Isagen hace un llamado para mejorar la capacidad de respuesta del sistema energético nacional. Actualmente, la compañía responde por más de 3.000 megavatios y en los últimos 3 años invirtió cerca de 4 billones de pesos para reforzar su capacidad instalada.
Garantizar el suministro de energía siempre ha sido un desafío para las naciones, especialmente hoy, en tiempos de cambio climático y de crisis energética. En Colombia hay actores del mercado que son clave, como Isagen, una compañía que contribuye a garantizar el acceso de este recurso a sus habitantes y a su parque productivo. Con 30 años de experiencia, aporta más de 3.000 megavatios de capacidad a la matriz energética nacional.
Esto es posible gracias a su infraestructura compuesta por 19 centrales de generación 100 por ciento renovables. Una cifra que cobra especial relevancia debido a que las energías limpias cada vez ganan más espacio en el mundo (del 10 por ciento de la matriz eléctrica mundial en 2021 pasaron al 12 por ciento en 2022 según el Global Electricity Review 2023 de Ember).
“En los últimos 3 años, Isagen adelantó inversiones por cerca de 4 billones de pesos que incluyen la adquisición de más de 200 MW hidráulicos, la construcción y puesta en operación de 32 MW eólicos y la integración de 200 MW solares, 100 de ellos próximos a entrar en operación en el municipio de Sabanalarga, Atlántico”, indicó Camilo Marulanda López, gerente de la compañía.
El gerente también explicó que, si bien la firma cuenta con un portafolio de proyectos que contribuirán a la transición energética del país, es clave que el Estado garantice “unas reglas de juego estables e instituciones funcionales”, que posibiliten una expansión de la capacidad de demanda nacional. En este punto, aseguró que se requieren inversiones superiores a los 7 billones de pesos anuales, sólo con el fin de abastecer la demanda en continuo crecimiento, incluso por encima de los estimativos de las autoridades.
Marulanda reconoció que la compañía viene registrando disminución en sus aportes hídricos, llegando a un tope de 30 gigavatios hora/día, en septiembre y octubre pasado, lo que les permitió atender solo la demanda de los contratos de largo plazo de sus clientes. Frente a este panorama, advirtió que “el agua que está ingresando diariamente a los embalses de Colombia solo es suficiente para generar cerca de la mitad de la energía que se consume en el país cada día. Llevamos varios meses con aportes por debajo de la media histórica”.
Además de la restricción en la oferta, señaló otros factores internos y externos como causantes del incremento en el precio de la energía. Pese a lo anterior, en un escenario de corto plazo la compañía se encuentra preparada para afrontar el pico del Fenómeno de El Niño, previsto para mediados de diciembre y enero del 2024.
Los grandes desafíos energéticos
Frente a retos como la percepción de los consumidores sobre la crisis energética y su afectación en el país, el directivo hizo un diagnóstico de la situación actual en el país e invitó a encontrar una solución colectiva.
“Lo que estamos viviendo como sector se trata de un problema complejo que se deriva de la no ampliación de la oferta, problemas en la transmisión y la distribución, efectos de diferimientos tarifarios previos, pérdidas de energía no técnicas que son trasladadas a los usuarios en la Costa Caribe, entre otras cosas, y, por lo tanto, a la solución deben contribuir todos los actores. Incluyendo una solución respaldada con recursos públicos que alivie la caja de algunas distribuidoras que están en situación crítica”, manifestó.
Sobre un posible racionamiento de energía en el país derivado de los problemas mencionados, Camilo Marulanda lo descarta en el corto plazo, pero advirtió que el actual escenario de precios se produce porque en el país se registra un retraso en el ingreso al sistema de cerca de 4.000 megavatios de capacidad, lo cual fue proyectado por los agentes del mercado. El no ingreso de esta energía u otros proyectos en un periodo de máximo 2 años, puede empezar a generar desabastecimiento.
Así mismo, señaló que las causas de este proceso son los retrasos de Hidroituango y la línea de transmisión La Colectora en La Guajira, a la que se conectarían los parques eólicos en esa región, y el aumento de la demanda nacional.
Más allá de un potencial escenario de incremento en los precios en el 2024, el desafío del sistema energético nacional es aumentar su capacidad de generación. Aunque esta ha crecido de 11 a 21 gigavatios en las últimas décadas con inversión privada y mixta por 134 billones de pesos y alcanzando una prestación casi universal del servicio, se requiere actualmente de señales de estabilidad y adecuado funcionamiento de la institucionalidad para atraer los inmensos capitales que exige la industria.
“Nuestra invitación al Gobierno es a construir soluciones a la crisis mediante decisiones que efectivamente se traduzcan en impactos certeros y de corto plazo, manteniendo el vigor de la expansión eléctrica en el país para disminuir la presión alcista en las tarifas”, indicó.
Contenido elaborado con el apoyo de Isagen.