Aunque en Colombia 5,6 millones de mujeres trabajan en el sector rural, el sector agrícola está, en su mayoría, integrado por hombres. Esta realidad que se refleja en las cifras oficiales, evidencia que ellas ganan, en promedio, un 13 por ciento menos que los hombres por la misma labor y trabajan tres horas más al día y su tasa de desempleo es 9 puntos porcentuales más alta que la de ellos.

Las cifras a nivel mundial mantienen la tendencia para las mujeres y, en el sector rural, las brechas de ellas con respecto a los hombres son más marcadas que en contextos urbanos. Frente a estas realidades, la Federación Nacional de Cultivadores de Palma, Fedepalma, inició el desarrollo de una política de equidad de género. Se espera que beneficie a más de 7.000 palmicultores, de los cuales cerca del 31 por ciento son mujeres. De ellas, el 81 por ciento son productoras de pequeña escala; 17 por ciento de mediana y 2 por ciento de gran escala. Ellas representan más del 14 por ciento del empleo formal del sector, es decir, cerca de 62.000 puestos de trabajo, principalmente en cargos administrativos.

El esfuerzo de Fedepalma, que agrupa productores con cerca de 600.000 hectáreas cultivadas en 158 municipios; principalmente en Zonas Más Afectadas por el Conflicto Armado (ZOMAC) y Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET), tiene como tema central la autonomía económica y su relación con cinco ejes: economía del cuidado, salud, educación, violencias basadas en género y toma de decisiones.

“La política de género es una apuesta dentro del trabajo por los derechos humanos que desarrolla el sector y, además, está en línea con los pilares de sostenibilidad económica y social que sustentan nuestra labor. La autonomía económica es el eje, porque sin ella se condiciona el acceso a la salud, a la educación; se dificulta la toma de decisiones. Estudios independientes muestran que, sin autonomía económica, la violencia hacia las mujeres aumenta”, señala Nicolás Pérez Marulanda, presidente de Fedepalma.

El proyecto, financiado por la Cooperación Alemana para el Desarrollo, (GIZ) contempla investigación cuantitativa y cualitativa. En el primer caso, se llevará a cabo una encuesta a nivel nacional, con margen de error del 5% aplicable a cerca de 3.000 personas en todas las actividades de la cadena agroindustrial. Así mismo, se utilizarán herramientas cualitativas como grupos focales, entrevistas semiestructuradas e historias de vida para complementar los hallazgos de la encuesta.

De acuerdo con Pérez Marulanda, la política de género dará los lineamientos estratégicos a nivel sectorial e institucional y propondrá acciones y programas que resalten el rol de la mujer en procesos productivos, administrativos y técnicos. “Estamos orgullosos de ser un gremio agrícola pionero en Colombia en el desarrollo de una política de género”.

*Contenido elaborado con el apoyo de Fedepalma.