Ghislaine Maxwell pagó el precio de ser lo que es y tendrá que esperar el momento de su juicio tras las rejas. La jueza que lleva su caso en una corte de Nueva York dijo que su poder económico, sus conexiones sociales y la perpectiva de pasar 35 años en la cárcel eran razones suficientes para negarle la posibilidad de quedar libre bajo fianza. "Los riesgos simplemente son demasiado grandes", apuntó la jueza.
Maxwell lloró cuando oyó la decisión —vía videoconferencia— desde una cárcel de alta seguridad de Brooklyn, donde está detenida. Minutos antes, la británica de 58 años e hija del difunto magnate de la prensa británica Robert Maxwell, se había declarado no culpable de tráfico sexual de jovencitas para satisfacer los deseos de su expareja, el difunto financista Jeffrey Epstein. Lea la historia completa aquí