Para el 2 de noviembre de 2021, 97 por ciento de las instituciones educativas y 7,8 millones de estudiantes, que representan el 78 por ciento del total de matriculados, había regresado de manera presencial a los colegios. Para lograr la reactivación del sector, el Gobierno ha avanzado en el Plan Nacional de Vacunación e invertido más de 1.2 billones de pesos en hacer las adecuaciones a los establecimientos educativos. Los recursos adicionales que fueron girados en agosto tenían como fin lograr las mejoras en infraestructura de las sedes educativas que no habían ingresado a la presencialidad.
El desafío ahora es la valoración de las afectaciones de la pandemia en el desarrollo de aprendizajes, no obstante el esfuerzo de los maestros y familias, como consecuencia de una menor interacción entre estudiantes y maestros. La diversidad geográfica, cultural y de acceso a tecnologías en el país implicó una prestación del servicio educativo a través de materiales impresos, medios de comunicación masivos y contenidos virtuales.
El Ministerio de Educación definió una política de carácter nacional cuyo objetivo es contribuir a acelerar y mejorar los aprendizajes de los estudiantes más vulnerables matriculados en los niveles de básica y media. En primera instancia, esta contempla el fortalecimiento de capacidades a través de la escuela, de las secretarías y del centro de liderazgo de directivos docentes.
La información para identificar las necesidades de los estudiantes en términos de resultados de aprendizaje y desarrollo socioemocional, a través de herramientas como el uso a gran escala de ‘Evaluar para Avanzar’ y la aplicación de las pruebas Saber en los grados 3°, 5°, 7° y 9°, además del programa ‘Todos a Aprender’(PTA), es fundamental pues será el vehículo para dinamizar esta política que contempla el proceso de mentoría en los niveles de secundaria y media.
En los diferentes programas del Ministerio y en el PTA, en particular, se aprovechará la información de los resultados de las pruebas Saber y de ‘Evaluar para Avanzar’ para precisar los desafíos que el sistema educativo enfrenta en áreas como matemáticas, lectura y ciencias, y en competencias socioemocionales. También permitirá implementar estrategias efectivas para nivelar a los estudiantes de acuerdo con la etapa escolar en la que se encuentren.