HACE UNAS semanas el gobierno socialista de Andreas Papandreu decidió privar al ex rey Constantino de Grecia de su nacionalidad y confiscarle todas sus propiedades. Finalmente, el Parlamento le permitió retener la ciudadanía pero deberá renunciar a cualquier intento por recuperar sus títulos y sus bienes, representados en dos palacios reales -el de Tatoi y el de Mon Repos- rodeados de cerca de un millar de hectáreas de bosques. El ex rey griego, de 54 años, en el exilio desde hace 20, reside en Londres con su esposa, la reina Ana María, y sus cinco hijos. Pero hace tres años, gracias a un acuerdo con el entonces primer ministro Constantin Mitsotakis, se le permitió disponer de los bienes conservados en el palacio familiar en Grecia. El ex rey embarcó en febrero de 1991, con rumbo a Inglaterra, seis contenedores con sus efectos personales. Ahora se le acusa de haber sacado dos toneladas de oro y plata e innumerables obras de arte. Papandreu está decidido a restituir al país las reliquias de la dinastía que fueron llevadas al exterior y ha abierto una investigación. Según el gobierno griego, existen documentos que implican al hermano de la reina Sofía de España en este escándalo. Por su parte, Mitsotakis está bajo investigación judicial por fuga de antiguedades. Lo cierto es que en Atenas tienen dificultades para determinar lo que el ex monarca embarcó a Londres. Con base en inventarios realizados en las residencias reales, en 1974 -cuando el rey y su familia tuvieron que abandonar el país, al ser depuesta la monarquía por un referendo-, el tesoro de la Casa Real de Grecia consistiría en mil piezas de arte bizantino y medieval, un centenar de manuscritos adornados con oro y piedras preciosas, el centro y la corona de Oton (primer monarca griego), objetos de culto ortodoxo y armas de los héroes de la resistencia contra el imperio otomano y más de un centenar de obras de arte. Para algunos, Papandreu se está vengando del rey Constantino, quien en 1965 obligó a su padre, Georghios, a dimitir de su cargo de primer ministro. Desde que volvió al gobierno, en octubre pasado, Papandreu prometió expropiar al monarca en el exilio y se ha negado a renovarle su pasaporte griego. Según Papandreu, las propiedades del monarca se consideran "bienes pertenecientes al Tesoro Público puestos en su tiempo a disposición del Jefe de Estado". Abolida la monarquía, deben retornar al Tesoro. Esta no es la única humillación que la familia real griega ha sufrido. Hace tres años se le confiscó una parte de sus propiedades para saldar sus deudas sobre impuestos de herencia, que ascendían a cinco millones de dólares. Por cuenta de eso, Grecia es el único país de la Comunidad Europea que los reyes de España no han visitado oficialmente. La última vez que la reina Sofía pisó suelo griego fue en febrero de 1981 para asistir al entierro de su madre, la reina Federica, quien falleció en Madrid. La familia quiso enterrarla en el panteón de Tatoi, junto a su marido el rey Pablo. En esa oportunidad la reina Sofía no sólo fue recibida sin ninguna pompa, sino que los restos de su madre tuvieron que esperar seis días para recibir sepultura, ante la oposición del presidente Karamanlis a que se realizaran honras fúnebres. La familia real griega solo fue autorizada a permanecer en territorio heleno 12 horas y se prohibió el acceso al acto de la prensa. A pesar de todo, Constantino nunca renunció a su derecho al trono. Antes de que Papandreu ganara las elecciones, afirmó: "Soy el rey y volveré a casa". En agosto de 1993 realizó una controvertida visita en la que muchos vieron una maniobra para preparar su regreso. Esto encendió los ánimos de Papandreu, quien prometió privar al ex monarca de su nacionalidad y sus bienes. Y al parecer, lo va a cumplir.