Para ser un país tan mal educado, los libros aún parecen mandar la parada en Estados Unidos. Esto sería muy positivo si publicaran más a menudo periodistas como Bob Woodward, quien destapó Watergate en los años setenta y recientemente publicó FEAR para desnudar la peligrosa y alocada administración Trump. Pero no es así. Personajes y oportunistas también le sacan partido a la industria editorial, pues hoy, si un libro habla de Trump, se vende muy bien, y eso para nadie es un secreto.Le sugerimos: Periodista del caso Watergate muestra ahora un panorama desolador del gobierno TrumpVarios ejemplos lo prueban, como los libros de la exasesora Omarosa Manigault y el periodista Michael Wolff, a los que Trump les responde negando todo y prometiendo la verdad y nada más que la verdad cuando publique el suyo. Pero eso solo vendrá después del torbellino que producirá Full Disclosure, el libro de Stephanie Clifford, mejor conocida como Stormy Daniels.En épocas de la campaña presidencial de 2016, la directora, guionista y actriz porno recibió 130.000 dólares del hoy exabogado de Trump, Michael Cohen, para mantener en silencio la relación que tuvo entre 2006 y 2007 con el candidato. Hoy, ese pago forma parte de una pesquisa federal por violación de topes de campaña que preocupa a Trump, pero esa es otra historia. Según argumenta Daniels, a medida que avanzaba la campaña de 2016 y se hacía posible lo inverosímil, es decir, que Trump ganara una presidencia que no quería, más peligroso se hacía su relato. Además, el affaire empezó pocos meses después de que Melania Trump diera a luz a su hijo menor Barron, un detalle muy poco presidencial.
Daniels cuenta que en 2007, en uno de sus encuentros, Trump habló por teléfono con Hillary Clinton, a quien "amaba por su inteligencia". Daniels cuenta que mucho antes, en 2011, un hombre amenazó con lastimarla si hablaba, y la forzó exactamente a eso. Compartió su relato con la revista In Touch confiada en que la notoriedad de su historia la sacaría de esa posición indefensa, pero la publicación sepultó la historia por miedo a las represalias del empresario Trump. Después de todo, ella contaba escenas íntimas de sus encuentros sexuales extramatrimoniales. Esos detalles solo salieron a la luz seis años después, cuando The Wall Street Journal reveló la existencia del affaire, y la revista se vio obligada a publicar la entrevista. Desde ese momento Daniels se convirtió en el blanco del escarnio de los trumpistas y republicanos, que la desacreditaron por su trabajo. También, poco a poco, se fue convirtiendo en una extraña heroína para la resistencia anti-Trump.Para devolverle las atenciones al presidente, que por meses ha evitado pronunciar su nombre, Daniels prometió revelar en su biografía todo lo referente a Trump, en amplio detalle, y parece que cumplió. El 2 de octubre lanza su biografía Full Disclosure, y varios medios que han recibido copias por adelantado, como The Guardian y CNN, ya comentan las revelaciones más explosivas. A primera vista no hay nada muy nuevo, pero “el diablo está en los detalles”.Stormy ahonda en su primer encuentro con Trump en un hotel de Lake Tahoe, en 2006. Cuenta que cuando llegó a su cuarto, este “salió en pijama de satín negro y pantuflas”, y ella le respondió, “¿Qué putas haces? ¡Pónte algo de ropa!”. Muy obediente, Trump se cambió, y sentados en un sofá coincidieron en que su pelo era ridículo. Stormy se puso personal, y le preguntó: “¿Qué pensaría tu mujer de que estés aquí conmigo?”, y, sin vacilar, Trump dijo: “No te preocupes por eso. No es gran cosa, además dormimos en cuartos separados”. En ese momento sacó una foto de Melania con el pequeño Barron, de apenas meses.Puede leer: División en la Casa Blanca, el artículo de oposición que enfurece a TrumpPoco después Stormy fue al baño y a su regreso encontró a Donald desparramado en la cama en ropa interior. Pasó lo que tenía que pasar y, para dejar constancia de que no miente, Daniels procede a describir minuciosamente el pene de su amante du jour. “Es distinto de una manera peculiar, es más pequeño que el promedio, pero no pequeño de manera escandalosa. Él sabe que tiene un pene inusual, tiene una cabeza enorme, como una seta. Así que ahí estuve, aburrida porque me estaba follando un tipo con vellos púbicos de yeti y una verga que más se parece al personaje del hongo de Mario Kart”. Matoneo puro y duro.La actriz concluye con una frase apuntada a desinflar el ego de Trump, o tratar de suscitarle una respuesta: “Puede ser el sexo menos satisfactorio que tuve en la vida pero, claramente, él no comparte esta opinión”. Vale mencionar que incluso Marla Maples, exesposa de Trump, negó haber dicho que el de Trump había sido “El mejor sexo que he tenido”, una frase de la que este siempre hizo alarde y dio para una portada en The New York Post. Michael Avenatti, abogado de Daniels, aseguró que el testimonio de su clienta prueba que dice la verdad, y retó a las colaboradoras del mandatario a probar lo contrario.
Cuando Trump y Daniels empezaron su "affaire", su esposa Melania acababa de dar a luz a Barron y, según Trump, ya dormían en cuartos separados. Daniels también menciona que el magnate le ofreció apartamentos y dinero, y también hacerla parte de The Apprentice, el reality que conducía en ese entonces. Le dijo que pensarían la forma de hacerle saber los retos antes de tiempo para que avanzara sin contratiempos: “Quería que hiciera trampa, y fue 100 por ciento su idea”. Y también sorprende con una anécdota que surgió en uno de sus encuentros posteriores. En el Beverly Hills Hotel, en 2007, mientras veía embobado la famosa Shark Week en televisión, Trump recibió una llamada de Hillary Clinton, quien le disputaba la candidatura demócrata a Barack Obama. Daniels asegura que charlaron sobre la campaña, y que sonaba de forma recurrente la frase “nuestro plan”. Cuando colgaron, Trump expresó que amaba a Hillary: “Es tan inteligente”. Por la manera en la que la trató en la campaña de 2016, cuando la enfrentó por la presidencia, nadie lo hubiera imaginado.Le recomendamos: Donald Trump, ¡acorralado!Daniels no ha desaprovechado sus 15 minutos. El libro llega luego de una exitosa gira de clubes de strip tease en la que ha visto cómo su público ha cambiado radicalmente. Antes de este escándalo la veían sobre todo hombres blancos de edad media, la base de Trump. Ahora estos no se aparecen y sus shows se llenan de parejas, de mujeres, de jóvenes. No está exenta de amenazas y peligros, por lo cual ahora tiene tres guardaespaldas a quienes llama ‘los dragones’. Sobre esto habló en un amplio reportaje de la edición de agosto de la revista Vogue, que la pinta bajo una luz guerrera, como la indetenible.El libro sirve para poner en su sitio a Trump, para reducir –de nuevo– el debate periodístico a si el presidente se acostó y le pagó a una mujer para callarla y falló en el intento, pero también ofrece la radiografía de una estrella porno. A los 9 años, para evitar que un vecino abusara de su mejor amiga, ella se le ofreció. Antes de terminar su bachillerato ya incursionaba en el mundo de las bailarinas exóticas y dio el salto al mundo porno como un camino natural para vivir y para crear. No ha dejado de lado su naturaleza y sigue su lucha por que la escuchen como a una mujer digna. Por eso su abogado la presenta como una voz que no se calla frente a un sistema que tenía todo para doblegarla.