Unas 235 millones de personas están inscritas en la universidad según la UNESCO. De ellas, cerca de 6 millones se movilizan por el mundo buscando dónde estudiar. Para responder a esta dinámica, Colombia comenzó a fortalecer su oferta de residencias universitarias con complejos como CITYU. Un espacio de 54.000 metros cuadrados, distribuido en tres torres de 20, 26 y 30 pisos, que se convirtió en la alternativa ideal para quienes llegan a Bogotá.
La propuesta de CITYU es ir más allá del alojamiento, y garantizar experiencias inolvidables que marquen sus vidas y les permitan ampliar el círculo social. “CITYU se adapta a los periodos académicos de los estudiantes y maneja un modelo de experiencia y de acompañamiento. Los estudios realizados muestran que las personas que residen en viviendas universitarias tienen un mejor desempeño académico y posteriormente, un desempeño superior cuando salen al mercado laboral”, explicó Javier Nieto, gerente general de Ulife, la principal empresa operadora de viviendas universitarias en el país.
Este complejo, que goza de una ocupación del 91 por ciento, cuenta con una capacidad de 1.535 habitaciones, con igual número de camas. Desde el primer semestre del 2017, cuando entró en operación, ha atendido más de 7.000 personas con un alto grado de satisfacción, reflejado en los niveles de retención intersemestrales, que superan el 80 por ciento.
Los residentes se integran a esta comunidad a partir de actividades deportivas, culturales y musicales (conciertos). En promedio, cada semestre se desarrollan entre 60 y 70 eventos en los que ellos pueden interactuar, conocer a otras personas y mejorar su perfil académico.
Un lugar para vivir
En CITYU se respeta la privacidad de los estudiantes. Cada uno tiene su habitación con mobiliario e internet. Además de acceso a amplias zonas comunes para interactuar y participar de las experiencias que ofrece esta residencia universitaria. Gimnasio, salas de estudio, salas de descanso, salas para coworking, auditorio y salas de juegos hacen parte de la oferta.
“Si llevo a mi hijo siempre tendrá acompañamiento por parte del equipo. Acompañamiento, no vigilancia. Buscamos que las personas desarrollen su independencia. Tenemos trabajadores sociales que los apoyan cuando tienen algún tipo de situación emocional por llegar a una ciudad como Bogotá, que no es fácil y siempre impacta”, advirtió Nieto.
Al estar ubicado en el circuito educativo con mayor número de universidades del país, los estudiantes ahorran un buen tiempo en desplazamientos y lo pueden invertir en estudiar o participar en otro tipo de actividades.
Según destacó Nieto, la interacción de los estudiantes se maneja bajo el amparo de un manual de convivencia que contiene reglas básicas que regulan asuntos como, por ejemplo, el exceso de ruido, el comportamiento frente a sus ‘roomies’ y las normas básicas de comunidad, “siempre respetando el bienestar de los demás”. Destacó que la convivencia ha sido óptima y con una tasa marginal de cambio de habitación por alguna dificultad con otro compañero.
“Este es un ambiente estudiantil pensado para que la gente tenga su mejor desempeño. De los residentes que tenemos, los índices de deserción de las carreras en la universidad son muy bajos comparados con los que puede manejar el sistema educativo en general. El modelo de residencia universitaria debe crecer y fortalecerse porque beneficia a la comunidad universitaria, a las instituciones de educación superior, a los estudiantes y es una experiencia inolvidable para ellos”, puntualizó.
*Contenido elaborado con apoyo de CITYU