La historia de este grupo de ‘hackers‘ activistas, que han vuelto a figurar en los últimos meses, se remonta al año 2003 y a un foro muy popular en internet por esa época, llamado 4Chan. Creado como un espacio para compartir desde el anonimato imágenes del anime y el manga de la cultura japonesa, se popularizó a comienzos de siglo y, aprovechando esta condición —anonimato— varias personas empezaron a utilizarlo para coordinar bromas en internet y atacar otros sitios web.
Como cualquier persona que publicaba imágenes o mensajes en el foro aparecía como ‘Anonymous’ (anónimo en inglés), varios de los usuarios comenzaron a autodenominarse así, como si todos fueran uno solo. Lo que al inicio eran bromas o diversión, pronto se convirtió en algo mucho más serio: un grupo de activistas que luchaban por la libertad de expresión y que defendían un internet libre y abierto, con acceso a todo para todos. Sus primeros ataques coordinados en ese sentido fueron contra la Iglesia de la Cienciología en 2008, pues consideraban que esta institución intentaba imponer la censura en internet, al retirar videos y material que consideraban exclusivo.
Para ese entonces, comenzaron a usar la máscara de Guy Fawkes, el mítico católico inglés que intentó matar al rey Jacobo I en 1605 en la llamada Conspiración de la Pólvora, y que fue atrapado, torturado y ahorcado. Esta máscara se había hecho famosa por la película V de Venganza, de 2005. Luego comenzaron a atacar sitios web y a personas que se oponían activamente a la pirateria en la web y a los ‘torrents‘ (que ellos defendían) y también atacaron a las sociedades de derechos de autor, pues consideraban que el contenido en internet debía ser libre y gratuito para todo el mundo. Esta última operación la llamaron Payback, y llevó a que Twitter, YouTube y otras plataformas les bloquearan las cuentas y borraran sus videos.
Para ese entonces ya habían ganado mucha popularidad y tenían miles de defensores en internet. Su lema era: “El conocimiento es libre. Somos Anonymous. Somos legión. No perdonamos. No olvidamos.¡Espéranos!”. En 2011 comenzaron a atacar a gobiernos de distintos países y a otras instituciones que promovían la censura, según ellos. En Colombia incluso ‘hackearon‘ la cuenta de Twitter del expresidente Álvaro Uribe y la página de Facebook del entonces presidente Juan Manuel Santos. Más adelante se unieron para apoyar a WikiLeaks, el movimiento de Julian Assange que filtró miles de documentos confidenciales de los gobiernos de Estados Unidos y que pusieron en aprietos a varios gobiernos del mundo. También comenzaron a atacar a los pedófilos, a los que promovían la pornografía infantil y al Ku Klux Klan. En 2015 incluso le declararon la guerra al Estado Islámico, más conocido como Isis.
Y aunque varios de los miembros de este grupo fueron arrestados en países como España o Chile, el hecho de que no tengan una jerarquía clara y que sean un grupo abierto hace imposible que puedan ser desmantelados. El grupo, sin embargo, se desvaneció un poco después de 2016, cuando realizaron algunos ataques contra la campaña de Donald Trump y para exponer la corrupción en Sudáfrica. Pero este año, y cuando nadie los esperaba, volvieron a aparecer. Su primer ataque fue a la página de la ONU, en febrero: la ‘hackearon‘ y crearon una página para Taiwán, un país que no tiene una silla en la organización desde 1971, pues China lo considera ilegal. Pero la mayor parte de sus filtraciones llegaron hace pocos meses, luego del asesinato del afroamericano George Floyd a msnos de unos policías blancos estadounidenses.
Desde entonces han sacado documentos o información sobre el caso Jeffrey Epstein, el supuesto asesinato de varios famosos y la muerte de la princesa Diana. Algunos dicen que no es el mismo grupo que se volvió famoso hace una década, pero por la falta de jerarquía y la filosofía del colectivo, esto es imposible de saber. Lo único cierto es que los ataques regresaron y, al parecer, es para quedarse...