El 31 de diciembre Pirry, el reconocido periodista y documentalista de televisión, estaba en Villa de Leyva con su mamá y su familia para celebrar la llegada de 2020. El 2019 había sido otro gran año, como muchos en su vida de aventuras y aprendizajes por el mundo, por lo que nada malo parecía pasarle. Pero al día siguiente por la tarde, este tunjano de 49 años sintió el bajón o vacío que lo visita de vez en cuando. “Es como una sensación de no encontrarle sentido a nada, acompañada de un llanto inexplicable”, dice. Era otra crisis de depresión. Para él, eso es lo más doloroso de su enfermedad: querer la vida con toda el alma, pero caer en ese estado en el que nada tiene sentido. “Es como si te encantara el fútbol pero sufrieras de artrosis en la rodilla”, dice. Puede leer el artículo completo aquí.