Aunque el dólar acumula una década al alza a nivel global, cada vez más aumenta la probabilidad de comenzar una fase de debilitamiento. Las razones van desde el fin del ciclo de incremento de tasas de interés por parte de la Reserva Federal y los problemas de liquidez del sistema financiero, hasta los vientos de una nueva recesión en Estados Unidos.
Ante una perspectiva como esa, es recomendable que los inversionistas reduzcan la exposición en dólares y centren su foco en los países y regiones cuyas monedas hayan perdido valor, lo que les otorgaría un mayor poder de compra.
Hoy, los mercados emergentes que producen materias primas, al igual que sucedió al inicio del siglo XXI con el nuevo modelo de crecimiento económico de China, vuelven a estar en la mira. Por eso, Colombia se convierte en una alternativa para quienes buscan un destino favorable de inversión. Sectores como el de hidrocarburos seguirán siendo una opción atractiva, aunque habría que evaluar las decisiones que tome el Gobierno en relación con la política energética y regulatoria. También las mineras de oro se proyectan muy bien, pues este es un metal considerado un activo refugio en escenarios de recesión, inflación e inestabilidad geopolítica como la actual.
Entretanto, las compañías dedicadas a la explotación de cobre, uranio y litio se beneficiarían por la demanda creciente generada por la producción de energía limpia a nivel global. En estas empresas se podría invertir a través del Mercado Global Colombiano disponible en la Bolsa de Valores de Colombia. Los bonos indexados a la inflación o los denominados en la UVR, también serían una buena opción para preservar el poder adquisitivo en medio de los choques inflacionarios, además de que en estos momentos su rentabilidad supera entre 2 y 5 puntos porcentuales al IPC, dependiendo del plazo a invertir.
Por último, podrían evaluarse las inversiones en bonos denominados en tasa fija en pesos colombianos y comprar dólares a futuro, figura que busca favorecerse del elevado nivel en que se encuentran las tasas de interés en pesos (a doble dígito) y cubrirse del riesgo cambiario (depreciación de la tasa de cambio).
En conclusión, nos encontramos cerca de un punto de inflexión en donde el dólar podría comenzar a perder valor y las monedas emergentes, como lo es el peso colombiano, empezar a ganarlo obedeciendo al alza de los commodities. Esto abre oportunidades para invertir tanto en compañías que se dedican a la explotación de materias primas como en bonos indexados a la inflación.
*Director de Análisis y Estrategia de Casa de Bolsa SCB