Un ambiente saludable y sostenible cimentado en el respeto, la amabilidad y el cuidado del entorno; un proceso pedagógico que alienta el uso del conocimiento para mejorar la calidad de vida, y una práctica docente que genera el desarrollo de la responsabilidad interior de los estudiantes frente a la felicidad y el éxito, son los tres pilares del proyecto educativo del Colegio Rochester.

Cada proceso institucional tiene el respaldo de certificaciones internacionales de alta calidad que dan cuenta de un servicio centrado en el bienestar físico y emocional, y el desarrollo de habilidades útiles para la vida y el mundo. Desde el diseño mismo de su infraestructura física y tecnológica se da vida a un entorno propicio para el aprendizaje. La reciente distinción de Apple, como Apple Distinguished School da cuenta de su liderazgo e innovación en enseñanza y aprendizaje. Al igual que las tres certificaciones como colegio ambientalmente sostenible del Consejo Estadounidense de la Construcción Sostenible a nivel LEED Platino.

“Nuestra regla de oro es tratar a los demás como quisiéramos ser tratados. Por ello, generamos un ambiente amigable, respetuoso y colaborativo basado en la cortesía; un ambiente saludable, mental y físicamente. La salud mental depende qué tan bien te relaciones con la gente y contigo mismo”, dijo Juan Pablo Aljure, presidente de la Junta Directiva del Colegio Rochester.

Espacios saludables

¿Cómo crear un ambiente saludable física y mentalmente? “El aire en las aulas se renueva cada cinco a diez minutos. Para aprender, el cerebro requiere oxigenarse y entre más dióxido de carbono acumulado haya en el ambiente, menos dispuesto estará para aprender”, explicó Aljure. Pero, además de buena ventilación, los espacios combinan luz natural e iluminación artificial LED –que produce un color neutro y continuo de 300 luxes, saludable para los ojos– con el propósito de favorecer la atención y el aprendizaje. También predominan los colores pastel claro, esenciales para orientar la visión.

En el Colegio Rochester, la construcción, su funcionamiento y mantenimiento, fueron recertificados en el nivel platino por el Consejo Estadounidense de la Construcción Sostenible en la categoría de liderazgo en diseño medioambiental y energético. | Foto: Colegio Rochester

“En todas las aulas hay sensores de ocupación, radiación solar, dióxido de carbono y temperatura para generar entornos que brinden confort físico”, precisó Aljure. La organización y distribución del espacio también busca crear ambientes saludables para la mente y el trabajo en equipo.

Campus sostenible

Por cuenta de ese propósito de crear un campus saludable y pedagógico, su construcción, así como su funcionamiento y mantenimiento, fueron recertificados en el nivel platino por el Consejo Estadounidense de la Construcción Sostenible en la categoría de liderazgo en diseño medioambiental y energético. “Con ellos hemos trabajado durante una década para que nuestro campus sea un texto vivo curricular: todo lo que está en él es objeto de estudio en el currículo y fortalece la conciencia ambiental”, indicó el presidente de la junta directiva del Rochester.

Algunas cifras soportan este proceso: 70 por ciento de ahorro de energía, 40 por ciento de ahorro de agua, paneles fotovoltaicos en los techos de los edificios, una planta de tratamiento de aguas residuales, un centro acuático solar, huertas escolares y un reservorio de aguas lluvias, entre otras iniciativas.

Teoría de la elección

El conocimiento es útil cuando se usa. Bajo este precepto, se busca que los estudiantes entiendan la utilidad de lo que aprenden y trabajan en el aula y fuera de ella. Esto reduce los problemas de disciplina, porque se ‘enganchan’ con el aprendizaje. Por eso todas las asignaturas de un mismo grado le apuntan al desarrollo y al fortalecimiento de habilidades para la vida: cómo escribir para que otros quieran leer; cómo hablar para que otros quieran escuchar; cómo escuchar para que otros quieran hablar y cómo crear empatía o resolver problemas.

Lograr que los estudiantes entiendan la utilidad de lo que aprenden y trabajan es uno de los objetivos de la institución. | Foto: Colegio Rochester

Adicionalmente, a través del inglés, del castellano, las matemáticas, ciencias sociales o ciencias naturales se trabajan conceptos como conciliación, debate con argumentos, respeto por el otro, capacidad de escucha, solidaridad, trabajo en equipo, tolerancia. El proceso pedagógico se orienta, en particular, hacia un aprendizaje útil para la vida. Por ejemplo, LETRICAS responde al segundo pilar del proyecto educativo. Esta palabra es el acróstico de: Liderar; Escuchar con empatía; usar la Tecnología; Relacionarse óptimamente; Resolver problemas reales; Informarse adecuadamente; Conservar la biodiversidad; Autoevaluarse profesionalmente; Ser saludable mental y físicamente, y Ser ciudadano sistémico. “Es la nueva alfabetización”, precisó el directivo.

El Colegio Rochester cimienta su trabajo formativo en la Teoría de la Elección, de William Glasser, la cual explica la capacidad de los seres humanos de tomar decisiones, elegir cómo actuar y ser feliz. De hecho, la institución cuenta con la certificación como Colegio Basado en la Teoría de Elección del ‘William Glasser International’. Además, ha sido recertificado como un colegio Great Place to Study, cuenta con 5 estrellas en la certificación EFQM y fue reconocido con el ‘Apple Distinguished School’, por su liderazgo e innovación en el proceso de enseñanza y aprendizaje.

Por último, es importante destacar el tercer pilar institucional: Desarrollo de la responsabilidad interior hacia la felicidad y el éxito. Esto les permite a los estudiantes asumir sus elecciones y acciones. Así se les reta a crear la mejor versión de sí mismos en favor de su bienestar físico y mental sin privar a otros de la misma oportunidad.

*Contenido elaborado con apoyo del Colegio Rochester