Las repercusiones de los espacios físicos escolares para el desarrollo integral de niños, niñas y adolescentes es un tema que, desde diversas ópticas (mental, física, emocional, académica), se ha abordado como un aspecto relevante en la primera infancia. Estos son el lugar y el momento en los que ellos empiezan a convivir con otros, a hacer amigos, a jugar y a explorar el mundo.

Expertos señalan que en esta etapa el cerebro tiene un desarrollo del 95 por ciento; por lo tanto, es la fase que presenta mayor plasticidad cerebral, lo que indica que los menores logran adaptarse más fácilmente a los nuevos aprendizajes y experiencias. De ahí que el retorno a clases presenciales sea trascendental no solo para superar los desafíos de la virtualidad, sino por la capacidad de resiliencia de la comunidad académica.

Expertos señalan que en esta etapa el cerebro tiene un desarrollo del 95 por ciento. | Foto: Cortesía Colegio Jordán de Sajonia

“Durante la cuarentena tuvimos que ser recursivos y creativos para desarrollar los procesos académico y social; con la presencialidad, el reto se centró en manejar adecuadamente, por ejemplo, el miedo que los más pequeños pudieran sentir al separarse de sus padres, el cumplimiento de los protocolos de bioseguridad, el autocuidado o en recuperar hábitos, ante los cuales los niños han dado lecciones de cumplimiento de una forma muy asertiva”, señala Fr. Javier Antonio Castellanos, O. P., rector del Colegio Jordán de Sajonia, una de las instituciones que más rápidamente ajustó su logística, currículo e instalaciones a la “nueva realidad”.

Educación experiencial

Para el directivo, el trabajo presencial con los más pequeños ha permitido, por ejemplo, generar espacios de encuentro con el otro, experimentar, recrear, leer historias, apreciar el arte, asuntos esenciales para la formación de seres sensibles, creativos, autónomos, independientes, críticos, reflexivos y solidarios; en estos ámbitos, además, están en permanente contacto con pares de su misma edad, desarrollando así procesos de socialización, convivencia y manejo de las emociones.

El trabajo presencial con los más pequeños ha permitido, por ejemplo, generar espacios de encuentro con el otro, experimentar, recrear, leer historias y apreciar el arte. | Foto: Cortesía Colegio Jordán de Sajonia

La presencialidad les ha posibilitado el diseño de modelos académicos más integrales que promueven una educación más experiencial con significativos aportes a los procesos básicos de aprendizaje, como la percepción, el lenguaje, el pensamiento, la atención, la memoria, la motivación y el trabajo colaborativo.

De igual forma, ha sido una oportunidad para que esta institución dominicana ajuste sus locaciones a la nueva dinámica en cuanto a manejo de aforos, espacios al aire libre, distanciamiento físico, pero que faciliten, a la vez, el desarrollo cognitivo, social y emocional de los más pequeños; un objetivo al que el Jordán de Sajonia responde con la construcción y próxima inauguración (en 2022) de un moderno edificio diseñado exclusivamente para los estudiantes de preescolar, donde los más pequeños podrán aprender mientras se divierten.

“La construcción responde, primero que todo, al pensamiento educativo del colegio, con ambientes particulares que los ayudarán a ese desarrollo psicológico, cognitivo y social; espacios de esparcimiento y salones totalmente adecuados para ellos, en forma de Lego, mezclados con la naturaleza, y un juego de colores que hace que sea más acogedor para los niños, con unos parámetros de dignidad humana, libertad, innovación, cuidado del medioambiente, pensado desde la academia, en un entorno lúdico que alienta e inspira la creatividad de los más pequeños”, apunta el religioso dominicano que regenta esta institución. n