La Liendra, apodo con el que se le conoce al influencer Mauricio Gómez, se convirtió una vez más en el centro de las críticas por parte de varios internautas, después de que reveló la inauguración de un negocio de videojuegos en una calle del barrio en el que creció.

Aunque lo cierto es que la idea del emprendimiento no fue propia de La Liendra (su hermano era el que quería tener un negocio así), fue él quien puso toda la inversión para que el proyecto fuera una realidad.

Ahora bien, aunque tener ‘un negocio de Xbox’ (como se conocen estos establecimientos en Colombia) no es una situación polémica, ni mucho menos ayudar a su hermano a cumplir su sueño, sí lo fueron las razones que llevaron a La Liendra a prestarle la plata a su familiar para poder emprender.

Según contó el influencer, por medio de una serie de historias que subió a su cuenta de Instagram, cuando era niño asistía con frecuencia a este tipo de locales para divertirse con sus amigos. Sin embargo, en una ocasión infortunadamente dejó caer un control cuando estaba jugando. Para ese entonces, por la caída de uno de estos controles el dueño del sitio cobraba a la persona mil pesos como ayuda para una posible reparación. Ante la negativa de Gómez de pagarle el dinero, el hombre lo expulsó de su negocio sin opción de regresar.

“Hace tres meses volví y le dije que si me dejaba entrar, y me dijo que no, que no le interesaba que yo tuviera fama, que yo ahí no entraba”, recordó La Liendra.

Fue en ese momento cuando recordó el sueño de su hermano, por lo que decidió hablar con él y prestarle el dinero necesario para iniciar con el negocio. Ahora bien, lo curioso de la historia es que lograron conseguir un local justo en la cuadra en la que el vecino tenía su comercio.

Aprovechando esta “coincidencia”, La Liendra decidió pagar con la misma moneda burlándose del hombre, anunciándole que le había montado competencia y sacándole en cara su economía, mientras conducía su camioneta.

“¿Sí pilló que le monté la competencia por no dejarme entrar? Ahí está. Y de acá a ocho días monto otros ocho”, le gritó el joven desde su vehículo.

En la siguiente historia, no solo mostró a su hermano mayor y la felicidad que sentía con su nuevo negocio, sino que además entró al local y presentó detalle por detalle los equipos con los que contaba, que aunque no son muy costosos (a excepción de las consolas de videojuegos) son lo necesario para que cualquiera se pueda divertir.

“Ya saben, si no los dejan entrar en algún negocio, si los están humillando, eso no le ruegue a nadie y monte el suyo”, concluyó.

Por supuesto, la actitud de La Liendra no gustó entre varias personas que aseguraron que esa no era la forma de mostrar el negocio, pues en la vida no se puede pagar a las personas “con la misma moneda”.

“¡Ojo, mijo! Recuerde de dónde viene”; “¿Para qué tanta plata si al final de cuentas resultó igual de porquería que el que lo humilló de niño?”, son algunos de los comentarios con que los internautas mostraron su rechazo a la actitud.

Por otra parte, algunos de sus seguidores lo apoyaron, manifestando que “todo en la vida se paga” y “por eso es que uno nunca debe escupir para arriba, porque le puede le caer en la cara”, en clara referencia a lo sufrido ahora por el dueño del negocio en el que jugaba La Liendra.