El pasado 12 de febrero se cumplieron dos meses de la muerte de Vicente Fernández, uno de los mejores cantantes de música ranchera, considerado por cientos de miles de personas como el ‘rey’ de este género musical.
El Charro de Huentitán, como se le conocía popularmente, falleció a los 81 años en el hospital Country 2000 de Guadalajara, víctima de una múltiple falla orgánica.
“Fue un honor y un gran orgullo compartir con todos una gran trayectoria de música y darlo todo por su público. Gracias por seguir aplaudiendo, gracias por seguir cantando”, escribió la familia en un comunicado que publicaron en la cuenta oficial de Instagram del artista.
Sin embargo, a más de 60 días de su desaparición física, el recuerdo de Chente aún sigue vigente, especialmente entre sus familiares, que aún lo sienten con ellos. Así lo explicó María del Refugio Abarca, más conocida como Doña Cuquita, viuda de Fernández, quien aseguró a los medios mexicanos que ella siente la presencia de su esposo tan intacta como el día en que falleció.
Las declaraciones las dio el pasado 17 de febrero, día en que Vicente estaría cumpliendo 82 años, razón por la que su familia decidió realizar una misa en su honor. Tras la ceremonia, que se desarrolló en el rancho Los Tres Potrillos, en donde vivieron por muchos años Fernández, su esposa y sus hijos, Doña Cuquita confesó que su esposo aún camina por el lugar y que tiene ciertas formas curiosas de comunicarse con ella.
De acuerdo con la prensa mexicana, la mujer aseguró que todos los días Vicente Fernández suele manifestarse dentro de su habitación, específicamente en la cama que ambos compartieron por muchos años.
“Increíble, pero se forma una cruz en mi cama, de verdad, con la colcha con todo se forma una cruz, pero a diario”, dijo.
Por supuesto, al escuchar estas declaraciones, los periodistas, bastante extrañados por lo dicho, quisieron cerciorarse de que estas supuestas “apariciones” no son resultado de un poder del más allá, preguntándole a María del Refugio si tras la muerte de ‘Chente’ ella había contactado a algún espiritista para que este se comunicara con el alma de su marido.
“¡No! No he consultado a nadie, yo solo le digo: ‘No te preocupes, nadie va a ocupar tu lugar’”, respondió muy serena.
Al escuchar esto, varios trabajadores de la prensa, especialmente de los programas de chismes, se atrevieron a asegurar que la conexión entre la mujer y Vicente Fernández fue tal, que lo más seguro es que él aún está sujeto a ella, incluso más allá de la muerte.
Asimismo, algunos tienen como hipótesis que la fuerza que los mantiene unidos es la de la fe, ya que ambos fueron muy devotos de la Virgen de Guadalupe, máxima patrona de los mexicanos. De hecho, ella aún venera mucho esta imagen de la fe católica, tanto que ya tiene por rutina ir todos los días a la tumba del cantante, que está en el rancho en el que vive, para rezar un rosario por su alma.
Sin embargo, ni siquiera la fe le ha sido suficiente para asimilar la muerte de Chente, pues, aunque ella dice que ya está lista para enfrentar cara a cara la soledad matrimonial, lo cierto es que aún la tristeza la invade por momentos, y llorar se hace inevitable.
“No más con verlo a él ensayar el mariachi (...) No estoy lista”, dijo en relación con el choque emocional que le da ver a su hijo Alejandro Fernández ensayar para el concierto que ha estado dando por estos días.
Por último, aseguró que su esperanza es volver a estar junto a él, por eso desea que, al morir, sus hijos la entierren al lado de Vicente Fernández, para de esta forma estar juntos por la eternidad.