Creado en 1934, el Instituto Nacional de Cancerología (INC), cumple 90 años liderando el control del cáncer en Colombia. Cuenta con un equipo multidisciplinario de más de 1.310 personas y tecnología de punta; cada año atiende a 6.000 nuevos pacientes y realiza más de 24.000 atenciones. Su directora general, Carolina Wiesner, reflexionó sobre el aporte de esta institución a la salud pública en Colombia.
¿Por qué es importante para Colombia contar con el Instituto Nacional de Cancerología?
CAROLINA WIESNER: El cáncer es la segunda causa de muerte en Colombia y el Estado ha podido dar respuesta, pues durante estos 90 años el INC ha formado la mayoría del talento humano especializado en oncología. El INC ha incorporado progresivamente las nuevas tecnologías de diagnóstico y tratamiento en un escenario de permanente incremento en el número de casos.
¿Cuáles han sido las claves para lograr este impacto?
C.W.: Transparencia, eficiencia, carácter técnico y el apoyo de los recursos de la Nación y del Ministerio de Salud. El cáncer es una enfermedad de alto costo y requiere reinversiones de manera permanente para garantizar el acceso a la atención de los pacientes independientemente de su capacidad de pago. La investigación, el desarrollo y la innovación han sido claves.
El Instituto lidera un gran congreso internacional sobre la enfermedad que se realizará el próximo año en el marco de su aniversario. ¿Qué tienen preparado?
C.W.: Cada cinco años, el Instituto celebra su aniversario y realiza una evaluación del control del cáncer. Hacemos una actualización de los temas con invitados internacionales y nacionales. Se abren espacios no solo para especialistas sino también para pacientes, cuidadores y aseguradores para analizar aspectos administrativos, financieros y éticos y legales. En esencia, todos los interesados en el tema pueden participar en este aniversario de reflexión, aprendizaje y retroalimentación.
¿Qué avances en innovación y nuevas tecnologías para el tratamiento del cáncer son los más destacados hoy?
C.W.: El tratamiento del cáncer ha transformado la realidad de la enfermedad; ahora no solo se clasifica desde el punto de vista anatómico sino molecular. Las terapias blanco molecular y la diferenciación de las mutaciones genéticas han permitido desarrollar una medicina personalizada. El Instituto ha introducido tecnologías como la patología molecular, la patología digital y queremos desarrollar investigación, desarrollo e innovación en biotecnología.
La investigación también es fundamental para liderar estos avances…
C.W.: El Instituto se constituyó como centro académico, de atención y de investigación. En los noventa se convirtió en empresa social del Estado, lo cual limitó sus capacidades de investigación e innovación. La Ley 2291 de 2023 fortalece al INC como centro de investigación pues dado al aumento de la incidencia del cáncer resultaba necesario fortalecerlo. Nuestro modelo es el NCI de Estados Unidos, cabeza de red de investigación que es financiado cien por ciento por el Gobierno nacional.
¿Qué tan importante es la educación en todo este proceso?
C.W.: La evidencia ha demostrado que los hospitales universitarios tienen menor mortalidad que los que no lo son. La academia mejora la calidad, facilita la comunicación entre los especialistas, el cuidado en el ambiente hospitalario y el trabajo en equipo. El personal en formación genera valor a las instituciones y el INC promueve la cultura de la atención integral y humana al paciente con cáncer.
La prevención es vital, ¿cómo ha sido ese trabajo que se lidera desde el Instituto?
C.W.: El INC ha sido el motor para promover la prevención y detección temprana de cáncer porque nos llegan muchos pacientes en estadios avanzados de la enfermedad. Por ejemplo, en la década de los ochenta fue el primero en liderar el programa de control del tabaco en el país y lo mismo ocurrió con la prevención del cáncer de cuello uterino y la participación en investigación sobre VPH.
¿Cuál es la gran enseñanza que siente le han dejado al país en estos 90 años?
C.W.: El Instituto es de todos los colombianos, es un ejemplo de valor público con excelente desempeño en términos financieros, capital humano altamente capacitado, vocación de servicio a la comunidad que comprende el cáncer en sus aspectos biológicos y humanos.
A mediano y largo plazo, ¿en dónde han identificado los principales desafíos?
C.W.: Mantenernos en el mercado de la competencia no ha sido fácil. Queremos lograr la transformación institucional planteada con la ley 2291 de 2023. Ahora vamos a trabajar de manera más articulada, eficiente y colaborativa no solo con el sector público sino con el privado, pues el control del cáncer es una tarea de todos.
*Contenido elaborado con el apoyo del Instituto Nacional de Cancerología.