A Stormy Daniels nada le da miedo ni la atormenta. Nunca ha tenido pena de su trabajo o de su pasado. Y la imputación a Donald Trump la tiene bailando de la dicha. “Ya no es un intocable”, le dijo con emoción al Times de Londres.
La actriz porno es consciente de que Trump cayó por su caso, pero que al lado de lo que ha hecho en otros asuntos, es poco: “Es una reivindicación. Pero es agridulce. Ha hecho cosas peores y debería haber sido derribado antes”.
Daniels recordó el caos que Trump ocasionó cuando se negó a aceptar su derrota ante Joe Biden y estalló Washington en una revuelta sin antecedentes en la historia de los Estados Unidos. “Él ya se ha salido con la suya, incitando un motín y causando muerte y destrucción... Cualquiera que sea el resultado, va a causar violencia, y habrá heridos y muertos. Puede que salgan muchas cosas buenas de esto. Pero, de cualquier manera, también saldrán muchas cosas malas”, dijo con seguridad.
Pero, eso sí, agregó que no le teme. “Lo he visto desnudo. No hay forma de que pueda dar más miedo con la ropa puesta”, agregó. La mujer dijo sentirse “orgullosa” por la imputación y la calificó como “monumental y épica”.
Aseguró que en las primeras horas posteriores a que se hiciera pública la imputación, recibió amenazas de extrema violencia y de muerte en sus redes sociales, por teléfono y por email. “Solo hace falta un seguidor loco que crea que está haciendo el trabajo de Dios o protegiendo la democracia”, afirmó, en alusión a que podrían intentar agredirla físicamente.
La exactriz reveló que testificará ante el tribunal contra Trump si así se lo solicitan, aunque hasta ahora no había sido el caso. “No tengo miedo, no tengo nada que esconder y tengo ganas de contarle a todo el mundo lo que sé”, aseguró.
Trump, por su parte, está furioso. Niega haber quebrantado la ley y acusa al fiscal Bragg de emprender una “caza de brujas política”.
“¡Interferencia electoral, parodia de juicio!”, publicó Trump en su plataforma de redes sociales Truth Social. “Me odia”, añadió sobre Juan Manuel Marchal, el juez que podría presidir un eventual juicio.
El objetivo de la inculpación, según él, es impedir que el Partido Republicano lo nomine como candidato a la Casa Blanca en un momento en el que es el claro favorito, aunque parece haber perdido la capacidad de movilización y el lustre de antaño.
El propio Trump predijo hace días su inculpación y convocó protestas advirtiendo que podrían desembocar en “muerte y destrucción potencial” en el país.
Por lo pronto, se ha reforzado la seguridad en el juzgado del centro de Manhattan donde se espera que Trump sea procesado.
El tsunami Stormy
En julio de 2006, los caminos de Donald Trump, entonces estrella de la telerrealidad, y de una diva de películas porno se cruzaron durante un torneo de golf cerca del lago Tahoe, en el oeste de Estados Unidos.
Con 60 años, el futuro presidente estadounidense, que venía de tener un hijo con su esposa Melania, posó en un polo amarillo y una gorra roja al lado de la despampanante Stormy Daniels, cuyo nombre real es Stephanie Clifford, y que entonces tenía 27 años.
Lo que siguió al encuentro es motivo de debate. La enérgica rubia asegura que pasaron la noche juntos, mientras que Trump niega haber tenido relaciones sexuales con la actriz, a la que acusa de ser una “estafadora”. Sea lo que sea lo que sucedió en Nevada, la exbailarina erótica recibió luego 130.000 dólares para mantenerse callada, a pocos días de las elecciones presidenciales de 2016.
Lo que Trump quería callar y que Daniels terminó contando, a pesar del pago, fue impactante. Stormy ahondó en su primer encuentro sexual. Cuenta que cuando llegó a su cuarto, este “salió en pijama de satín negro y pantuflas”, y ella le respondió: “¿Qué putas haces? ¡Ponte algo de ropa!”. Muy obediente, Trump se cambió, y sentados en un sofá coincidieron en que su pelo era ridículo. Stormy se puso personal y le preguntó: “¿Qué pensaría tu mujer de que estés aquí conmigo?”, y, sin vacilar, Trump dijo: “No te preocupes por eso. No es gran cosa, además dormimos en cuartos separados”. En ese momento sacó una foto de Melania con el pequeño Barron.
Poco después, Stormy fue al baño y a su regreso encontró a Donald desparramado en la cama en ropa interior. Pasó lo que tenía que pasar y, para dejar constancia de que no miente, Daniels procede a describir minuciosamente el pene de su amante du jour. “Es distinto de una manera peculiar, es más pequeño que el promedio, pero no pequeño de manera escandalosa. Él sabe que tiene un pene inusual, tiene una cabeza enorme, como una seta. Así que ahí estuve, aburrida porque me estaba follando un tipo con vellos púbicos de yeti y una verga que más se parece al personaje del hongo de Mario Kart”. Matoneo puro y duro.
La actriz concluye con una frase apuntada a desinflar el ego de Trump, o tratar de suscitarle una respuesta: “Puede ser el sexo menos satisfactorio que tuve en la vida, pero, claramente, él no comparte esta opinión”. Vale mencionar que incluso Marla Maples, exesposa de Trump, negó haber dicho que el de Trump había sido “el mejor sexo que he tenido”, una frase de la que este siempre hizo alarde y dio para una portada en The New York Post. Michael Avenatti, abogado de Daniels, aseguró que el testimonio de su clienta prueba que dice la verdad, y retó a las colaboradoras del mandatario a probar lo contrario.
El pago hizo que Trump fuera inculpado penalmente, algo nunca visto con un expresidente. La justicia de Nueva York sospecha que violó las leyes sobre el financiamiento de las campañas electorales. Hace unos días, cuando la decisión parecía inminente, Stormy Daniels recurrió a la ironía y volvió a usar el apodo de “diminuto” con el que se refiere a Trump, luego de que el republicano le pusiera en las redes sociales el mote de “cara de caballo”.
Los amores
El tono entre ambos, según la actriz, no siempre fue así de agrio. Para seducirla, en 2006, Trump le dijo que era “especial” y le ofreció una aparición en su programa El aprendiz, que no llegó a materializarse pese a que, según ella, siguieron en contacto. En 2011, Stormy Daniels trató, por primera, vez hacer públicos los detalles del encuentro al intentar vender su testimonio a la revista de farándula In Touch por 15.000 dólares. La revista, sin embargo, renunció a publicar la entrevista tras ser amenazada con una demanda por uno de los abogados más cercanos a Trump, Michael Cohen.
Según la actriz, un desconocido la abordó poco tiempo después en un estacionamiento de Las Vegas para intimidarla y ordenarle “olvidarse de Trump”. Daniels calló, pero solo hasta que el magnate del sector inmobiliario ganó las primarias republicanas de 2016, momento en que ella retomó el contacto con medios para tratar de monetizar su historia.
Michael Cohen, apodado el ‘pitbull’ de Trump, volvió a intentar comprar su silencio, como ya lo había hecho con la playmate Karen McDougal en un asunto similar. Tras las negociaciones, el abogado pagó de su bolsillo 130.000 dólares a Stormy Daniels en el marco de un contrato de confidencialidad firmado el 28 de octubre, bajo los seudónimos de “Peggy Peterson” y “David Dennison”.
Excitar al país
Trump resultó elegido y los meses pasaron sin que nada sucediera, hasta que el Wall Street Journal reveló la transacción en enero de 2018. En un primer momento, Cohen cubrió al presidente y aseguró que jamás fue reembolsado. En tanto, Stormy Daniels apareció en televisión limitándose a sonreír.
Sin embargo, la estrella porno solicitó, desde marzo, a la justicia anular el acuerdo de confidencialidad y comenzó a acudir a medios y clubes nudistas en una gira llamada “Make America Horny Again” (“Hagamos que Estados Unidos vuelva a excitarse”), en alusión al propio lema de campaña de Trump: “Make America Great Again” (“Hagamos que Estados Unidos vuelva a ser grande”).
En octubre, Daniels publicó una autobiografía titulada Full disclosure, en la que asegura que su noche con Trump fue “la menos impresionante” de su vida y describe su sexo de forma poco elogiosa. Más allá de los daños a su imagen, y de la frialdad que parece manifestarle Melania, la situación se agravó en el plano judicial para Trump.
Investigado por fraude en diferentes casos, el abogado Cohen aceptó cooperar con las autoridades. En agosto de 2018 admitió haber efectuado el pago a la actriz porno “por solicitud” de Trump. Entre tanto, el exalcalde de Nueva York Rudy Giuliani, quien se unió al equipo de abogados del magnate republicano, habló de más al admitir en directo en la cadena Fox que la organización Trump sí le reembolsó el dinero a Cohen.
Trump se vio obligado a reconocerlo, pero sostuvo en Twitter que no utilizó “dinero de la campaña”. En cuatro años de proceso, el expresidente no ha aceptado testificar ante los fiscales neoyorquinos y les acusó de haber “inculpado a una persona completamente inocente”.
La historia de cómo la mujer llegó a ese mundo fue contada en su libro. A los 9 años, para evitar que un vecino abusara de su mejor amiga, ella se le ofreció. Antes de terminar bachillerato ya incursionaba en el mundo de las bailarinas exóticas y dio el salto al mundo porno como un camino natural para vivir y para crear. No ha dejado de lado su naturaleza y sigue su lucha para que la escuchen como a una mujer digna. Por eso su abogado la presenta como una voz que no se calla frente a un sistema que tenía todo para doblegarla, pero no lo logró.
*Con información de la AFP.