En los últimos años la construcción sostenible ha cobrado una gran importancia. De acuerdo con un informe de 2022 de Asobancaria, en tan solo una década se pasó de un proyecto certificado a más de 250. “Hemos pasado de un 3 por ciento de área licenciada en proceso de certificación en 2019 a un 17 por ciento en 2021, y un 22 por ciento en 2022, lo que evidencia el gran crecimiento de este sector en el país”, precisó Angélica Ospina, directora técnica del Consejo Colombiano de Construcción Sostenible (CCCS).
Su popularidad se debe a que esta innovadora forma de construir está acorde con los postulados ambientales y los objetivos de desarrollo sostenible. Según Ospina, “una edificación sostenible, que hace un uso eficiente de recursos (energía, agua, materiales) a lo largo de su ciclo de vida, aporta a la mitigación y adaptación al cambio climático, genera mayor valor a sus propietarios y, sobre todo, tiene un efecto positivo en la salud, bienestar y felicidad de las personas”.
Por su parte, Edwin Chiriví, gerente de Camacol Bogotá y Cundinamarca, precisó que “más que entenderse como un mercado, es un compromiso con la sostenibilidad cada vez más notorio tanto en los consumidores como en los desarrolladores. Por ejemplo, desde Camacol Bogotá y Cundinamarca venimos desde hace cinco años liderando el Acuerdo de Sostenibilidad y Transparencia, una iniciativa que promueve y visibiliza las prácticas en materia de sostenibilidad que realizan las empresas del sector constructor”.
Adicionalmente al compromiso ambiental existen otros dos incentivos que impulsan esta tendencia. Por un lado, se encuentran los beneficios financieros y tributarios establecidos por el Estado y, por el otro, están los beneficios tangibles o intangibles para los dueños o usuarios de las edificaciones sostenibles. Entre estos se encuentran el mejoramiento de la salud y el bienestar de los ocupantes, el aumento de la productividad de los trabajadores, el fomento de prácticas comerciales sostenibles y la reducción de costos para todos.
Estos beneficios también se materializan en ahorros. “Estudios realizados por el CCCS –explicó Chiriví– muestran que en los proyectos sostenibles los ahorros en energía pueden alcanzar el 70 por ciento en comparación con una edificación tradicional. En cuanto a los ahorros de agua, la cifra puede llegar al 90 por ciento. Esto se traduce en retornos de la inversión en periodos de entre tres y cinco años”.
Lo cierto es que más allá de los beneficios que trae la construcción sostenible, su significado o importancia tiene que ver con el cambio de mentalidad en el mercado inmobiliario. Ya no solo es necesario contemplar las variables estéticas, de funcionalidad o comodidad. Estas necesariamente deben estar acompañadas por toda una filosofía de vida en la que el cuidado del ambiente, la reducción de la huella de carbono, la eficiencia en el consumo y energía, la promoción de buenas prácticas para la transformación de materiales sean elementos centrales.
Certificaciones sostenibles
“En el mundo existen muchos sistemas de certificación en construcción sostenible pero los que más se utilizan en el país son LEED, Edge y CASA Colombia”, precisó Ospina. Esta diversidad se debe al objetivo o las características que un proyecto busca resaltar, por ejemplo, “hay algunas centradas en la eficiencia en recursos como la certificación Edge, otras con un enfoque en salud y bienestar como la Well y Fitwel”, concluyó Ospina.
Las más solicitadas en Colombia
- LEED: 536 proyectos registrados y 264 certificados.
- Edge: 341 proyectos con certificación preliminar y 136 proyectos certificados.
- CASA Colombia: 70 proyectos registrados, 39 precertificados, 15 certificados en diseño y tres con certificado final.