La familia Gucci, la misma que hace casi 100 años creo la reconocida casa de modas, siempre ha estado en el ojo del huracán. Y no es para menos: varios episodios de su historia parecen sacados de una novela llena de intrigas, drama, traiciones y suspenso, y entre los miembros se cuentan traiciones, delitos de evasión de impuestos, enemistades internas y hasta asesinatos de sangre.
En los años 90, por ejemplo, Mauricio Gucci, nieto del fundador de la reconocida casa de modas y quien por sus malos manejos había perdido el control de la empresa, fue asesinado por orden de su exesposa, que asistió al funeral llorando y se atrevió a pedir su parte de la herencia. Nadie sospechó de ella, hasta que las autoridades descubrieron la verdad y hoy los medios la conocen como Lady Gucci o ‘La viuda negra de la moda’. Su historia, de hecho, llegará al cine el próximo año de la mano de Lady Gaga.
Pero ahora, además de ese famoso asesinato, los Gucci suman otro crimen igual de macabro. Alexandra Zarini, bisnieta del fundador, denunció la semana pasada a tres miembros de su familia por supuestos abusos sexuales que sufrió de forma constante desde que era una niña. El principal culpable sería su padrastro, Joseph Ruffalo, pero su mamá, Patricia Gucci, estaría involucrada como una cómplice.
Según el testimonio de Zarini, quien hoy tiene 35 años, Ruffalo (un reconocido productor musical) abusó de ella desde que tenía 6 y hasta que cumplió 22. Dice que se metía desnudo a su cama, ponía la mano por debajo de su pijama y tocaba sus partes íntimas. Algunas veces incluso frotaba su miembro erecto contra ella.
En otras ocasiones, cuando se despertaba luego de una pesadilla, corría a acostarse en la cama de su mamá y de Ruffalo, y cuando despertaba tenía su mano puesta sobre el pene de él. Zarini también dice que su madre no solo no decía nada, sino que cuando supo de los abusos, le pidió que se callara. Incluso la acusa de permitirle a Ruffalo grabarla desnuda en el baño y dice que la maltrataba con regularidad, a alguna vez llegando a estrangularla.
Además de la denuncia, Zarini publicó un video en el que cuenta toda su historia:
Otra que aparece mencionada en la denuncia es la abuela de Alexandra, Bruna Palombo, quien supuestamente se enteró de los abusos a los que sometían a su nieta cuando ella tenía 16 años, pero no hizo nada para impedirlo. Es más, habría llegarlo a decirle que se callara y que no denunciara nada.
A la denuncia se suma el testimonio de una amiga de Alexandra que estudió con ella en un internado durante su adolescencia y quien confirma que ella le contó alguna vez que su padrastro abusaba de ella sexualmente y que su familia no hacía nada para impedirlo. Esa situación prolongada habría llevado a Alexandra a consumir heroína y metanfetaminas, impulsada por el propio Ruffalo.
Con el tiempo, Zarini terminó entrando a un centro de rehabilitación en el que un grupo de terapeutas le enseñaron a aceptar lo que le había pasado. Pero una vez afuera, y cuando estaba dispuesta a contarlo todo, comenzó a recibir presiones de su mamá y de su abuela para que se callara. Hizo caso por un tiempo, pero el año pasado cambió de opinión debido al nacimiento de su primer hijo y al cambio en la legislación sobre los abusos sexuales en California (que ante la avalancha de denuncias de abuso sexual y el #MeToo decidió aumentar el plazo para que las víctimas denuncien a sus victimarios). También contribuyó que se enteró de que su expadrastro estaba de voluntario en un hospital infantil.
Una vez interpuesta la denuncia, los acusados no demoraron en responder. Patricia Gucci le dijo al New York Times que lamentaba el dolor que Joseph Ruffalo le había causado a su hija, pero se desmarcó de las acusaciones contra ella: “me sentí devastada cuando me contó todo en el consultorio de nuestro médico de cabecera en Londres, en septiembre de 2007. Inmediatamente inicié el proceso de divorcio contra Ruffalo y me dispuse a sanar a mi familia con la búsqueda de ayuda profesional. De igual manera, estoy devastada por las acusaciones contra su abuela, y contra mí, que son completamente falsas”.
El abogado de Ruffalo, por su parte, dijo que su cliente aún no ha sido notificado ni ha leído la denuncia, pero negó cualquier acusación de abuso sexual y puso en duda la salud mental de Zarini: “Mientras estuvo casado con la madre de Alexandra, Ruffalo y su esposa estaban muy preocupados por el bienestar mental de Alexandra y tomaron medidas para tratar su inestabilidad. Aparentemente, sus esfuerzos fallaron”.
La genealogía Gucci
Alexandra Zarini y Patricia Gucci descienden del gran patriarca de la familia, Guccio Gucci, quien creó la marca que hoy lleva su apellido en 1920, cuando abrió una pequeña tienda en Florencia para vender artículos de cuero hechos de forma artesanal. Fueron sus cuatro hijos (Aldo, Hugo, Vasco y Rodolfo) quienes decidieron expandir la empresa cuando vieron que los productos de su papá eran bastante populares entre las clases altas de la ciudad.
Con ellos a la cabeza Gucci se convirtió en una de las marcas más reconocidas del mundo, pero pronto vinieron las disputas internas y las peleas familiares. Finalmente, la familia perdió el control sobre la empresa en 1993 por los malos manejos de Mauricio Gucci (hijo de Rodolfo) y hoy la marca le pertenece a un conglomerado francés.
Patricia, quien actualmente enfrenta las acusaciones de su propia hija, nació de una relación extramarital de Aldo, pero recibió su apellido e incluso trabajó en la junta directiva de la empresa cuando aún le pertenecía a la familia. Alexandra es hija de su primer matrimonio. La disputa entre ambas promete ser larga y apasionante. La justicia tendrá la última palabra.