias de prensa donde Scott Rudin, un productor de Hollywood, tuvo la idea de convertir esa historia en película. Rudin le vendió la idea a Orion Pictures por 100.000 dólares y el vicepresidente de esa compañía Marc Platt se llevó consigo la idea cuando entró a trabajar a Tri Star. Jugosa demandaUnas semanas después de ser estrenada la película, la familia entabló una demanda pues, según ellos, información personal que Bowers había entregado a Rudin terminó finalmente plasmada en las escenas de Filadelfia. A pesar de esto y de que Bowers en vida había acordado un pacto con Rudin, la familia no recibió un centavo de parte de Tri Star. Los abogados de la compañía trataron de resolver el problema fuera de la Corte ofreciendo en varias ocasiones una suma de dinero pero las partes nunca pudieron llegar a un acuerdo. Finalmente el mes pasado se produjo el último intento por solucionar el caso de mutuo consentimiento _se rumora que Tri Star alcanzó a ofrecer una suma de siete cifras_ pero la familia de Bowers decidió llevar el caso a la Corte Distrital de Manhattan. Lo que se espera ahora es una batalla que puede prolongarse por muchas semanas. Lo cierto es que aunque en el primer litigio en que participó Bowers el tema era la discriminación, en esta oportunidad sus familiares se enfrentan a un típico caso de incumplimiento de un contrato. Más aún, los expertos ya empiezan a augurar que uno de los temas cruciales será definir cuáles fueron las ganancias verdaderas de la cinta, pues de demostrarse que hubo un incumplimiento, los Bowers tendrían derecho a un porcentaje del saldo a favor. La cinta recaudó en taquilla más de 200 millones de dólares y aunque la compañía asegura que las utilidades netas son del orden de los 60 millones de dólares, los abogados acusadores opinan que la verdadera cifra está muy por encima de esos datos. Los expertos esperan que Tri Star centre su defensa en demostrar que la película relata una historia de ficción como lo mencionó en la cinta. Por eso Filadelfia, que de hecho ya ha sido proyectada en la sala de la Corte, va a jugar un papel primordial en el esclarecimiento de los hechos. Una de las piezas claves será la escena en la cual el personaje interpretado por Tom Hanks se quita su camisa durante el juicio para mostrar las lesiones del sarcoma de Kapossi. Esa escena, según los abogados de la familia de Bowers, fue inspirada en episodios reales del juicio del abogado y están plenamente descritos en los documentos de la Corte del caso de 1986. Por su parte, los directivos de Tri Star están buscando la manera de rebatir esa tesis planteando que el proyecto que antes de convertirse en Filadelfia se llamaba Probable Cause sufrió muchas revisiones en manos del guionista Nyswaner y del director Demme. Según los ejecutivos de Tri Star, en ese proceso de estructuración introdujeron nuevos personajes como el del abogado heterosexual que defendió a Beckett, interpretado por Denzel Washington. Así mismo aseguran que la historia final de Filadelfia es un resumen de muchos casos e historias de discriminación por sida. La defensa también espera argumentar que detalles específicos de la vida de Bower utilizados en el filme eran de dominio público después de que fueran publicados en artículos de revistas y documentos de la Corte.Pero sin duda uno de los testimonios que puede perjudicar a la defensa es el de Scott Rudin, quien prácticamente vendió el proyecto a Tri Star. Rudin dijo la semana pasada ante la Corte que los directivos de la Tri Star tenían una obligación moral con los familiares de Bowers por haber utilizado su historia. Obviamente esa afirmación le costó a Rudin una vieja amistad con Marc Platt, la cabeza de Tri Star, y posiblemente le cueste a la compañía cinematográfica una buena suma de dinero.