El publicista Carlos Andrés Rodríguez entrenó la mirada desde niño. Lo hizo cuando iba a mercar con su mamá y su papá en Bogotá, la ciudad donde creció, y se quedaba absorto entre las cajas de cereales. O cuando su abuela le traía regalos de Estados Unidos —recuerda unos Nerds, unas galletas Oreo, un par de tenis con luces, varias gorras de Los Angeles Lakers— que en Colombia no se encontraban en ese momento. O cuando filmaba sus muñecos de plastilina para animarlos en stop motion en una época en la que casi nadie lo hacía.
“Estuve muy influenciado por Estados Unidos y creo que fue coincidencia porque le pasó a muchos de mi generación en Colombia. Las películas, los deportes, la música que escuchaba, las marcas que consumía hacían parte de la cultura estadounidense y Estados Unidos todo lo vuelve una marca”, cuenta desde Londres, a donde se trasladó en marzo pasado para asumir un nuevo cargo que le ha dado una perspectiva mucho más amplia sobre lo que ocurre en otros mercados y se adapta de nuevo a un país donde el fútbol es un lenguaje común; él prefiere el béisbol, el básquet, el boxeo.
Esa mirada educada bajo su propia consigna de ver las cosas con ojos frescos lo acercó a la publicidad orgánicamente y lo llevó a convertirse en uno de los creativos más premiados de Latinoamérica, con 350 galardones incluyendo un Grand Prix y un Titanium de Cannes Lions.
“El Grand Prix no me lo gané como creativo, sino como director creativo de la agencia. Me habían nombrado muy joven, tenía 28 años, y brotaron nuevas inseguridades cuando renunció la mitad del departamento; personas que crecieron conmigo y que no querían que fuera el jefe. Para mí fue durísimo. Entonces volver de Cannes Lions con un Grand Prix, que era el primero para Latinoamérica en la categoría de innovación, y 8 leones más fue valiosísimo porque disparó la agencia a otro nivel y me quité un peso de encima”.
La ventana con la que Carlos Andrés Rodríguez ganó confianza, amplió su panorama y se hizo un lugar dentro de la industria se abrió al participar en Young Lions Colombia, una contienda de publicidad y comunicaciones dirigidos a creativos menores de 31 años. Aunque la primera vez no lo logró porque “estaba muy tímido”, en el 2009 no solamente ganó, sino que entró a trabajar para MullenLowe SSP3, donde ha sido copywriter, director de arte, director creativo, creativo senior, ECD, CCO y, luego de probar suerte con la apertura de la oficina en Bogotá de la agencia David, volvió como director Creativo Global.
“Si uno va a trabajar en creatividad lo que no puede perder es la capacidad de sorprenderse. La publicidad es agarrar una marca y volverla parte de la cultura popular, que es muy, muy difícil porque las marcas no hacen parte de la vida de la gente. Por más que se salga con una campaña súper creativa, un mensaje contundente o un producto increíble, si la gente no se apropia de nosotros, no pasa nada del otro lado”.
A veces piensa que ha sido muy afortunado por haber trabajado con los que llama los rockstars de la publicidad, por reclutar de los festivales de creatividad a los mejores publicistas jóvenes, por formar una dupla con el ejecutivo de cuentas Juan Pablo García y por tener de maestros a Francisco Samper y José Miguel Sokoloff. Otras veces siente que los años difíciles lo han formado con trabajo duro y la posibilidad de cometer errores.
“Esta es una profesión a largo plazo en la que equivocarse es fundamental porque no trabajamos con cosas exactas ni con números. Hay que manejar muchísimo la frustración porque todos los días te dicen que no y si tú no trabajas en equipo estás destinado a fracasar”. Lo cierto es que la publicidad le ha enseñado que las cosas no van a estar siempre bien ni siempre mal, que como todo es pasajero hay que tratar de no verse afectado por eso.
Actualmente, Carlos Andrés Rodríguez, a quien en la industria apodan ‘Emo’ por su gusto adolescente por Blink-182 y por haber tenido una banda de pop-rock, lidera la creatividad de Knorr, una de las marcas de Unilever y de Bayern en todos los mercados del mundo. Turna su tiempo entre conversaciones con las agencias de Singapur, Alemania, Londres, Suecia, Estados Unidos, México, Brasil, Colombia, entre muchas otras, y el consumo insaciable de documentales que van desde conspiraciones sobre el dinero y los ovnis, hasta la biografía de Michael Jordan y los Chicago Bulls.
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