Además del impacto sanitario y económico que ha tenido la pandemia, los índices sobre violencia intrafamiliar y de género no han sido alentadores. De acuerdo con los datos del Observatorio Colombiano de las Mujeres, del 22 de marzo al 5 de abril, apenas algunos días después de iniciadas las medidas de confinamiento, se recibieron 1.221 llamadas a la línea 155, destinadas al acompañamiento de las mujeres víctimas de violencia, lo que supuso un incremento del 103 por ciento con respecto al mismo periodo del año anterior.

Por su parte, Martha Mancera, vicefiscal general de la Nación, destacó que en lo corrido del año los casos de violencia intrafamiliar, en los que mujeres y niños suelen ser los más afectados, aumentaron en un 27 por ciento.

Para Maria Camila Correa Flórez, profesora de carrera de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad del Rosario, si bien Colombia es uno de los países que más desarrollos normativos ha realizado en temas de género, esto se está quedando en el papel. “La principal razón para que esas normativas no se apliquen es porque no se ha capacitado adecuadamente a los encargados de lograrlo”, asegura.

Agrega que a lo largo de la historia, la aplicación, el desarrollo y la interpretación de las normas ha sido desde una perspectiva masculina, lo que ha causado prácticas discriminatorias hacia las mujeres y otros colectivos. “Al incluir desde la enseñanza el análisis de género en el derecho, se busca visibilizar esas prácticas y hacer que las leyes se apliquen de manera igualitaria para todos”.

Precisamente, ante la necesidad de consolidar estrategias que permitan proteger los derechos de las mujeres y otras comunidades históricamente discriminadas, desde hace varios años la Facultad de Jurisprudencia del Rosario ha empezado a ejecutar proyectos para enseñar, investigar y poner en práctica un enfoque de género en diversas ramas del derecho.

Enfoque transversal

La estrategia de la facultad en temas de género se ha aplicado transversalmente en tres ámbitos académicos del pregrado de Jurisprudencia: docencia, investigación y extensión.

Quizás uno de los logros más destacados en el ámbito de la docencia es la apertura de un núcleo de concentración en derecho y género, que permitirá a los estudiantes de la carrera graduarse con una profundización en este tema. “Algunas clases con este enfoque ya se venían dictando desde hace dos años, como es el caso de ‘Género, derecho y guerra’ o ‘Derecho penal y género’. La respuesta de los estudiantes nos llevó a plantearnos la posibilidad de ofrecer más electivas de ese tipo”, aclara Correa.

Para el tema de investigación, destaca la docente, el logro fue abrir una línea de investigación sobre derecho y género que es transversal a todos los grupos y semilleros de investigación.

Un espacio para aplicar lo aprendido

Para Karol Martínez, también profesora de carrera de la Facultad de Jurisprudencia y asesora de la Clínica contra la Violencia Intrafamiliar y de Género (VIG) del consultorio jurídico de la universidad, la articulación de enseñanza e investigación se complementa perfectamente con la etapa de extensión, que consiste en los espacios de práctica de los estudiantes.

En este ámbito, los esfuerzos de la universidad han permitido consolidar el VIG, una seccional sin precedentes enfocada en asesorar y acompañar tanto en ámbitos jurídicos como psicosociales a víctimas de violencia intrafamiliar y de género. Esto, además de impactar positivamente a las personas vulneradas, les permite a los estudiantes del pregrado de Jurisprudencia conocer de cerca las problemáticas alrededor de este tema y aplicar por primera vez sus conocimientos desde un enfoque de género.

“Para nosotros es importante que los estudiantes entiendan dónde surge la violencia de género. Con la profundización que creamos, van a tener estudios sobre el tema, para que cuando lleguen a los consultorios jurídicos o ejerzan su profesión sean multiplicadores de la lucha contra esta problemática social”, explica Martínez.

El modelo de esta clínica no solo es pionero por su enfoque, sino por el impacto que ha generado en la creación de modelos similares en otras universidades. “Mi gran sueño es que todos los consultorios jurídicos del país tengan un área de violencia intrafamiliar y de género”, concluye Martínez.