El año va más que bien para Grupo Alianza, que a pesar de ser una de las compañías más sólidas del sistema, no descarta la posibilidad de explorar nuevas oportunidades; y esta vez, de la mano de sus nuevos aliados. En entrevista con SEMANA, su presidente, Gabriel Uribe, habla sobre los cambios en el modelo de negocio y las expectativas de lo que pasará con la gran apuesta digital. ¿Quiénes son los nuevos socios de Grupo Alianza? ¿Cómo quedó compuesta la participación accionaria? Desde 2013 la compañía pertenece a dos grupos de accionistas: 50 por ciento en cabeza de la Organización DeLima y 50 por ciento en cabeza de Advent International. Éste último es quien vende su participación accionaria a los nuevos accionistas. Frente a ese panorama, La Organización DeLima permanece con su 50 por ciento de acciones y el otro porcentaje es adquirido por un vehículo llamado Australis Inversiones del Pacífico, compuesto por el fondo de capital privado Australis Partners (que adquiere el 25 por ciento de las acciones de la compañía), el Fondo CDPQ de Canadá (que adquiere un 20 por ciento) y el Banco Mundial a través de la Corporación Financiera Internacional IFC (adquiere el 5 por ciento restante). Así queda compuesto ese 50 por ciento de Alianza. ¿Cambia el modelo de negocio? El modelo no cambia. Por supuesto, los nuevos accionistas traen a la mesa un valor bien importante. Por ejemplo, CDPQ es un fondo que tiene AUM (Assets Under Management) por más de 309 billones de dólares, entonces Alianza puede nutrirse de la experiencia y el conocimiento adquirido en la construcción de esos activos bajo administración. Lo que se ha decidido es continuar con la senda estratégica que lleva la compañía, que es una apuesta enfocada en asset management manteniendo todo lo que es su línea de fiducia estructural, que es lo que le dio el crecimiento a esta compañía y por donde arrancó todo. ¿Cuándo quedó autorizada esta alianza? Este era un acuerdo que se venía trabajando desde el año pasado y que estaba pendiente de autorización por parte de la Superintendencia Financiera de Colombia, y solo hasta esta semana se da el cierre del negocio. Así las cosas, esta semana se producirá la transferencia de las acciones y los nuevos accionistas entrarán a ejercer como tal a partir de la reunión de junta directiva de junio. Esto sucede en un momento estratégico para la compañía, teniendo en cuenta las inversiones que viene haciendo Alianza en materia digital… Afortunadamente todo cuadra perfecto. Cuando ellos comenzaron a mirar la compañía les contamos en detalle todo este proceso de transformación que se venía dando, el cual, a propósito, tiene una inversión que ronda los 20 millones de dólares y que tiene dos frentes fundamentales: Por un lado, el negocio de asset management comienza a ser digitalizado. En eso Alianza ya tiene los primeros resultados. Iniciamos este proceso en noviembre del año pasado y ya todas nuestras plataformas presentan unas tasas de crecimiento muy importantes en cuanto a transaccionalidad, tanto al interior de nuestra operación como en la unión de nuestro ecosistema con el mundo exterior. Es decir, con la realidad bancaria de cada uno de nuestros clientes. Por el otro lado, tenemos una transformación importante en plataformas digitales de fiducia, donde realmente nada está inventado. A diferencia de asset management, donde por supuesto la gran mayoría de transacciones, de funcionalidades, están presentes en mercados desarrollados e incluso en el mercado colombiano, en el caso de fiducia no hay nada. Primero porque la fiducia es un modelo un poco diferente a lo que se conoce en el resto de la región y el mundo y, segundo, porque finalmente la transaccionalidad que se da en la fiducia es tremendamente alta, el límite lo pone la imaginación y la ley. En ese modelo se puede hacer cualquier cosa que sea legal y que no tenga que hacerlo una persona interpuesta. De esta manera, es un reto muy grande digitalizar todo ese negocio. ¿En qué consiste puntualmente esa transformación digital? En asset management la persona puede manejar todos sus negocios de fondos de inversión colectiva, fondos de pensión voluntaria y cuentas de inversión a través de una sola herramienta. Es decir, todo su portafolio de acciones, renta fija y todo tipo de instrumentos negociables en bolsa. Actualmente, estos activos son un tema muy importante porque adicionalmente son el único refugio que los empleados formales mantienen frente a la nueva realidad fiscal local. Entonces, la movilidad de dineros en ese ecosistema es total y la persona lo puede hacer a través de su celular o su computador. Luego viene la conexión de ese mundo con los bancos y el movimiento de recursos desde nuestro ecosistema interno hacia cuentas bancarias y en sentido contrario. Allí lo que encontramos es que, al poner todas estas plataformas digitales en funcionamiento, el costo de operación de la compañía se abarata y eso nos permite atender de manera rentable a clientes de menor tamaño, es decir, comienza a democratizarse el acceso a este tipo de herramientas gracias a la tecnología. Otro gran universo es la fiducia estructurada, donde el tema parte de la vinculación de los beneficiarios de área en la fiducia inmobiliaria. Esa vinculación ya se hace de manera digital, en otras palabras, la persona se vincula a Alianza en la sala de ventas. Aquí estamos hablando de personas de estratos dos y tres que se vinculan fácilmente a proyectos VIS y VIP. Por supuesto, otros estratos también participan. Junto con la vinculación digital viene el negocio inmobiliario a través de la web y los pagos a través de la plataforma. Y a partir del segundo semestre vamos a comenzar la recepción digital de órdenes fiduciarias, es decir, que la comunicación ya no será a través de cartas sino de órdenes que se darán en el portal web. ¿Cuál será el resultado de todo esto? Básicamente, nosotros esperamos manejar en cinco años un negocio del doble de nuestro tamaño actual, con las mismas personas que tenemos hoy en día. Actualmente, la compañía tiene más o menos 1.300 personas, manejamos 5.500 fideicomisos y administramos, entre fondos de capital privado y fondos de inversión colectiva, cerca de 13 billones de pesos de activos y cerca de 48 billones de pesos de activos fideicomitidos. Esto debería ser, en cinco años, el doble en volumen de operaciones y en volumen de activos administrados, y lo debemos hacer con las mismas personas que tenemos, porque la productividad se incrementaría de manera muy importante. ¿En qué los ha beneficiado todo este proceso de reconversión? Toda esta inversión y reconversión tecnológica y operativa de la compañía nos ha venido generando importantes mejoras en las diferentes áreas. Una de las más importantes ha sido la de inversiones, que finalmente es por la que nos pagan: invertir bien los recursos de la gente. Y gracias a esa apuesta, la semana pasada nuestra área de inversión fue reconocida por Value and Risk Rating con la calificación AAA (perspectiva estable) como administradores de activos, que es la calificación más alta que se puede obtener y de la cual nos sentimos muy orgullosos. Y ese es el estándar en el que debemos estar para generarles a nuestros clientes el valor y la confianza que necesitan para estar con nosotros. Así mismo, esto nos ha ayudado para que Value and Risk ratifique en AAA la calificación de Riesgo de Contraparte de nuestra fiduciaria y a que le otorguen a nuestra comisionista una calificación AA+. ¿Cómo va este año el negocio para Alianza? El año arrancó excepcionalmente bien. Y así lo demuestran los datos. Por ejemplo, estamos creciendo nuestros ingresos de asset management al 19 por ciento; fiducia estructurada, al 13 por ciento; activos fideicomitidos están creciendo 15 por ciento y el valor de activos administrados en fondos de inversión colectiva y pensión voluntaria crecen al 14 por ciento. Entonces, mantenemos por sexto año consecutivo un crecimiento de dos dígitos tanto en los activos que administramos como en los ingresos que perciben nuestras dos principales líneas de negocio. Esto nos debe generar a final de año un crecimiento del 15 por ciento en el EBITDA de las compañías. Por supuesto, no somos ajenos al entorno económico lento que se ha venido viviendo.