El príncipe Harry siempre ha dado de qué hablar. Pero esta vez está en boca de todos no por ser protagonista de otra fiesta enloquecida, ni por su historia de amor de cuento de hadas con Meghan Markle, ni por adiós a la Casa Real.

Este domingo es quizás el día en que más expectativa ha generado en su vida. Los ojos del mundo están puestos en lo que pueda decir en su entrevista con Oprah. El programa será uno de los mayores éxitos de la televisión en años y ya fue un negocio enorme. Se sabe que CBS pagó más de siete millones de dólares por transmitir esa explosiva conversación.

¿Por qué Harry está haciendo esto? En uno de los clips publicitarios del cara a cara con Oprah, cuenta que su meta es evitar que Meghan repita la historia de su madre. Es bien conocido el infierno que Diana vivió en la familia real, que no se portó como tal, según ella misma.

La consideraban estúpida y loca, y menospreciaban su modo diferente de actuar. Su esposo, Carlos, no la amaba y la despreció por su querida, Camilla Parker Bowles. El resultado fue una fuerte bulimia, depresión e intentos de suicidio.

La monarquía, además, la dejó a merced de los paparazzi, quienes no pararon de cazarla a donde fuera desde 1981 hasta 1997, cuando murió perseguida por una caravana de reporteros. Harry admite que su alcoholismo y locuras fueron fruto del duelo silenciado por su madre y la impotencia de no haber podido defenderla.

No es la primera vez que el hijo de la adorada Lady Di habla de esto. En 2017, el joven abrió su alma por primera vez sobre este tema. En una emotiva y franca entrevista con el diario británico The Telegraph, contó que durante varios años se sumió en un “caos total” por no saber lidiar con la muerte de su madre.

Como muchos recuerdan, el 31 de agosto de 1997 la princesa Diana de Gales falleció en un accidente automovilístico en París. En esa época Harry, de 12 años, tuvo que lidiar con el terrible duelo de perder a su madre frente a millones de espectadores. Esa fue una situación que, según el mismo Harri, “ha tenido un efecto muy grave no sólo en mi vida personal, sino también en mi trabajo”.

“Mi forma de lidiar con ello era metiendo la cabeza en la arena. Negarme a pensar en mi madre porque, ¿eso cómo ayudaría? Solo iba a hacer que me entristeciera. No iba a traerla de vuelta”, aseguró.

Su estrategia de “apagar las emociones” lo llevó a vivir años de caos, durante su adolescencia. Con frecuencia era protagonista de las portadas de las revistas sensacionalistas del Reino Unido con titulares referentes a su vida de fiesta y por su rebeldía, sobre todo impulsada por su carácter agresivo.

No fue sino dos décadas hasta los 28 años, después de la muerte de su madre, que el príncipe buscó ayuda psicológica después de sentirse, según contó, “al borde de golpear a alguien”, o de sufrir de episodios de ansiedad durante eventos reales. Este tiempo en terapia también le ayudó a soportar la ansiedad de cumplir con los compromisos reales.

Motivado por su hermano, el príncipe William, Harry accedió a buscar ayuda y a hablar más abiertamente sobre sus emociones, lo que le ayudó a exteriorizar todo lo que no le dejaba superar esa pérdida tan significativa. “Mira, realmente necesitas lidiar con esto. No es normal pensar que nada te ha afectado”, cuenta Harry que le dijo su hermano. “La experiencia que he tenido es que una vez que empiezas a hablar de ello, te das cuenta de que en realidad eres parte de un gran club”, dijo.

Los dos príncipes, hijos de Lady Di, solían ser inseparables hasta que se pelearon el año pasado.

Harry habló abiertamente sobre sus visitas frecuentes a su consejero y cuenta que practica el boxeo para controlar sus impulsos agresivos, actividades que, como él dice hacen que ahora esté en “un buen lugar”. “Esto no es solo es por ti, sino para todos los que están a tu alrededor porque te conviertes en un problema. Yo, a través de muchos de mis veinte años, era un problema y no sabía cómo lidiar con eso”, afirmó.

El entonces príncipe contó abiertamente su experiencia con el fin de animar a las personas a romper con los estigmas que rodean a quienes padecen problemas de salud mental o a quienes deciden buscar una ayuda extra para lidiar con las emociones.

“Lo que estamos tratando de hacer es normalizar la conversación hasta el punto que cualquiera puede sentarse a tomar un café y hablar sobre las dificultades psicológicas sin señalamientos”, explica.