Los historiadores se quejan de que los niños, niñas y jóvenes ya no saben de historia y responsabilizan al gobierno de Belisario Betancur que en 1984 eliminó la historia como un curso independiente de otras áreas de las ciencias sociales. Si bien la falta de conocimiento es general, hay unos periodos más afectados que otros. Los estudiantes conocen a Simón Bolívar, pero parecen sufrir de amnesia frente a los acontecimientos de las últimas décadas y sus protagonistas.
Por ejemplo, entre muchos de los profesores hay preocupación porque sus alumnos no saben nada de la Constituyente de 1991 o el surgimiento del paramilitarismo, hechos fundamentales para entender la realidad actual del país. ¿Por qué los estudiantes saben menos de la historia contemporánea colombiana? Una respuesta tiene que ver con lo complicado de enseñar este periodo. De acuerdo con el historiador y profesor de la Universidad Externado, Arnovy Fajardo Barragán, “el lío con los sucesos de las últimas décadas es que todavía no ha pasado el tiempo suficiente como para establecer una valoración de ellos un poco más sopesada y crítica, porque los efectos a largo plazo todavía no se han visto”.
Por su parte, Jorge Cote, historiador y periodista, explica que, aunque los programas de ciencia sociales están diseñados para explicarles procesos de largo tiempo y estructurales a los niños o jóvenes, en la realidad esto no sucede y la historia se sigue dictando de manera compartimentada. “En la mayoría de colegios, la historia se enseña como una sucesión de periodos sin mayor relación entre uno y otro. Los jóvenes pueden saber algo de la independencia, pero no logran conectar ese hecho con lo que sucede ahora. Esta perspectiva ha llevado a pensar que la historia es algo remoto que poco afecta la vida actual. Por eso muchos profesores deciden minimizar en sus clases los hechos más recientes”, puntualizó Cote.
Ambos historiadores coinciden en que para motivar el conocimiento de la historia contemporánea se debe, por un lado, dejar de verla como una colección de hechos, y lograr que los estudiantes conecten el pasado remoto con el más reciente. Por ejemplo, independiente de la valoración del reciente proceso de paz con las Farc, sería más fructífero que el estudiante enlazara el acontecimiento con una sucesión de acuerdos de paz que se pueden remontar hasta el armisticio entre Bolívar y Pablo Morillo hace 200 años. También coincidieron que hay que perderle miedo a la polémica y fomentar en los estudiantes la discusión y el pensamiento crítico, y que ellos analicen y confronten, incluso, las interpretaciones que los mismos profesores dan sobre uno u otro hecho.
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