Como tercera generación de una familia de caficultores, Juan Pablo y Gustavo Villota decidieron en el 2007 crear un café con sello propio que conquistara mercados internacionales.Fue así como Café San Alberto emprendió su camino por varios continentes con productos del segmento premium.En Conversaciones Dinero hablamos con Gustavo Villota, quien nos manifestó que esta decisión más allá del dinero, fue un asunto de pasión.Esa convicción la respaldan más de 12 premios, como Mejor Café Exótico del Concurso Nacional de Calidad 2017, la Medalla de Oro en el Monde Selection durante cuatro años consecutivos —entre 2014 y 2017— y tres Estrellas Doradas por su Sabor Superior por el International Taste and Quality Institute durante seis años consecutivos —2012-2017—, respaldan su valía.Le puede interesar: Samuel Azout, el líder que dejó atrás el retail para ser emprendedor socialEn La Hacienda San Alberto en Buenavista (Quindío), donde comienza todo, cultivan 100.000 kilos por cosecha. Las exportaciones a Corea, Bélgica, Dinamarca, Suecia y Canadá, entre otros países, llegaron a ser el 80% de sus ingresos.Sin embargo, con el aumento del interés por sus productos desde el consumo local, ahora el exterior bajó a ser el 60% de su mercado. Ahora tienen cuatro tiendas —en La Hacienda, en el Centro Histórico de Cartagena, en el Museo del Oro y en la localidad bogotana Usaquén— a las que les llaman ‘templos’ con los que pretenden concientizar que cultivar café de gran calidad es un proceso complejo, en el que hay un agricultor, una tradición, una técnica y unos artistas detrás del sabor.