Aunque estaban viviendo el mejor momento de sus carreras y de sus vidas, en el fondo estaban pasando por muchas dificultades personales. Eran las grandes estrellas de Game of Thrones, la serie más exitosa de las últimas décadas y se habían vuelto famosos en todo el mundo, pero al mismo tiempo vivían en medio de presiones, estrés y ansiedad. Ahora que el programa ha terminado, muchos de ellos están empezando a confesar cómo los afectó esa situación y los episodios que tuvieron que vivir en secreto, mientras ante las cámaras y los medios actuaban como si todo estuviera normal.Sugerimos leer: Más de un millón de fanáticos firman petición para que la última temporada de ‘Game of Thrones‘ se rehagaLa primera que habló del tema fue Emilia Clarke, quien interpretó a Daenerys Targaryen, cuando contó que después de la primera temporada sufrió dos aneurismas cerebrales que casi le cuestan la vida. Aunque se salvó, vivió momentos bastante difíciles, que prefirió no hacer públicos para no generar rumores en la prensa. De hecho, cuando llegó a grabar la segunda temporada lo hizo en medio de dólores. Finalmente superó el tema y aprendió a convivir con la fama.A Maisie Williams (Arya Stark) y a Sophie Turner (Sansa Stark) les pasó fue cuando empezaron a leer los comentarios en redes sociales que las trataban como malas actrices y mujeres poco agraciadas. Esto las afectó tanto que la primera sufrió una crisis de inseguridad y de baja autoestima que la llevó a la depresión y la segunda incluso estuvo contemplando el suicidio. Finalmente lograron superar el tema, dejaron de ver comentarios en las redes y hoy son dos de las actrices más cotizadas del momento. Puede interesarle: ¿Cómo los fanáticos decepcionados de Game of Thrones usaron Google para vengarse de sus creadores?Isaac Hempstead-Wright, quien hizo de Bran Stark y quien está en este momento en Bogotá a propósito de la Comic Con, también confesó que en algún momento contempló retirarse de la actuación, pues le tocaba ir con escoltas y policías a su escuela y a la universidad, por culpa de la gran cantidad de fanáticos que se le acercaban. Al final desistió de la idea.Quien sí no aguantó la presión fue Jack Gleeson, el odiado Joffrey Baratheon, quien cuando salió de la serie dijo que no iba a volver a actuar nunca, pues la presión era insoportable. A Lena Headey, Cersei Lannister, por su parte, le tocó soportar una depresión postparto. Pero el personaje al final le terminó ayudando. Sugerimos: Sangre y fuego: así fue la batalla final en Game of ThronesEl último en hablar del tema fue Kit Harington, el reconocido Jon Snow, quien poco antes de la transmisión del último episodio tuvo que ser internado en un centro de rehabilitación. Según sus allegados, esto debido al estrés y al alcoholismo que le causó la serie. Él ya lo había dicho a la revista Variety: "aunque sabía que en realidad debía sentirme como uno de los más afortunados del mundo, en realidad me sentía bastante mal".Y es que a fama no es como parece.