En los últimos años, en Colombia el control de la contaminación atmosférica ha tomado una relevancia sin precedentes, especialmente porque según cifras de la Organización Mundial de la Salud, una de cada ocho muertes en el mundo son ocasionadas por la contaminación del aire. Además, de acuerdo con el Ideam, el contaminante con mayor potencial de afectación es el Material Particulado (PM) menor a 2,5 micras, generado principalmente por los vehículos que utilizan combustibles fósiles como el diésel.
Garantizar en las principales ciudades una movilidad sostenible es un enorme desafío, especialmente en Bogotá, Medellín y sus municipios aledaños, que han sido catalogados por indicadores internacionales como los de peor calidad del aire en el país. Según Darío Hidalgo, docente de Transporte y Logística de la Universidad Javeriana y experto en movilidad, el mecanismo más efectivo para mitigar la contaminación del aire en las ciudades es la promoción de un transporte público de alta calidad. “Por ejemplo, nunca se había visto un nivel de inversión tan alto como ahora en Bogotá, que incluye la construcción y ampliación de corredores vitales como los 180 kilómetros para la primera línea del metro; el Regiotram de Occidente, y la extensión de troncales como la Caracas al sur, la Avenida Cali, la Avenida 68 y la Carrera Séptima, las cuales serán asistidas con flota netamente eléctrica”, aseguró.
En Bogotá, según la Secretaría de Ambiente, se incentiva la Política Pública de Movilidad Motorizada de Cero y Bajas Emisiones, con la que en 2023 se logró que por las vías circularan 30.014 vehículos híbridos, de los cuales 335 hacen parte del Sistema Integrado de Transporte Público y 1.485 son buses de TransMilenio ciento por ciento eléctricos, con los que se reducen 94.300 toneladas de CO2 al año. Esto equivale a sembrar 3.425.500 árboles. También ruedan 7.068 vehículos eléctricos y 2.144 buses del Sitp se mueven a gas.
En el caso de Medellín, todo se desarrolla a través del Plan Integral de Gestión de la Calidad del Aire (Pigeca), que contempla 10 acciones integrales y sistémicas, además de cinco medidas transversales para revertir el deterioro ambiental en la ciudad. De acuerdo con el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, “durante 2023, el 80 por ciento del índice de calidad del aire se mantuvo entre bueno y aceptable, de acuerdo con los límites máximos permisibles establecidos en la norma nacional vigente para el PM 2.5, el PM10 y el ozono.
Aunque, en los últimos años la estación de monitoreo de carácter poblacional que reportó el mayor promedio anual fue la de Belén AltaVista, allí la concentración disminuyó a 4 microgramos por metro cúbico. Según la secretaria de Ambiente de Medellín, Ana Sofía Mora, se proyecta la renovación de 3.500 vehículos diésel en el lapso de cinco años, con reducciones estimadas de hasta un 49 por ciento en la concentración diaria. En la subregión funciona a gas natural el dos por ciento de los buses livianos, 5,8 por ciento de los pesados, 0,6 por ciento de los camiones livianos, el uno por ciento de los medianos y el 0,49 por ciento de las existencias son eléctricos.