Un video que muestra a dos jóvenes besándose en un establecimiento comercial se viralizó recientemente en la red social TikTok.
En los primeros segundos del clip se observa a la pareja dándose el beso. Posteriormente, los dos, al percatarse de la llegada de alguien, se separan inmediatamente. Segundos después aparece un tercer joven y abraza al hombre, quien era su amigo, y besa a la mujer, quien sería su novia.
En otro video, el joven que supuestamente sufrió la infidelidad, asegura que es él y comparte el clip con la canción El santo cachón. “Sí, soy yo”, dijo, mientras se escucha la canción y se aprecian las imágenes.
El joven afirmó que el video era de hace un tiempo, pero recientemente se dio cuenta. “Nunca fuimos nada oficialmente, estábamos saliendo por bastante tiempo”, aseguró sobre su relación con la chica.
Sobre el hombre que estaba besando a la joven, señaló que eran “amigos cercanos” y que se habían conocido “gracias a ella”. “Ella me lo presentó como su amigo, su hermano”, expresó.
La publicación ha generado decenas de comentarios de los usuarios de la red social. Algunos de ellos le expresan solidaridad al joven, mientras que otros se toman con gracia la situación.
“Menos mal te diste cuenta, aunque no fue la mejor manera”; “Ojalá yo me hubiera dado cuenta por un Tiktok, jajaja, al menos me hubiese vuelto famoso”; “estamos contigo amigo”, fueron algunos de los mensajes.
Los retos virales extremos que están poniendo en peligro a los adolescentes
Cada vez es más frecuente entre los adolescentes la realización de los denominados retos virales o challenges en internet. Estos consisten en la grabación y difusión por medio de redes sociales (TikTok, Instagram) de una acción concreta (baile, broma, desafío…) para que los demás usuarios los vean y a su vez hagan ese mismo reto. Así, dependiendo del interés que suscita el reto se convierte en viral por la difusión masiva que tiene en internet y la tendencia del ser humano a imitar la conducta de los demás, sobre todo en la adolescencia.
Un reto viral puede ser propuesto por un grupo de amigos, o bien se puede seguir por voluntad propia retos realizados por otros usuarios o celebridades que ve en internet. De hecho, los retos apoyados por influencers suelen ser los más viralizados ya que estas personas son seguidas masivamente por una gran cantidad de personas.
Así sucedió con uno de los retos virales pioneros en 2014, denominado IceBucket Challenge, que consistía en tirarse un cubo de agua fría por encima y retar, mediante una nominación, a hacer lo mismo a otros para concienciar y recaudar dinero para investigar la esclerosis lateral amiotrófica.
Existe una gran variedad de retos virales, tanto por su brevedad (duran menos de un minuto), como por su fugacidad (si un reto está de moda al poco tiempo deja de estarlo y otro se hace viral). La mayoría de los retos que hacen los adolescentes son inofensivos e interesantes. Por ejemplo, los retos sociales tienen un componente social o familiar de diversión como bailes o bromas inofensivas. Un ejemplo de este tipo de retos es el baile Chicken Teriyaki Challenge de la nueva canción de la cantante Rosalía.
Sin embargo, aunque este tipo de retos no conlleva riesgo alguno, en los últimos años se ha popularizado cada vez más la realización de retos virales peligrosos que ponen en riesgo la integridad de los menores y/o de sus entornos. Algunos ejemplos son: 48 horas desaparecido, que consiste en desaparecer sin dejar rastro durante dos días; o el cascarón, en el que los usuarios comen todo tipo de alimentos con cáscara (huevos, caramelos con el envoltorio…), con el riesgo de obstrucción y asfixia que conlleva este tipo de comportamiento. El aumento de la realización de este tipo de retos preocupa mucho, sobre todo a familias y a equipos docentes.