Como financiador de todos los sectores productivos, el papel de la banca es fundamental para detener el cambio climático, el mayor desafío que enfrenta la humanidad por estos días. El Acuerdo de París, firmado por los estados miembros de Naciones Unidas, establece que durante las próximas décadas los flujos financieros deben ser coherentes con una trayectoria baja en emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y un desarrollo resiliente al clima para mantener el aumento de la temperatura media mundial por debajo de 2°C respecto a la época preindustrial y, si es posible, de 1,5°C.
Los GEI generados por la quema de combustibles fósiles y la deforestación son los responsables del aumento de las temperaturas en el planeta y de lo que esto ocasiona: incendios, inundaciones, cambios en los sistemas agrícolas, descongelamiento de los polos, entre otros efectos.
Consciente de esta problemática, en marzo de este año el BBVA se comprometió a dejar de financiar el carbón en 2030, en los países desarrollados, y en 2040, en el resto. Además, durante la COP26 fijó objetivos intermedios para descarbonizar su cartera en cuatro industrias intensivas en emisiones de CO2.
Entre 2020 y 2030, el BBVA le apuesta a reducir la intensidad de carbono de su cartera crediticia en un 52 por ciento en generación eléctrica; 46 por ciento en la fabricación de automóviles; 23 por ciento en la producción del acero; y un 17 por ciento en la producción de cemento. Estos sectores, junto al carbón, representan el 60 por ciento de las emisiones de CO2 mundiales. El banco centrará sus esfuerzos en acompañar a sus clientes con financiación, asesoramiento y soluciones innovadoras en el esfuerzo conjunto de descarbonización.
“La fijación de estos objetivos para 2030 supone un paso más en nuestro compromiso de ser neutros en emisiones de carbono en 2050. Es también una oportunidad para seguir apoyando a nuestros clientes en su transición sostenible”, declaró el presidente de BBVA, Carlos Torres Vila.
Es así como la entidad financiera pretende acompañar y ayudar a sus clientes a transitar hacia un mundo más sostenible. Por esto situó la sostenibilidad en el centro de su negocio y es una de sus seis prioridades estratégicas, con un doble foco: acción climática y crecimiento inclusivo. Hoy se busca que empresas pequeñas y grandes se sientan motivadas a hacer la transición hacia la sostenibilidad, a cambiar sus hábitos y a hacer un uso más racional de los recursos siempre pensando en que el mañana está lleno de oportunidades si se cuida lo que se tiene hoy.