En París, la ciudad del amor, Andrés Toro le pidió matrimonio a su novia María Mercedes Garzón. Para llevarla a la Torre Eiffel y pedirle la mano sin que ella sospechara, le dijo que a la guía que les hizo el recorrido por la ciudad se le había olvidado mostrarles uno de los monumentos más famosos, el cual podía verse desde la torre: el monumento del amor. Una vez en la emblemática torre, Toro se ubicó diagonal a ella y le puso el anillo de compromiso muy cerca de los ojos. Por la cercanía, al principio, para ella fue imposible visualizar con claridad lo que su pareja sostenía entre sus dedos. Poco a poco, él fue alejándolo de su rostro y ella pudo ver la sortija. Luego de unos segundos, ella le dio la tan anhelada respuesta: ¡Sí me quiero casar contigo!
Los planes eran realizar la ceremonia este año. Sin embargo, la pandemia cambió sus propósitos. Cuando solo había pocos casos conocidos de covid-19, guardaban la esperanza de que todo volviera a la normalidad y así poder realizar la reunión. Al ver que el panorama empeoró, se sintieron frustrados, pero tuvieron una nueva idea: realizarla de forma online. “Decidimos reinventarlo, fue un proyecto que hicimos durante las últimas semanas”, cuenta Garzón. Hicieron una llamada con varios de sus amigos de hace más de 20 años. “Casualmente uno de ellos tiene Zoom Empresarial y nos facilitó la infraestructura para que muchas personas se pudieran conectar y la llamada no tuviera límite de tiempo”, dice Toro. Por dos semanas, ambos le ayudaron a sus familiares a descargar la aplicación.
El día anhelado llegó. Todos sus familiares, amigos y conocidos se conectaron a las cinco de la tarde, hora de Barcelona. “En Colombia eran las diez de la mañana; en Oceanía, las tres de la mañana. Lo más difícil fue intentar mantener los micrófonos silenciados, fue misión imposible, pero nos divertimos muchísimo”, describe Garzón. Cuando la situación se normalice, ellos esperan poder viajar a Colombia para celebrar en persona con todos sus allegados.