Uno de los principales desafíos del mundo es proteger la biodiversidad, el carbono ya almacenado y el agua dulce.
Precisamente, Colombia tiene el privilegio de tener el 86% de su territorio dentro del 10 % de las áreas del planeta con mayor prioridad para conservar simultáneamente estos tres recursos, según el estudio de Jhong y de la estrategia B+c & W de Cataruben. Para ese propósito es clave articular los esfuerzos de todos.
Conservar, una tarea de todos
Hace 45 años, Astrid González llegó por turismo a la zona del Bajo Muco, en el departamento de Vichada. Junto a su esposo, se enamoraron del esplendor de la fauna y la flora de ese territorio y decidieron adquirir una finca para iniciar un proyecto de vida allí. Uno de sus grandes sueños era el de poder conservar la belleza natural de esos paisajes.
“El 70% de nuestras tierras son bosques naturales, y durante estos años hemos buscado que no se talen los árboles ni que se maten a los animales que allí habitan”, cuenta.
Desde el 2018, la Fundación Cataruben, una organización que ayuda desde diversas dimensiones a propietarios como Astrid a consolidar prácticas de conservación y quien a través del proyecto Orinoco2 ha recibido capacitaciones y apoyo para el monitoreo de la vida silvestre que habitan sus tierras.
No es la única historia. En muchos de los gestores de ecosistemas hay un punto en común: un interés genuino por el medio ambiente, que nace desde sus propiedades.
Juan José Castro, propietario de la Hacienda Nuevo Mururito, en Puerto López, Meta, dice que desde siempre han procurado evitar las quemas y proteger sus ecosistemas. “De hecho, gracias a que hacemos parte de Orinoco2, hemos recibido apoyo técnico para realizar quemas controladas y guardarrayas que nos permitan mitigar el riesgo de incendios forestales”, explica.
Ivonne Castro Berroteran, cuyo predio queda ubicado cerca al municipio de Paz de Ariporo, en Casanare, explica que allí habitan chigüiros, cachicamos, venados y pozos profundos con peces. “Nosotros teníamos una dinámica muy básica de conservación, pero gracias al apoyo de la fundación cataruben hemos podido tecnificar mucho más estas estrategias”.
Incentivos para proteger el medioambiente
La familia de Carlos Zambrano lleva tres generaciones trabajando por las tierras de los Llanos Orientales. Hoy, con reservas ambientales cerca a San Luis de Palenque y Orocué, destaca el impulso que ha significado trabajar con Cataruben, en el proyecto CO2Bio.
Los incentivos económicos que reciben estos gestores de los ecosistemas, gracias a los mercados de carbono, ha sido un incentivo para algo que llevaban años haciendo.
Deisy Arguello, propietaria de la Finca El Cairo, en Mogotes, Santander, destacó que este tipo de proyectos les permite consolidar una alternativa, ya que no han desarrollado actividades productivas en sus tierras, sino que se dedican a la protección ambiental. “Protegemos los árboles que tenemos allí, porque los quieren ilegalmente para madera. Con el proyecto Paramuno nuestra labor se convirtió en la de guardabosques”.
Para apoyar esta titánica tarea, especialmente en territorios con retos particulares, hoy se ha validado el modelo con cuatro grandes iniciativas: ORINOCO2 que busca conservar 400.000 hectáreas privadas de pastizales nativos y bosques de galería en Vichada y Meta en alianza con Ecopetrol; Paramuno que tiene la meta de conservar 60.000 hectáreas de páramos y bosques andinos en alianza con el programa Naturaleza Productiva de USAID, CO2Bio que tiene el reto de conservar 575.000 hectáreas de humedales en Casanare y Arauca en alianza con la aerolínea LATAM; y la iniciativa CultivO2, que conecta a pequeños productores de cacao y marañón en (5) departamentos en alianza con Casa Luker y el programa C4D de la USDA. Todos con un enfoque holístico que va desde la educación ambiental hasta la implementación de actividades para evitar la deforestación y degradación del bosque, prevenir el fuego y desarrollar modelos de producción sostenibles en la ganadería y agricultura.
¿Cómo funciona?
“Operamos bajo un modelo de tres partes. 1. En primer lugar, los Gestores del ecosistema, quienes son los propietarios de predios privados que se vinculan a los proyectos con el objetivo de conservar los ecosistemas. 2. En segundo lugar, contamos con aliados estratégicos, que pueden ser clientes adquiriendo certificados y respaldando la sostenibilidad mediante colaboraciones de cooperación internacional, como las establecidas con USAID, Ecopetrol o el Ministerio de Agricultura de los Estados Unidos. 3. Y finalmente, La Fundación Cataruben, quien desempeña un papel fundamental al garantizarla formulación, desarrollo, reporte y monitoreo de los proyectos durante su periodo de acreditación., explicó Viviana Casallas Roa, superlíder de monetización de la Fundación.
Esto ha permitido mejorar la calidad de vida de los gestores del ecosistema de los 687 predios vinculados a estas iniciativas, removiendo 3.190.083 millones de toneladas de CO2eq y evitando la degradación, la deforestación y el cambio de uso de suelo en más de 554.547 mil hectáreas de ecosistemas naturales estratégicos.
“La Fundación actúa como un puente entre las empresas que necesitan o desean compensar sus emisiones de GEI y los Gestores del Ecosistema, quienes prestan el servicio ambiental de remover o evitar emisiones de GEI. En este sentido, la entrega de incentivos económicos con transparencia y trazabilidad, es una de las propuestas de valor más importantes de estos proyectos, porque involucra directamente a quienes contribuyen con el cuidado de los ecosistemas y a quienes a razón del desarrollo de sus actividades económicas e industriales, deben compensar”, afirmó Rodríguez.
¿Por qué participar?
Al participar en los proyectos de conservación desarrollados por la Cataruben, en alianza con entidades locales, cooperación internacional y la comunidad, los propietarios de terrenos tienen la oportunidad de contribuir activamente en la compensación de emisiones de CO2eq, desempeñando un papel vital en la mitigación del cambio climático y el calentamiento global.
Además, la colaboración no solo tiene un impacto ambiental positivo, también genera beneficios sociales a las comunidades locales. Desde la plantación de árboles hasta la protección de la biodiversidad. Los proyectos buscan crear un equilibrio armonioso entre la naturaleza y las comunidades.
Aunado a eso, la Fundación ofrece asesoramiento especializado y apoyo técnico para maximizar la eficiencia de los proyectos. Esto incluye prácticas de reforestación inteligente y la implementación de tecnologías sostenibles para garantizar resultados duraderos.
“Nuestro principal objetivo es la conservación. Posteriormente, lograr monetizar los servicios ambientales, para incentivar a los propietarios de los terrenos y vincular a más empresas para apalancar estas iniciativas. Somos articuladores en este proceso, pero son las comunidades, los propietarios de terrenos, los multiplicadores del impacto positivo en el medio ambiente”, dijo la líder de monetización.
La Fundación está presente en todo el proceso, desde la evaluación del terreno para determinar el tipo de suelo, la ubicación y la biodiversidad local, así como la colaboración y asesoría permanente con los propietarios para diseñar un proyecto personalizado que se alinee con los objetivos de la fundación y las metas de sostenibilidad, al finalizar con la implementación del proyecto, seguido de un monitoreo continuo para garantizar el éxito y la sostenibilidad a largo plazo.
De esta manera, la Fundación Cataruben ha demostrado que es posible lograr un equilibrio entre el progreso humano y la preservación del medio ambiente, en un momento en que la sostenibilidad es crucial, a través de un modelo inspirador de acción ambiental efectiva y sostenible.
¿Cómo participar?
Participar en estas iniciativas es sencillo. Solo necesita tener el deseo de ser parte del cambio y de preservar los valiosos ecosistemas que ofrece su predio. Actualmente, Fundación Cataruben cuenta con un formulario de inscripción Postula tu predio, que se encuentra disponible en www.cataruben.org.
¡Anímese a postular su predio y contribuir a la conservación!