Durante los años 70 y 80, el cultivo de algodón ocupó el segundo renglón de las exportaciones agrícolas más importantes del país. Esta bonanza llegó a su fin por los altos costos de producción y la baja competitividad. Sin embargo, el sector busca apostar nuevamente a este cultivo para impulsar el desarrollo y dinamismo económico de las regiones. La meta es incrementar su producción de 15.000 a 45.000 toneladas entre 2022 y 2025.
Esta propuesta hace parte de la ‘Estrategia 2025′, liderada por la Confederación Colombiana de Algodón (Conalgodón). Según explica César Pardo, presidente de la entidad, con ocasión del Día Mundial del Algodón, el renacer de esta fibra en el país se podría ver afectado por la petición de reducir el porcentaje actual de aranceles para hilos e hilazas importadas. La decisión no solo afectaría a los agricultores y productores, sino a toda la cadena que involucra a las hilanderías y al sector textil.
“Si las hilanderías se quiebran, se acaba con el cultivo porque no habría a quién venderle en Colombia. Además, nuestra producción aún es baja para acceder fluidamente a los mercados internacionales. Por eso, pensar en bajar los aranceles a la importación de hilados sería la nueva plaga para el resurgimiento del algodón”, señaló Pardo. Sin la fibra nacional, se podrían perjudicar las exportaciones de confecciones porque se perdería el beneficio de la hilaza con origen colombiano. Por eso, el reto ahora es fortalecer a las empresas que cultivan algodón para que tengan capital, puedan invertir y comprar maquinaria.
A este llamado se une Jorge Hernán Olarte, director ejecutivo de Diagonal, la intermediaria entre los productores y los compradores de esta fibra nacional, quien menciona que la industria textil colombiana ha hecho un esfuerzo muy grande para poder comprar todo el algodón nacional y abastecerse.
De acuerdo con Olarte, “la hilaza representa solo el 1 por ciento del costo de las prendas, por lo que el impacto de la reducción al arancel es mínimo frente al retroceso que generaría en la recuperación del cultivo del algodón, el aumento del desempleo en el agro y en la industria, y la quiebra que propiciaría en las cuatro hilanderías nacionales que quedan”.
Por eso, cree que se debe priorizar comprar colombian y apoyar al sector algodonero y al textilero. Adicionalmente, menciona el presidente de Conalgodón, la restricción del uso de semillas genéticamente modificadas afectaría al sector, pues estas además de controlar las plagas, son resistentes a los herbicidas y aumentan la productividad.
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