Las cajas de compensación familiar han contribuido a que, desde la primera infancia hasta la adultez, los colombianos puedan superar las barreras de acceso a la educación y disfrutar de este derecho. Para ello recurrieron a estrategias como bonos, subsidios, becas, créditos, cursos no formales y administración de colegios e instituciones de educación superior.
“Desde hace 70 años, las cajas de compensación trabajamos por la consolidación de un ecosistema de educación para brindar acceso a formación de calidad y potenciar la capacidad de niños, niñas y adolescentes; un ecosistema que parte del principio de formación para toda la vida. En el caso de Comfandi, le apostamos a la educación porque la concebimos como el mejor motor para impulsar el desarrollo social y la productividad”, explicó Alejandra Jaramillo, directora de Desarrollo de Comfandi.
Según un informe de Asocajas, de los recursos de las cajas de compensación destinados a educación, el 37 por ciento fue para becas o subsidios a la pensión; el 36 por ciento a kits o bonos escolares; el 18 por ciento a becas o subsidios a la matrícula; el 6 por ciento a infraestructura escolar propia, y el 3 por ciento a bibliotecas. Luis Hernán Cardona, jefe de la División de Educación, Empleo y Productividad de Cafam, afirmó que “las cajas son uno de los actores más relevantes en el fomento de la educación en Colombia porque ningún otro actor interviene de manera directa en todos los niveles de la educación. Participamos activamente en la implementación de programas que garantizan la atención de calidad en la primera infancia, no solo a población afiliada sino a sectores vulnerables”.
Casi todas las cajas tienen su red de colegios. Según el informe de Asocajas, “la infraestructura educativa de las cajas de compensación (propia o en otras modalidades de tenencia como arriendo, comodato o concesión) supera las 9.000 sedes en diferentes regiones del país”. En total, hay 3.672 jardines o guarderías infantiles, 5.657 colegios, 212 bibliotecas, 163 centros de formación y capacitación para el trabajo, 38 institutos técnicos profesionales y 24 universidades. Infraestructura que beneficia a cerca de 75.500 personas.
Además, las cajas destinan recursos al Fondo para la Atención Integral de la Niñez y Jornada Escolar Complementaria (Foniñez), una política creada hace más de 20 años para que los niños, niñas y jóvenes más vulnerables puedan acceder a actividades complementarias al ciclo de educación y aprovechen mejor su tiempo libre.
Finalmente, si bien el énfasis es promover la educación de niños, niñas y adolescentes, cada vez se desarrollan más estrategias para que los adultos adquieran habilidades en emprendimiento y creación de empresas. Con todas estas acciones, las cajas de compensación familiar no solo proveen bienestar a las familias trabajadoras colombianas, sino que contribuyen a que las personas tengan acceso a una educación de calidad.