Según la ONU, actualmente alrededor de 3.500 millones de personas viven en ciudades, es decir, casi la mitad de la humanidad. Adicionalmente, señala que, si se mantienen las tendencias demográficas, el 86 por ciento de la población, por lo menos de América Latina, vivirá en las urbes para 2050. 

Cifras que, de acuerdo con los expertos, hacen un llamado para que las ciudades del futuro logren ser mucho más eficientes y productivas, disminuyan el déficit habitacional existente mediante una urbanización inclusiva y sostenible que mejore la calidad de vida de sus ciudadanos y que pueda satisfacer las demandas de la población de una manera amigable con el medioambiente.

Disminuir las brechas de acceso a vivienda es uno de los temas cruciales, especialmente en las regiones en las que el déficit habitacional supera el 50 por ciento. Este es el caso del Caribe colombiano que, de acuerdo con cifras del Dane a 2018, registra este porcentaje en la mayoría de sus departamentos.

Una de las compañías comprometidas con reducir el déficit habitacional del país, incluyendo por supuesto a la región Caribe, es Amarilo, que viene desarrollando diversos proyectos de vivienda pensados para mejorar la calidad de vida de las familias colombianas.

Hoy tiene 27 proyectos activos, 16 en el área metropolitana de Barranquilla, nueve en Cartagena y dos en Valledupar.

Este es el caso de Alameda del Río, en Barranquilla, que es actualmente el macroproyecto más grande y ambicioso que se adelanta en la costa atlántica y en el que Amarilo participa con el desarrollo urbanístico. Es un proyecto construido bajo el concepto de ‘Ciudad dentro de Ciudad’, que tiene como propósito desarrollar una construcción planeada que contribuya al crecimiento ordenado y calculado de las urbes, creando entornos más inclusivos, seguros y sostenibles en los que las comunidades encuentran un acceso integral a todo lo necesario para alcanzar su pleno desarrollo (viviendas, comercio, entretenimiento, urbanismos generosos, acceso a servicios complementarios como salud y educación).

“El proyecto está ubicado en pleno corazón del desarrollo de la ciudad, lo que garantiza cercanía, movilidad y valorización para sus habitantes. Son en total 183 hectáreas, de las cuales 84 están destinadas a espacio público entre vías, parques, zonas de protección ambiental y redes, 12 para equipamientos públicos y 87 para vivienda, comercio y equipamientos privados, donde podrán vivir alrededor de 24.000 familias. Actualmente, se ha ejecutado aproximadamente el 100 por ciento de las obras de la primera etapa del urbanismo del proyecto y ya se entregaron más de 6.400 apartamentos a sus propietarios”, señaló Roberto Moreno, presidente de Amarilo.

De acuerdo con el directivo, el proyecto ha generado cerca de 2.500 empleos directos y 7.500 indirectos y busca contribuir al desarrollo y crecimiento de la capital del Atlántico. 

Igual ocurre con los macroproyectos Parque Heredia y Serena del Mar, en Cartagena, y San Antonio, en Soledad, Atlántico. El primero es una iniciativa de vivienda que Amarilo desarrolla urbanísticamente y que ofrece una gran variedad de tipologías de apartamentos VIS y No VIS. Está ubicado en una zona estratégica de la ciudad con acceso a vías principales, transporte, centro comercial dentro del urbanismo, zonas verdes y parques.

En el segundo, Amarilo tiene presencia con proyectos de vivienda y el tercero es la primera iniciativa de ‘Ciudad dentro de Ciudad’ que se desarrolla en Soledad, Atlántico. Este macroproyecto se lleva a cabo en un lote de 76 hectáreas, de las cuales 35 están destinadas para la construcción de más de 5.000 viviendas con subsidio, en el que Amarilo desarrolla urbanísticamente.

Contará con 15 hectáreas de zonas verdes, 11 para vías vehiculares y peatonales, una ciclorruta de 1,2 kilómetros que atraviesa el macroproyecto y cinco hectáreas de equipamiento público, entre los cuales se destacan: el Centro de Salud Materno Infantil, el cual ya brinda servicios de urgencias, consulta externa y vacunación, entre otros; el Centro de Desarrollo Infantil, que se encuentra en construcción a cargo de Findeter y tendrá capacidad para 160 niños; la Casa de la Juventud, que será un centro de desarrollo cultural y su construcción la está ejecutando la Gobernación del Atlántico, proyectada para el primer semestre de 2021. A estos se suma el Mirador de la Ciénaga, el primer proyecto desarrollado por Amarilo en Puerto Colombia, Atlántico, que será lanzado en las próximas semanas.

Es un complejo urbanístico de Viviendas de Interés Social, VIS, que ofrecerá 792 apartamentos con acceso a una amplia oferta comercial, gastronómica y cultural, vías principales y servicios educativos. Este proyecto hará parte del gran desarrollo denominado Ciudad Mallorquín, donde habitarán cerca de 35.000 personas.

Los compromisos 

Bajo el concepto de ‘Ciudad dentro de Ciudad’, Amarilo le apuesta a transformar y mejorar la calidad de vida de miles de familias, fortaleciendo el tejido social de las comunidades, generando mayores oportunidades de inclusión y protegiendo los entornos en los que se desarrollan sus proyectos. 

En la costa atlántica adelanta, por ejemplo, las Escuelas de Gestores del Desarrollo Sostenible, que, en alianza con la Corporación Responder, tienen como propósito formar a líderes en la formulación y gestión de proyectos sociales que logren dar respuesta a las necesidades de dos de sus grandes proyectos urbanísticos: Parque Heredia y Alameda del Río.

En 2020 se adelantaron dos escuelas de gestores en Cartagena y Barranquilla con la participación de 53 personas. La primera se realizó en la capital de Bolívar, donde se graduaron alrededor de 24 gestores, tuvo una duración de seis meses y el reto social fue la Feria de Emprendimiento, con la participación de 80 iniciativas de Parque Heredia y otros lugares de la ciudad. “Con estas escuelas se busca que los gestores construyan identidad y sentido de pertenencia de los espacios donde viven como escenarios de reconocimiento de su colectividad”, agregó Claudia Fonseca, directora de Comunidades y Sostenibilidad de Amarilo.

En materia ambiental, la constructora lideró el ‘Plan de Compensación por Aprovechamiento Forestal’ para Alameda del Río, iniciativa que contó con la participación de los demás desarrolladores del proyecto.

Este plan reemplazó la siembra de árboles, que comúnmente se hace dentro de los planes de compensación, por el saneamiento predial de 62 hectáreas en la reserva forestal protectora El Palomar, en el municipio de Piojó, en el noroccidente del departamento del Atlántico. “Este predio fue entregado de manera oficial a la Corporación Autónoma Regional del Atlántico (CRA), que se encargará de su cuidado y mantenimiento. También se están sembrando 15.000 árboles de especies nativas, cuyas semillas provienen de la región para rehabilitar las áreas de menor cobertura vegetal, garantizando la preservación del bosque seco tropical con el mantenimiento y sobrevivencia del 80 por ciento de los árboles sembrados durante los próximos tres años”, agregó Carolina Pacheco, directora de Derecho Ambiental y Servicios Públicos.

Este plan busca generar una adecuada relación entre el desarrollo económico, el uso de los recursos naturales y el cuidado del ambiente para aportar al desarrollo sostenible de las comunidades, “contribuyendo –señala Pacheco– a los objetivos y compromisos nacionales y globales de conservación de agua limpia y saneamiento, trabajo decente y crecimiento económico, vida de ecosistemas terrestres y, por supuesto, al de acción por el clima, con una cifra considerable de toneladas de dióxido de carbono, pues cada árbol sembrado captura unas 0,28 toneladas de CO2 en su vida útil”.